
“Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos”
(Aristóteles)
Por FerMan
En las clases de Doctorado en Bioética, se nos enseñó que, según sea el sistema filosófico, esto es la cosmovisión, así será el concepto del mundo y del hombre que vamos a tener, de donde se derivarán las políticas públicas de los sistemas de gobierno. De aquí la importancia de conocer, entre tantos pensamientos filosóficos, cuál es el correcto y verdadero. De entre todas las doctrinas filosóficas, la filosofía realista es la única que demuestra la verdad, entendida esta como “la adecuación de la percepción a la realidad” o como decía el filósofo Issac Israeli en el Siglo IX, “la verdad no es otra cosa que la adecuación de la cosa al intelecto”.
En la actualidad, conocer la verdad es de suma importancia porque, entre más nos alejamos de la realidad, más alejados estamos de ella y en consecuencia, más cerca estamos de aceptar ideologías perversas como la de género, feminismo, abortismo, comunismo, autoritarismo, entre otras, mismas que generan un falso imperio de los derechos humanos, atentando en contra de la dignidad del ser humano, denigrándolo a menos que bestia. Pero para llegar al conocimiento de la verdadera filosofía, es necesario saber qué es la filosofía y así mismo, tener conocimientos básicos en algunas disciplinas filosóficas como la metafísica, antropología, ética y bioética.
Así que, para adentrarnos de manera muy general al mundo de la filosofía, me permito señalar algunos conceptos básicos, entre ellos el de filosofía, entendida como la ciencia que estudia todas las cosas por sus últimas causas, a la luz natural de la razón. Y decimos que la filosofía es una ciencia porque es un saber de lo necesario y de lo necesario por sus últimas causas, de ahí que la filosofía es lo más opuesto a un saber opinable, de lo cual, algo puede ser opinable porque es contingente o por la ignorancia de la gente que opinan por algo que no es opinable; por ejemplo, 2 más 2 son 4, esto de ninguna manera puede ser opinable, pero para quien ignore la aritmética sí puede ser opinable.
De ahí la importancia de conocer de lo que se va a opinar porque, quien opina sobre cuestiones científicas sin tener los conocimientos adecuados, lo único que hace es manifestar su ignorancia. Así mismo, es la razón, y no otro tipo de argumentos como el de la fe, la única herramienta que la filosofía utiliza para lograr su objetivo, que es el conocimiento de todas las cosas existentes en el universo, tanto entes materiales como inmateriales, esto es, lo tangible como lo intangible, en donde entran Dios, el hombre y el mundo, pero llegando a dicho conocimiento, a través de la luz natural de la razón.
No olvidemos que existen causas próximas y causas remotas, entendidas como próximas las que están más cerca de los efectos, siendo objeto de las ciencias particulares o experimentales como la Física, Química, Matemáticas o Biología y se entiende por causas remotas o últimas, como aquellas que están más lejos de los efectos, mismas que siempre son necesarias y son el objeto de la filosofía, en este sentido, todas las cosas tienen cuatro causas, a saber, la causa material que responde a la pregunta de qué está hecho algo, la causa formal, que responde a la pregunta qué es algo, la causa eficiente que responde a la pregunta quién lo hizo y finalmente la causa final que responde a la pregunta para qué lo hizo.
Así mismo, una de las disciplinas importantes dentro de la filosofía es la metafísica, misma que estudia el ser en cuanto ser, esto es, el estudio de las cosas existentes en cuanto a su ser, para lo cual, se debe atender a los tratados derivados de la metafísica, como son la ontología, que es el estudio del ser en general, la teología natural o teodicea, que es el estudio de la causa del ser de Dios y por último, la gnoseología o teoría del conocimiento, entendida como el estudio de los alcances del conocimiento del ser. Como vemos, para llegar a la verdad de las cosas, es necesario tener vastos conocimientos filosóficos, porque de lo contrario, caeremos en los absurdos que nos llevan a inventar leyes, derechos o situaciones que perjudican al ser humano, así como todo su entorno.
“Fiat Justitiae, Pereat Mudndus”.