«El despilfarro con dinero ajeno es rapaz»
Por Cacho
La frase con la que se encabeza esta colaboración es adjudicada al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien parafraseaba a Benito Juárez con su máxima: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Pues la vida se encarga de cobrar todas las deudas y al parecer, ya comienza a hacerlo con el mandatario.
“Escupió para arriba” dirían en los barrios populosos, sí, el presidente López se la ha pasado toda su carrera política haciendo berrinches y acusando sin ton ni son a quien le viene en gana, práctica que persiste a la fecha, aún siendo presidente de México, un hombre, carente de virilidad para demostrar sus acusaciones, pero muy presto para lanzarlas.
Siempre lanza al aire su visión de las cosas, nunca con pruebas, mucho menos es capaz de documentar sus “otros datos”, siempre deja “al pueblo bueno y sabio” con la idea de que todos están mal, menos él. Y se aprovecha de la ignorancia, en el mejor y más amplio sentido de la palabra, del pueblo.
Porque en efecto, la mayoría de sus seguidores a priori, quienes lo defienden y apoyan sin pensarlo dos veces, y sin detenerse al menos a analizar con sentido común lo que López les receta, son muy ignorantes, o sea, no saben ni dominan la mayoría de los temas en los que esta administración ha fallado.
Dijo López que desaparecía los fideicomisos por la corrupción imperante en su manejo, no demostró hasta ahora ningún caso. Lo mismo sucedió con las guarderías, los comedores comunitarios, los medicamentos contra el cáncer en menores de edad y de mama, dejando en el desamparo a miles de niños y mujeres, quienes, “con los ladrones neoliberales”, como AMLO califica a sus antecesores, sí contaban con tratamiento garantizado.
La cereza del pastel viene con la cancelación del aeropuerto de Texcoco, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM). La Auditoría Superior de la Federación reveló en la revisión de cuentas del año 2019, el primero del gobierno de López, que el costo para el erario por abandonar esa obra sería de 331.99 miles de millones de pesos.
De inmediato atacó López al órgano del Poder Legislativo, obligando a su titular, David Colmenares, quien, en un acto de genuflexión, demeritó en menos de 24 horas el trabajo de meses realizado por especialistas (un auditor lo es).
Esa labor y las horas, días, semanas y meses dedicados a estudiar la cuenta pública del 2019 (pues no lo hicieron en 24 horas), fueron tiradas al drenaje por un funcionario que no fue capaz de defender el trabajo de sus subalternos.
Por el contrario, rodó la cabeza de Agustín Caso Raphael, el auditor que hizo el dictamen sobre el NAIM, y además, es investigado.
Así las cosas.
Sin embargo, quienes no cobran salario de las arcas públicas, pueden y deben señalar las fallas y despilfarros cometidos con el dinero de todos nosotros, los mexicanos que pagamos impuestos para que la élite política devengue unos salarios que son una majadería para la mayoría de los pocos que aún conservan una plaza laboral y que pagan impuestos.
Tal es el caso de Manuel J. Molano, economista en jefe del Instituto Mexicano para la Competitividad, A. C. (IMCO) y consejero de México Unido contra la Delincuencia (MUCD), quien desnuda, con lo que llama las increíbles cifras voladoras, en una colaboración para el diario de la Ciudad de México El Financiero, algunas cifras relacionadas con la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
Y así lo explica:
“Una pieza fundamental para el análisis son los estados financieros dictaminados del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) para los años 2018 y 19, mismos que no estaban disponibles entre diciembre de 2018 y el verano de 2019, cuando se canceló el proyecto. Estos documentos están en la página de GACM: https://cutt.ly/slCoDHB”.
“El estado financiero revela una pérdida en GACM de 86 mil 781 mdp en 2018 y 12 mil 357 mdp en 2019. Es decir: las reglas de contabilidad mexicanas no comparten el argumento del secretario Herrera. Los flujos de salida de esos años, por encima de los ingresos de GACM, resultaron en una pérdida de 99 mil 138 mdp”.
“A esa pérdida, hay que sumarle las participaciones, transferencias y otros subsidios entregados a GACM en los años 2018 y 19, por 60 mil 618 y 273 millones de pesos. El estado de actividades consigna “Otros ingresos y beneficios” para los cuales no hay nota explicativa en esos años, por 70.85 mil mdp en 2018, y 6.9 mil mdp en 2019. Eso implica que en esos dos años el gobierno se quedó en números rojos con GACM, una subsidiaria de SCT, por 237.77 miles de mdp. Para esos años, el auditor fue Mazaris”.
Posteriormente refuerza con lo siguiente:
“SCT le otorgó a GACM la concesión para construir, administrar, operar y explotar el NAIM el 26 de enero de 2015. Por ello, este ejercicio tendría que repetirse para los años 2015, 16 y 17…”.
“La mayor parte de la deuda contratada para el NAIM nunca se reflejó en el balance de GACM; quedó en un fideicomiso. Si sumamos la pérdida, los subsidios y los otros beneficios para los años 2015, 16 y 17 con la de los años 2018 y 2019, llegamos a un gran total de 375.772 miles de millones de pesos. De ese tamaño es el “debe” del lado de GACM y el “haber” del lado de SHCP”.
Continúa:
¿Es ese el costo por la cancelación? No, porque quedan valores residuales. Los terrenos y obras del NAIM Texcoco tienen un valor de rescate. Hay bonos MEXCAT que financiaron parcialmente la operación, por 4 mil 100 mdd, que todavía están en el mercado. No conocemos los convenios mediante los cuales se transfirieron contratos, insumos y activos del NAIM a la Sedena para la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Hasta que no se empaten todos los activos y pasivos residuales, no conoceremos el total del costo de cancelación”.
Luego de leer lo anterior, lo menos que dicta el sentido común es preguntarse ¿Se quedará impune el malgasto de los recursos nacionales para cumplir caprichos de un gobernante que sigue en campaña?
También hay que sumarle los casi 481 mil millones de pesos que el año pasado perdió Pemex y los casi 79 mil millones que la CFE convirtió en humo en el mismo periodo.
Por lo tanto, en eso le concedo la razón al presidente López, en efecto, el despilfarro del dinero ajeno, es rapaz.
Pues, se tenía que decir… y se dijo.