Dinosaurios, anacondas y tiburones: el animal más grande del mundo
Jesús A. Fernández/
Facultad de Zootecnia y Ecología
Transcurría el año de 1993 y el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica se firmaba y estaba por entrar en funciones. En la lejana África se libraría la famosa Batalla de Mogadiscio entre fuerzas de Estados Unidos y rebeldes Somalíes, evento que daría lugar después a la famosa película titulada «La caída del halcón negro» (Scott, R. [2001]. Black hawk down. Columbia Pictures). Curiosamente, en ese año los cines se llenaban por otra película que estaba causando mucha mayor sensación, se trataba de «Parque Jurásico» (Spielberg, S. [1993]. Jurassic Park. Universal Studios), la primera de la saga.
La película atraía hordas de gente a todos los cines por varias razones, pero la principal era que mostraba al público con extraordinarios efectos de animación para la época, un poco de la vida y obra de varias especies de dinosaurios gigantescos y otros no tanto. Esta obra cinematográfica no fue la primera ni la única obra que llamó la atención por mostrar animales enormes, porque poco después también se filmó «Anaconda» (Llosa, L. [1997]. Anaconda. Columbia Pictures) y más recientemente «Megalodon» (Turteltaub, J. [2018]. The Meg. Warner Bros), ambas tuvieron éxito en las taquillas porque de nuevo se estaba explotando la curiosidad del ser humano por los animales gigantes. Desafortunadamente estas películas casi siempre falsean o en el mejor de los casos, exageran las características y hábitos de los animales protagonistas, destacando los aspectos que reflejan fiereza y causan miedo en el gran público, como la depredación.
Con mucho menos prensa y atención que las películas mencionadas, hace algunas semanas se publicó un artículo científico en la revista Nature, donde se describe el hallazgo de los restos fosilizados que ahora se reconocen como el animal más grande que jamás haya habitado la Tierra. Se trata de una ballena fósil gigantesca, que se calcula que podría haber llegado a pesar nada más y nada menos que 180 toneladas de peso! Los científicos le otorgaron el nombre en latín Perucetus colossus, que hace alusión al lugar donde se encontró el fósil y a su identidad (Perú; cetus significa ballena) y a su extraordinario tamaño (colossus).
Este fósil tan notable fue encontrado en un sitio conocido como el Valle de Ica en el sur de Perú y consiste de 13 vértebras, cuatro costillas y parte de la pelvis (hueso de la cadera), que tienen la particularidad de ser muy densos, indicador un gran peso, otorgándole así el enorme tonelaje que los científicos han calculado para ese animal. Para darnos una idea de la magnitud de su peso, este equivale a 30 elefantes africanos o hasta 5,000 seres humanos!
Desafortunadamente, Perucetus colossus ya está extinto desde hace mucho tiempo, es decir, ha desaparecido de nuestro planeta pero, aún así, tenemos en el mundo varios animales que forman el podium del tamaño más grande en el reino animal. Por ejemplo la ballena azul (Nombre científico: Balaenoptera musculus). Este mamífero marino puede llegar a pesar hasta 180 toneladas y medir 30 metros de longitud. Existen otros titanes como la salamandra gigante china (Nombre científico: Andrias davidianus), que es el anfibio existente más grande del mundo, llegando a medir 1,80 de largo y 65 kg de peso y el elefante africano (Nombre científico: Loxodonta africana), que llega a pesar 7 toneladas y medir 4.2 metros a la cruz.
Pero la talla grande en animales, realmente presenta ventajas respecto a los animales pequeños? No tenemos respuesta concluyente porque así como existen ventajas, también existen puntos negativos. Cuando es una ballena azul o un oso polar (Nombre científico: Ursus maritimus), el gran tamaño lo mantiene a salvo de depredadores porque la diferencia de talla es demasiada; se tienen abundantes reservas de energía que le permite pasar días o meses sin comer, e incluso invernar como en el caso de los osos; y pueden retener el calor del cuerpo de manera más fácil, reduciendo la demanda de alimento. Irónicamente, ese mismo tamaño que le permite pasar largos periodos de tiempo sin ingerir alimento, también demanda grandes cantidades de comida para funcionar; la gestación y el crecimiento de las crías es más lento, y por lo tanto las generaciones se ven separadas por más tiempo.
Esa misma talla ha resultado una característica desafortunada porque algunos investigadores han descubierto que entre los animales pequeños, medianos y grandes, los últimos son los más amenazados de extinción porque justamente por su tamaño son utilizados para alimento (venado cola blanca por ejemplo) o para exhibición. Por otra parte el fenómeno de la defaunación, que consiste en la reducción o desaparición de poblaciones animales, también afecta principalmente a los animales grandes.
Por fortuna, muchos de los programas de conservación biológica en México y en el mundo, están dedicados principalmente a los animales grandes como el oso negro y el berrendo. A través de su protección legal, se crea un efecto de sombrilla, donde la conservación del hábitat de los animales grandes, protege a su vez a multitud de animales pequeños, plantas y hongos y los servicios ambientales que nos proporcionan.
Si usted desea conocer más acerca de la descripción científica del animal más grande que jamás haya habitado la Tierra, puede consultar el artículo aquí: https://www.nature.com/articles/s41586-023-06381-1.