Radio Educación una estación radiofónica centenaria
Una herencia vasconcelista
Heriberto Ramírez
Hace unas semanas me hice a mí mismo la idea de aceptar una invitación de la XEEP Radio Educación para escribir una carta de puño y letra con motivo de su centenario. Por una u otra razón la postergué hasta que hoy finalmente quedó. Escribirla resultó fácil, a diferencia de quienes dicen haber olvidado escribir a mano. Las complicaciones iniciaron cuando busqué una sucursal de Sepomex, o lo antes fue Correos de México, recordaba que en el centro había una oficina, me trasladé ahí, aprovechando un paso por la zona. Nada, ya no existe esa oficina en la calle Victoria.
Al día siguiente busqué en Google y encontré una en mi cercanía en la calle Ocampo. Ya tenía la carta pero me faltaba el sobre, marqué al teléfono que aparecía en su página y nadie contestó. Así me lancé, pues de sobres nada, no vendían. Tampoco había una papelería al lado o enfrente. Busqué una y compre cinco, qué tal y lo vuelva a necesitar. Pues hoy pude enviar la dichosa carta, que me permitió retomar una práctica en total desuso, que si bien suena a ocurrencia tampoco es un despropósito.
Les transcribo y comparto la carta que de acuerdo a la invitación busca reunir testimonios sobre la forma en que la estación radiofónica se ha vinculado a nuestras vidas.
“Hola estimados amigos radioactivos de R. E.
Mi vínculo con R. E. se remonta a la mitad de los 80. Una noche como tantas otras me dedique a explorar el cuadrante en un radiecito japonés de esos que eran televisión, despertador y demás. La TV ya no funcionaba y la antena era un gancho de ropa. Al girar de un lado a otro el botón del dial buscando algo de interés, llamó mi atención la voz de un cantante, que guardaba un gran parecido con otro que amenizaba nuestras veladas en la FFyL en la UACH (Gabriel Ortiz); pero no, a la hora de los créditos resultó ser Rodrigo González.
A partir de ahí seguí la estación, las noches y las madrugadas podía escuchar ciertos programas, el de jazz de Kazuya Zakai, o “De puntitas” de Emilio Ebergenyi. Luego, “A campo traviesa” de Rodrigo de Oyarzabal, “El erotómano rojo”, entre otros. Por la misma estación me enteré de la muerte de Rodrigo González.
Su cobertura de la guerrilla en Centroamérica me mantenía al tanto cada día, o debo decir noche, porque solo en esa hora se captaba la señal hasta mi modesta vivienda en una vecindad del centro histórico de Chihuahua.
Esta conexión radiofónica me hizo sentir conectado con el mundo, sin tener televisión podía captar el pulso de muchas músicas, apreciar voces muy respetables en la locución. Me proveyó de una cultura musical que no tenía. Fu parte en la conformación de mi propia identidad. Tenía algo que nadie más en mi entorno poseía. La frecuencia desapareció del cuadrante por la invasión del espacio radiofónico por una Poderosa estación regia que la anuló.
Así dejé de escuchar la estación por un largo periodo hasta que el internet lo hizo posible, la seña al principio era muy entrecortada y hacía difícil su escucha. Al paso del tiempo eso mejoró. Ahora escucho “El son para bailar”, “Para un diccionario de la imaginación”, y “Lunes tormentoso”, que escucho ahora mismo.
R.E. entró directo a mis afectos, en cuanto estuve por Mexicalpán me di la vuelta a conocer la estación, había en aquel entonces una cabina del Correo del libro en el exterior.
Cada mañana me dejo contagiar por el optimismo de Manuel Chávez y la elocuencia de Maru Pulido. Con el centenario me siento parte de los festejos. Me entusiasma que a cien años todavía resuene el ánimo vasconcelista”.
Para quien lea el presente texto es altamente probable que nunca haya escuchado Radio Educación, pues la política centralista de este país limita el acceso a este tipo de bienes públicos. Tampoco se justifica que con todo y los avances en tecnología satelital este medio esté ausente de los aparatos receptores de todos los escuchas. Ahora, con la señal por Internet es más accesible, aunque no para cualquiera. Como sea, aprovecho la ocasión para invitarles a escuchar su programación, que puede ser consultada en su página https://radioeducacion.edu.mx/sintoniza.
Sobre todo, que puedan ser parte de este centenario, una ocasión imperdible. Ya me dirán qué les pareció.