La cifra

Laurel como tu nombre
Por Jesús Chávez Marín

Laurel como tu nombre, siempre me ha encantado que te llames así, Laurel Castellanos, aunque al principio batallé para llamarte con esa palabra tan bonita; me sonaba un poquito masculina, quizá por los resabios de mi machismo siglo veinte que no he logrado abatir del todo. Te decía mi cielo, chiquita, mi vida y otras expresiones aprendidas en las novelas de Corín Tellado, una de mis autoras favoritas (pero en discreto, porque no queda bien al canon reconocerlo, Dios me libre).

A pesar de todo eso, muy pronto la palabra Laurel de tu nombre ya era tan hermosa como cada uno de los elementos de tu cuerpo, tu voz, tu pelo, los relatos, la cintura, tu risa, los batik, tus hombros, todo, porque cada día conforme te iba conociendo te fui queriendo más y más, hasta la fecha.

Todo lo demás es historia, la nuestra en el tiempo de los demás, de todos: nacieron los hijos, pasaron los años, fuimos felices, llegaron los problemas, los resolvimos juntos, nunca nos peleamos, pero a los 23 de casados llegó el divorcio; unos meses de pleitos y luego la amistad serena: nacieron los nietos y aquí seguimos. Aún y para siempre seguiré amando la palabra Laurel y todo lo que significa.

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