Al instar al Congreso a aprobar miles de millones en nuevos fondos para comprar bombas y otras armas y equipo bélico para Ucrania e Israel, el presidente Joe Biden y su equipo han empleado, entre otros, un argumento que hasta ahora ha sido un secreto abierto en este país: la dependencia significativa de la economía sobre las guerras.
Detalló: “misiles Patriot para baterías antiaéreas hechos en Arizona; municiones de artillería fabricadas en 12 estados a través del país (incluyendo) Pensilvania, Ohio y Texas”.
Y no sólo es la guerra en Ucrania, también anunciaba un titular del Wall Street Journal esta semana, informando que “acciones de fabricantes de armas han superado el desempeño del S&P 500 desde el 7 de octubre”.
Jason Aiken, ejecutivo financiero en jefe de General Dynamics, una de las principales empresas de equipo bélico, comentó al principal rotativo financiero del país que la guerra de Ucrania ya había elevado la demanda por los productos de la empresa.
Que las guerras son buen negocio para las industrias militares, “Las principales cinco contratistas militares del país –Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, General Dynamics y Northrop Grumman– no existirían sin un flujo constante de financiamiento desde el Pentágono”, explicó William D. Hartung, investigador senior y especialista en el complejo industrial militar en el Instituto Quincy en Washington en entrevista con La Jornada.
Pero tal vez el hecho de que un presidente estadunidense y su equipo argumenten tan públicamente que armar a otros países ayuda a los negocios de esta nación y mantiene empleos de alta paga marca un nuevo nivel de honestidad. La Casa Blanca reconoció esta semana que 60 por ciento de toda la asistencia militar otorgada a Ucrania hasta la fecha se ha dedicado a fortalecer la base industrial de defensa de Estados Unidos, o sea, las empresas que fabrican equipo bélico en este país.
La nueva solicitud de asistencia militar de más de 100 mil millones de dólares adicionales para Ucrania e Israel solicitada por la Casa Blanca, declaró la oficina de presupuesto el lunes, incluye más de 50 mil millones en contratos militares estadunidenses, beneficiando a empresas en casi todos los 50 estados. Por si alguien no entendió el punto, ese mismo día el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se presentó ante los periodistas para explicar que otorgar asistencia militar a Ucrania ha “frenado el avance de Rusia en Ucrania, ayudado a Ucrania a lograr victorias militares significativas… y, al revitalizar nuestra propia base industrial de defensa, ha impulsado y ampliado líneas de producción y apoyado a empleos bien remunerados a través del país”.
Por el momento, el Congreso aún no ha aprobado los fondos militares adicionales para Ucrania e Israel, y en parte los argumentos públicos de la Casa Blanca a favor de los fondos giran en torno a los beneficios no sólo geoestratégicos, sino los económicos en casa.
¿Cuánto dinero canaliza el gobierno estadunidense a los contratistas del Pentágono? se calcula que a lo largo de 10 años el gobierno otorga aproximadamente 4 billones a los contratistas militares. En comparación, señala que el gobierno de Biden se ha comprometido a invertir sólo 370 mil millones a lo largo de 10 años para abordar el cambio climático.
El presidente y su Casa Blanca por supuesto están argumentando que defender a Ucrania y apoyar a Israel están en el interés nacional estratégico de Estados Unidos, y no sólo por beneficios económicos, pero esta dependencia de la economía nacional sobre gasto militar y el auge que resulta de apoyar guerras para el sector militar genera preocupaciones en otros ámbitos.
“Como resultado, otros elementos y capacidades del gobierno estadunidense y la economía civil han sido debilitados, y las industrias militares han ganado poder. Décadas de altos niveles de gasto militar harán cambiar al gobierno y la sociedad estadunidense, fortaleciendo su capacidad para realizar guerras mientras debilitan sus capacidades para realizar otras funciones básicas. Inversiones en infraestructura, salud, educación y preparación para emergencias, por ejemplo, han sufrido… Sectores militarizados de la economía ven incrementos constantes en financiamiento y mano de obra mientras otras necesidades humanas no son atendidas”.