
Ser multitask se ha percibido como un sinónimo de productividad. En las reuniones de trabajo, por ejemplo, es común que alguien desvíe rápidamente la atención para contestar sus mensajes de Whatsapp o revisar algún documento de un asunto ajeno a la junta. O en la calle también, cuando alguien lee un libro mientras espera el café que ordenó minutos atrás.
Sin embargo, esta habilidad se desarrolla a costa de la salud mental y con una perspectiva falsa de nuestra verdadera capacidad para realizar exitosamente dos o más tareas al mismo tiempo.
¿Qué es el multitasking y cuáles son sus consecuencias?
Una persona multitask (o multitarea por su traducción al español) es aquella capaz de realizar dos o más actividades al mismo tiempo, alternando rápidamente su atención entre una y otra. Es una condición esencial del comportamiento humano que, en la mayoría de las veces, ni cuenta nos damos cuando ocurre ¿Quién no ha hecho la limpieza de la casa con su playlist favorita de fondo? ¿O qué tal cuándo dos mejores amigas echan el chisme mientras una de ellas maneja?
Pese a ello, estudios señalan que el término es por sí mismo equivocado, ya que la mente está diseñada para el monotasking (realizar una actividad a la vez). Incluso, lo han asociado más con el déficit del rendimiento que con su fortalecimiento.
Esto debido a que el cerebro carece de la arquitectura necesaria (refiriéndose a los procesos cognitivos y neuronales) para realizar dos o más tareas al mismo tiempo.
En su lugar, lo que se propicia es una sobrecarga mental y, como resultado, comenzamos a alternar nuestra atención entre una actividad y otra, pero sin finalizarlas, tardándonos más o incluso cometiendo muchos más errores.
Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington identificó tres sistemas cerebrales particularmente involucrados durante el proceso del multitask: la red de control frontoparietal, la red de atención dorsal y la ventral.
El primero de ellos facilita la codificación de una actividad y la selección y descarte de información para poder ejecutarla, mientras que el segundo nos ayuda a mantener la atención hacia un objetivo. Ambos entran en acción cuando nos dedicamos a una tarea ¿Pero qué pasa cuando intentamos atender varias a la vez?
Dichos flujos de información (tanto los relevantes, como los irrelevantes) se captan indiscriminadamente por la red de atención ventral, encargada de redirigir la atención hacia cosas que nos parecen atractivas. Consecuentemente, nos distraemos con mayor facilidad.
En otras palabras: las personas multitask generan diversos objetivos que para el cerebro resultan imposibles de identificar con cuáles sí puede realizar una actividad o con cuáles no. De ahí que son más propensos a confundirse, distraerse y equivocarse.
Pero no suficiente con afectar al rendimiento, varios expertos coinciden en que el multitasking puede convertirse en un causante de estrés negativo si se realiza con frecuencia o en exceso.
“Si distribuimos simultáneamente nuestra atención a cinco, siete, ocho o las tareas que sean, no nos estamos enfocando en una. Nos estamos ocupando ya veces preocupando por resolverlas adecuadamente”, explicó el doctor Emiliano Villavicencio Trejo en entrevista con Milenio.
Incluso se ha demostrado que atender un sin número de compromisos puede provocar agotamiento físico, emocional y cognitivo. Aunque para estos dos últimos influyen otros factores, tales como las características de las tareas o las habilidades cognitivas de cada persona.
“Yo creo que si ponemos en una balanza, (…) el costo es demasiado caro en relación a los beneficios que implica ser multitarea”, concluyó el especialista.
¿Cómo enfocarnos mejor?
La apuesta de los teléfonos inteligentes actuales es la eficiencia: tener al alcance de tu mano lo que necesitas para tu día a día.
Bajo esa línea, las compañías lanzan al mercado celulares con procesadores cada vez más rápidos que te permiten, por ejemplo, editar una fotografía con Inteligencia Artificial (IA), mientras esperas que un correo se envíe al tiempo que tu canción favorita se reproduce en Spotify.
De ese modo se logra llevar el multitasking a un nivel casi omnipresente (estar presente en todas partes a la vez). Más aún dentro del ámbito laboral, donde resulta “muy conveniente que un trabajador esté atendiendo, cinco, seis o siete cosas al mismo tiempo”, en palabras de Villavicencio.
La buena noticia es que dentro de esta realidad multitask, aún es posible cambiar el chip hacia el monotasking y, con ello, reducir el desorden mental. La clave está en las pequeñas acciones y el esfuerzo consciente para volver a entrenar al cerebro.
Entre las recomendaciones está, en primer lugar, priorizar las actividades por orden de importancia, enfocarnos en las más esenciales y no continuar hasta terminarlas.
Para evitar distracciones se puede optar por estrategias como el “método Pomodoro”, el cual plantea dedicar 25 minutos de concentración profunda por cinco minutos de descanso. También se sugiere apagar las notificaciones del celular o cerrar las pestañas que ya no estemos utilizando.
¡Anótalo!
Tips para concentrarse mejor
- Dividir las tareas en mini-tareas
- Realizar las actividades más difíciles
- Utilizar apps que ayuden a organizarte
- Respetar los tiempos de descanso
- Desactivar las notificaciones
- Cerrar las ventanas y aplicaciones que no nos sirvan
- Plantear objetivos
El debate alrededor del multitasking continúa: si bien el común denominador suelen ser las afectaciones negativas a la salud mental, también hay casos donde su práctica motiva la creatividad y la capacidad de respuesta, reduce la procrastinación e incluso llega a impulsar la productividad laboral.
Claro, todo ello mientras las tareas se conducen con orden y conciencia.
Información de Milenio.