REPORTAJE | Solapa UACH a “El Mago”, médico acusado de violación y robo de pacientes

 

Redacción/La Paradoja

Chihuahua, Chih.- Gonzalo Hernández Guízar, médico ortopedista sustituto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene, al menos, una carpeta de investigación por el delito de violación en contra de una estudiante de residencias médicas de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) e, incluso con esa investigación y con el robo de pacientes del Hospital Morelos, continúa laborando en la Clínica 33 del IMSS.

El caso del médico Hernández Guízar, apodado como “El Mago” por el robo de pacientes para su operación en instituciones privadas, es un claro ejemplo de la poca o nula disposición que tienen los entes públicos de proteger tanto a trabajadores como pacientes de personal de salud que actúa en los márgenes de la ley o en flagrantes delitos sin que enfrenten las consecuencias de sus actos.

Fue hace más de un año que el médico ortopedista fue acusado por una estudiante de residencias (de quien se omiten sus datos para evitar su revictimización) de haber cometido una violación en su contra. La carpeta de investigación del caso en la Fiscalía de la Mujer es la 15147/24, misma que no ha visto avances que esclarezcan el delito y se le dé acceso a la justicia, porque ni la UACH ha intervenido, a pesar de que la víctima es parte de su plantilla estudiantil, ni el IMSS por ambos ser integrantes de la plantilla laboral.

La UACH, según la misma víctima, justificó su omisión en el caso al alegar que el delito “se había cometido fuera de la institución” (del Hospital Morelos), y aseguró no tener la obligación de inmiscuirse en la investigación del delito ni la protección de la estudiante.

A raíz de esto, surgen las dudas:

  • ¿Es de esta forma que la universidad que se autodenomina la casa de estudios del estado protege a sus estudiantes de depredadores sexuales?
  • ¿Por qué la UACH se deslindó de brindar apoyo emocional, psicológico, académico y laboral a una de sus estudiantes por un caso de violación que no sucedió dentro del Hospital Morelos?
  • ¿Por qué la UACH protege al médico ortopedista Gonzalo Hernández Guízar con su inacción?

De la misma forma, el área de Defensoría de los Derechos Universitarios no intervino en el caso de violación a una de las estudiantes de residencias de la UACH, ni siquiera por oficio, por la misma justificación que la universidad otorgó en su momento, aunque este órgano se dice autónomo e independiente en presupuesto y decisiones.

Con ello, la Defensoría faltó al Protocolo de Actuación en Casos de Violencia de Género, aprobado por el Consejo Universitario el 06 de agosto de 2024 y asentado en el Acta 621, el cual se encuentra vigente y que protege a víctimas de violencia de género en sus siguientes apartados:

En sus 3 Niveles de Prevención, al no investigar, no ser proactiva ni abordar casos concretos de violencia de género y darle el correcto seguimiento.
En su Nivel 4 (que enlista los casos más graves, como la violación) de valoración de la violencia, donde se refieren en dicho Protocolo como la “guía para la valoración de la intensidad y riesgo de violencia que se atienda”.

De la misma forma, la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la UACH también omitió otorgar amparo, protección y apoyo a una de sus alumnas de residencias víctima de violación al dar la misma justificación que la universidad.

Como consecuencia de lo anterior, surgen de nuevo las siguientes preguntas:

  • ¿Es de esta forma que la UACH, la Defensoría de los Derecho Universitarios y la Facultad de Medicina protegen a las personas que están bajo su responsabilidad y que los representan dentro y fuera de las organizaciones al ser formalmente alumnas y alumnos de esta institución?
  • ¿No se dan cuenta las cabezas de la UACH que al ser omisos en casos de violencia de género se ejerce otro tipo de violencia como lo es la institucional? ¿O es que acaso ni siquiera conocen acerca de esta violencia y cómo la llevan a cabo las instituciones?
  • ¿Es así como la Defensoría aplica el Protocolo de Actuación a menos de un año de su implementación?

La UACH no es la única culpable y omisa

Lamentablemente, la UACH no es el único ente que dejó desamparada a la alumna cuando fue víctima de violación por parte del médico ortopedista Gonzalo Hernández Guízar.

El IMSS también tuvo conocimiento sobre el delito cometido por uno de sus trabajadores sustitutos en contra de una residente, ambos empleados en ese momento del Hospital Morelos. Sin embargo, a pesar de que en el hospital tuvieron conocimiento del delito cometido por uno de sus trabajadores, así como de la denuncia que la víctima presentó en la Fiscalía General del Estado, el médico ortopedista Gonzalo Hernández Guízar continuó con su trabajo en el nosocomio sin ninguna reprimenda, amonestación o separación del cargo, a pesar de que la víctima tenía que convivir con el depredador sexual diariamente por sus obligaciones laborales.

Por otra parte, dentro del Hospital Morelos cupo la ética profesional, laboral y académica; la proactividad para proteger a la víctima de violación y la actuación con perspectiva de género en una trabajadora de la institución.

La doctora Norma Araujo Henríquez, Jefa de Enseñanza de Traumatología y Ortopedia del Hospital Morelos (según datos colocados en la página oficial de la universidad) decidió remover, ante la inacción del IMSS y de la UACH, al médico Gonzalo Hernández Guízar de su puesto como médico adscrito del área de Traumatología y Ortopedia del nosocomio, con clave 08 (otorgada a médicos sustitutos, según datos del IMSS) y colocado en la Unidad Médica Familiar 33 (conocida como Clínica 33) ubicada en la avenida Ocampo.

 

Dra. Norma Araujo 

La decisión de la doctora (de la cual no se duda que se quieran tomar represalias en su contra al ser la única que ayudó a la víctima, con justificaciones como faltar al adecuado procedimiento del protocolo de actuación en casos de violencia o no denunciar formalmente al depredador sexual, entre otras) fue con el afán de proteger de un posible nuevo ataque en contra de la víctima por parte del médico Gonzalo Hernández Guízar, así como de salvaguardar la integridad física, psicológica y emocional de la afectada a raíz de la proximidad que tenían ambas personas.

La doctora Araujo, con esto, protegió a la víctima del delito como no lo hicieron ni la UACH ni el IMSS, dado que aplicó medidas de prevención para minimizar el riesgo de un nuevo ataque en contra de la persona agredida y brindó la seguridad que la ofendida necesitaba para desempeñar su labor.

No obstante, con la remoción del Hospital Morelos del médico Gonzalo Hernández Guízar no acabaron los problemas ligados a su nombre.

¿Por qué le apodan “El Mago” a Gonzalo Hernández Guízar?

Dentro del Hospital Morelos existe un censo de pacientes con sus datos generales, diagnóstico, personal que lo atiende y en dónde se ubica dentro del nosocomio. El médico Gonzalo Hernández Guízar se aprovechó de dicho censo para ubicar a pacientes que fueran candidatos a operación de su especialidad (Traumatología y Ortopedia) para, a base de engaños, poderlos enganchar a una clínica privada y cobrar los honorarios del procedimiento quirúrgico.

El modus operandi de Hernández Guízar era el siguiente:

  1. Ubicaba a pacientes candidatos a operación de Traumatología y Ortopedia por medio del censo (con ayuda de personas que tenían acceso a dicha información).
  2. Asustaba, a base de engaños a los pacientes o sus familiares, diciéndoles que la o el paciente se iba a morir si no lo operaban de urgencia o que pasarían mucho tiempo internados los pacientes para que estos fueran intervenidos en el hospital.
  3. Una vez infundado el miedo, Hernández Guízar ofrecía sus servicios particulares a través del Hospital Palmore (al ser este el nosocomio privado más barato para una operación).
  4. Engañados y convencidos de que era la mejor opción, las personas pedían el alta voluntaria para ser atendidos en la clínica privada y “salvar la vida” de sus familiares.
  5. Hernández Guízar realizaba el procedimiento y cobraba los honorarios por la operación.

Es por lo anterior que el personal del Hospital Morelos se le conoce como “El Mago”, dado que de un momento a otro, pacientes anexados en el censo desaparecían (por pedir el alta voluntaria) cuando se hacían las revisiones para poder intervenirlos dentro del hospital de manera gratuita.

La red de cómplices para la extracción de pacientes

Ahora bien, a pesar de la remoción del médico depredador sexual Gonzalo Hernández Guízar, los pacientes “desaparecían” de todas formas del hospital y eso tenía una razón. Hernández Guízar se armó de una red de cómplices, quienes le filtraban información de pacientes candidatos a operación (ya sea por compadrazgos, por un pago de por medio, por favores o cualquier otra razón que no se ha esclarecido) incluso cuando él ya no formaba parte de la plantilla del Hospital Morelos.

Una de las personas que participó activamente en estas prácticas poco profesionales fue la doctora Gabriela Ortiz, pareja sentimental de Gonzalo Hernández Guízar.

Gonzalo Hernández Guízar y Gabriela Ortiz

La doctora Ortiz se desempeñaba como médica de atención en el TRIAGE del área de Urgencias del Hospital Morelos. Esta zona del sanatorio funciona como primer filtro para la atención de derechohabientes que llegan al lugar con diferentes afecciones para su atención médica.

Esta posición fue aprovechada por la doctora Ortiz para tener acceso a la información de los pacientes y pasar la información a Gonzalo Hernández Guízar, quien comenzaba con la operación para “desaparecer” a los pacientes del hospital.

Este hecho fue de conocimiento de las autoridades del Hospital Morelos. Por ello, el entonces subdirector del nosocomio, Dr. Jorge Arturo Torres López la encaró por este claro conflicto de intereses, prácticas desleales y falta de ética, por lo cual ella aceptó que ayudaba a Hernández Guízar a llevarse pacientes del hospital a la iniciativa privada para poder cobrar por sus servicios. Por lo tanto, el doctor Torres López tomó la decisión de removerla del TRIAGE de Urgencias y colocarla como secretaria de Dirección para tenerla supervisada personalmente, luego de que él cubriera el puesto de la Dirección del hospital cuando fue removida, por motivos que no se tienen claros, la doctora María Guadalupe Nájera.

Dr. Jorge Arturo Torres López 

Asimismo, es de conocimiento de gran parte del personal del Hospital Morelos que el médico ortopedista Gonzalo Hernández Guízar tiene una red de cómplices quienes le ayudan a extraer pacientes para cobrar honorarios por sus servicios. Inclusive, es un problema del cual tienen conocimiento y pruebas las cabezas del hospital, en donde incluso se les han hecho llegar fotografías de la misma asistente de Hernández Guízar (quien no labora en el sanatorio) vestida con uniformes del nosocomio mientras le toma los datos a las personas candidatas a operación para llevarlos hacia el Hospital Palmore.

Denuncias por parte de pacientes por malas prácticas de “El Mago” Hernández Guízar

Finalmente, se tienen registros dentro del hospital de denuncias escritas por pacientes o sus familiares, donde señalan directamente al médico Gonzalo Hernández Guízar como la persona que los asustó con la misma táctica citada en párrafos anteriores: se aprovechaba del desconocimiento en cuestiones médicas de los pacientes o sus familias para infundirles miedo al asegurarles que la persona, si no era operada de urgencia, perdería la vida o que la operación por parte del Hospital Morelos se prolongaría por meses y, con esta manipulación psicológica, convencía a las víctimas de sus malas prácticas de pedir el alta voluntaria y llevárselos a operarse en la iniciativa privada.

Es aquí donde surgen, una vez más, los siguientes cuestionamientos:

  • ¿Qué le debe el Hospital Morelos al médico Gonzalo Hernández Guízar para que no sea cesado, incluso con denuncias penales y administrativas que pesan en su contra?
  • ¿Quién protege al médico Hernández Guízar para que se pueda mantener en su puesto, a pesar de ser acusado de violación y de malas prácticas que pueden caer en el fraude?
  • ¿Acaso en el Hospital Morelos no se tiene un registro del personal que ingresa y egresa de la institución para que personas ajenas al mismo tengan libre acceso a los pacientes?
  • ¿Por qué los directivos del hospital, que tienen pleno conocimiento de lo sucedido, no hacen nada para resolver los conflictos causados por Hernández Guízar?

El médico ortopedista Gonzalo Hernández Guízar es un claro ejemplo de que los protocolos de actuación para casos de violencia de género no funcionan en las entidades públicas cuando no se tiene la voluntad de hacerlas cumplir y, muy por el contrario, se intenta barrer por debajo de la alfombra todos los problemas que aquejan a la ya de por sí vapuleada institución.

La víctima de violación, a más de un año de lo sucedido, exclama por justicia desde el anonimato, no solamente para protegerse a ella, sino a otras tantas personas que directa o indirectamente han sido afectadas por el comportamiento delictivo de “El Mago”.

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