Michael Jordan: la estrella de la globalidad en el olimpismo, 1984 y 1992

El astro de los Bulls de Chicago de la NBA jugó en dos ocasiones en el torneo olímpico de basquetbol, en Los Ángeles y en Barcelona. La aparición del Dream Team fue consecuencia de las derrotas de Estados Unidos en Munich 72 y Seul 88. Con la aparición del histórico equipo, el deporte se convirtió en actor principal del libre mercado y los Juegos Olímpicos se convirtieron en un gran negocio en la industria del espectáculo.

Desde su llegada al programa olímpico, en 1952, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas tuvo un objetivo histórico: vencer a Estados Unidos en los deportes en los que era emblema internacional. En la lucha por la supremacía política entre Este y Oeste el deporte fue ideología; campo de batalla real durante la Guerra Fría.

A los dirigentes del Partido Comunista Soviético les venía guango el lema del dominico francés Henri Didon que sostenía que en el deporte lo importante no era ganar, sino participar. Les venía más a modo la sentencia atribuida al coach de futbol americano Vince Lombardi: ganar es lo único.

Para el politburó, vencer a los americanos era, en efecto, lo único.

Cuatro años después de su debut en las Magnas Justas, la delegación soviética se apoderó de la cima del medallero olímpico de Melbourne 56. Había vencido a “los yankees” en disciplinas tan tradicionales en ese país como la gimnasia, el boxeo y algunas de la pista y del campo. La rama femenil era la gran fortaleza del aparato de Estado que se había alimentado, poco después del triunfo de la Revolución de Febrero, de las reuniones atléticas llamadas espartaquiadas, en las que, a finales de los años veinte, se agregó el baloncesto; deporte creado por el canadiense James Naismith pero rápidamente difundido en todas las universidades públicas y privadas de la Unión Americana.

El basquetbol fue incluido en el programa olímpico en los Juegos de Berlín 36. Estados Unidos, Canadá y México (países que habían desarrollado ligas con calendarios bien definidos) se repartieron las primeras medallas. Desde entonces y hasta la final que partió al siglo XX, la de Múnich 1972, los estadounidenses no perdieron un solo partido; la racha ganadora más larga para un equipo nacional en los grandes certámenes. Con excepción de México 68, la quinteta soviética jugó las finales del torneo olímpico contra la estadounidense entre 1952 y 1972. El partido más apretado entre ambos lados de la Utopía se produjo en Tokio 64, cuando la diferencia fue de siete puntos: 73-66. En México, Yugoslavia venció a la URSS en una de las semifinales y perdería el oro ante Estados Unidos (50-65), en un partido de un solo lado.

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