CORRUPCIÓN Y DERECHOS HUMANOS

“En el mundo moderno, la libertad es lo contrario de la realidad; pero es sin embargo su ideal”
(Gilbert Keith Chesterton)
Por FerMan

En la actualidad, los derechos humanos, son objeto de múltiples discusiones, pues constantemente crean una gran confusión, no sólo entre los profesionistas del Derecho, sino en toda la sociedad. Lo anterior debido a que, si bien, los derechos humanos nacieron como una vacuna contra el totalitarismo, actualmente se están convirtiendo en la herramienta de un nuevo totalitarismo. De ahí que se puede encontrar posturas totalmente antagónicas, por un lado, quienes no creen en los derechos humanos, calificándolos como una ficción más de los seres humanos y por otro lado, quienes defienden la expansión de los derechos humanos, justificando su evolución con el surgimiento de nuevos derechos humanos día con día.

Y por supuesto, entre unos y otros, hay quienes, de manera moderada, también intentan poner un límite a su expansividad o progresividad, sin soslayar la importancia de la existencia de los derechos humanos. Entre los primeros autores se encuentra Yuval Noah Harari, quien en múltiples ocasiones ha enseñado que los derechos humanos: “Son como el cielo y como Dios. Es sólo una historia ficticia que hemos inventado y difundido. Puede ser una historia muy bonita, puede ser muy atractiva. Queremos creerla pero no es más que una historia. No es una realidad. No es una realidad biológica. Al igual que las medusas, los pájaros carpinteros y los avestruces no tienen derechos, el homo sapiens tampoco los tiene. Además, coge a un humano, ábrelo, mira dentro, encuentras su sangre, y encuentras el corazón y los pulmones y los riñones, pero no encuentras allí ningún derecho. El único lugar donde se encuentran derechos es en las historias ficticias que los humanos han inventado y difundido”.

Como podemos advertir, derivado de un inmanentismo filosófico, Harari niega totalmente los derechos humanos, porque según él, no son tangibles ni biológicos, cayendo en un absurdo materialismo radical, así como en un reduccionismo del ser humano. Lo que se le olvida a Harari, es que los derechos humanos, al igual que todo derecho, son una noción moral, que han surgido gradualmente a través de la historia, pero que tienen su base y fundamento en la antropología, en la realidad de la convivencia de los seres humanos.

Este tipo de pensamiento filosófico contiene un peligro latente, al denigrar, cosificar y rebajar al ser humano a poco menos que bestia, despojándolo de cualquier derecho. De considerarse cierta la postura de Harari, no se entendería ningún sistema jurídico. En próximas publicaciones trataremos algunos de los argumentos de quienes se encuentran en el otro extremo, esto es, de quienes defienden la expansividad o progresividad sin límites de los derechos humanos, lo cual, al igual que quienes los niegan, producen resultados catastróficos en la sociedad, ocasionando daños irreversibles en los seres humanos.

“Fiat Justitiae, Pereat Mundus”.

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