
“La verdad es la única que puede hacer felices a los hombres”
(Marco Tulio Cicerón)
Por FerMan
El pasado 30 de enero de 2025, de nueva cuenta, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cumpliendo la agenda de la cultura de la muerte, invalidó, con efectos generales, disposiciones del código penal de nuestro estado, a través de la declaratoria general de inconstitucionalidad de los artículos 143, párrafos primero y segundo, 145 y 146, fracción I, mismos que prevén el delito de aborto. Esto significa que, dichos artículos deben ser expulsados del sistema jurídico, pues derivado de una errónea interpretación, a dicho de los ministros, son contrarios a derechos humanos previstos en la Constitución Federal y los tratados internacionales.
Como antecedente de esta declaratoria general encontramos que, el 18 de octubre de 2023, la Primera Sala de la SCJN, al resolver el amparo en revisión 666/2023, determinó que dichos preceptos legales son violatorios de los derechos humanos de las mujeres y de las personas gestantes, especialmente del derecho a la igualdad y no discriminación y al de la salud. Lo anterior con el falaz argumento de que, dichos preceptos obligan a las mujeres a ser madres, lo cual contradice su proyecto de vida, atenta contra su derecho al disfrute del bienestar físico, mental y social, conforme a los cuales se les reconoce el control de su salud y cuerpo, así como de su libertad sexual.
Esto es, se prioriza un placer, en este caso de carácter sexual, al de una vida humana, lo cual, a todas luces es una aberración, por no decir, un verdadero crimen. Con esta declaratoria general de inconstitucionalidad, todas las autoridades están obligadas a cumplirla y la misma, tiene el alcance de que los artículos determinados inconstitucionales no sean aplicados a persona alguna, así mismo, al tratarse de materia penal, dichos efectos son de carácter retroactivo a la fecha de entrada en vigor de los artículos invalidados, esto en beneficio de las personas gestantes que están siendo investigadas, procesadas o que hayan sido condenadas por la comisión del delito de aborto, aplicando todo ello también en beneficio de los profesionales de los servicios médicos y de la salud, siempre que el asesinato del niño haya sido con el consentimiento de la madre.
No obstante, de acuerdo a información de las autoridades competentes, en nuestra entidad federativa, no se encuentra ninguna mujer investigada o procesada, menos sentenciada por la comisión del delito de aborto, lo que revela una gran mentira en los argumentos tomados en cuenta para emitir la declaratoria general de inconstitucionalidad. Es muy lamentable que los ministros de la muerte, mediante una resolución cuasi legislativa y sin respetar el sentir de la gran mayoría de los chihuahuenses, obliguen a otra entidad federativa a legalizar el asesinato de seres humanos por nacer.
En la actualidad, no se requiere tener muchos conocimientos, pues es de sentido común, para entender que, quien se asesina en el vientre de una mujer, es un niño o niña que se está formando para nacer, pero que, por decisiones incorrectas se lo impidieron. Así mismo, conforme a los descubrimientos científicos, se tiene certeza de que la vida inicia desde el momento de la concepción y termina con la muerte de toda persona humana, por lo que, para llegar a ser lo que somos, todos pasamos por el mismo proceso, esto es, por la fecundación del óvulo por un espermatozoide, mismos que al unirse, crean un nuevo ser humano, con un código genético diferente al de sus progenitores, incluso, con sangre distinta a la de la madre, por lo que sin duda alguna, es un ser humano distinto al cuerpo de la madre, que solo necesita que se le permita desarrollarse, pero que a través del aborto, se le asesina.
En el mismo contexto, desde que una mujer está embarazada, ya es madre, pues todo su cuerpo se prepara para ello, independientemente de que se asesine al bebé por nacer en cualquier momento del embarazo, pues incluso, de manera coloquial, todo mundo sabe que, cuando vemos a una mujer embarazada se le pregunta por su bebé, si va ser varón o mujercita, cuánto tiempo tiene, etcétera, más en la realidad nunca se le pregunta, cuánto tiempo tiene su bola de células, como así lo han querido hacer ver quienes promueven la cultura de la muerte.
Po lo tanto, científicamente y además por sentido común, se ha demostrado que, desde el momento en que una mujer queda embarazada, se inicia una nueva vida, distinta a la de sus progenitores, por lo que, de no permitir el libre desarrollo de esa nueva vida, se le está violentado su derecho humano a vivir, derecho que sin duda, es preponderante y de mayor valor, derecho sine quan non, de no respetarse, se hacen nugatorios todos los demás derechos humanos. Lo anterior así se encuentra estipulado, entre otros tratados internacionales, en el artículo 6º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que establece: “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”.
Además en su inciso 5, prohíbe la pena de muerte para menores de edad y mujeres en estado de gravidez, esto es, mujeres embarazadas, por considerar que existe otra vida humana, distinta a la de la mujer, que sería absolutamente inocente de cualquier cargo; y así mismo, en el artículo 4º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que establece: “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho será protegido por la ley, y en general, a partir del momento de la concepción”, en general, esto significa que siempre, y que solo se permitirá privar de la vida a alguna persona en circunstancias muy específicas, pero no de manera libre, por puro placer, como lo han determinado los ministros de la SCJN, interpretando erróneamente toda la normatividad que regula el derecho humano a la vida desde el momento de la concepción.
Qué lamentable que la cultura de la muerte se esté imponiendo, violentando verdaderos derechos humanos para satisfacer intereses perversos. Quiera Dios que, ninguna mujer se encuentre en la penosa situación de tomar la grave decisión de asesinar, en su propio vientre, a su bebé, pero en caso de encontrarse en dicha situación, ruego a Dios que prefiera darle la oportunidad de nacer y en todo caso, darlo en adopción. Que así sea.
“Fiat Justitiae, Pereat Mundus”.