
Las enfermedades también tienen una historia que contar
LSP Ramiro Hernández/
Facultad de Medicina
¿Sabías que las enfermedades también tienen una historia? Sí, así como tú y como yo, las enfermedades nacen, crecen y finalizan de alguna forma, pero ¿sabes por qué esto es importante? Porque somos nosotros mismos quienes permitimos que las enfermedades inicien, también quienes las dejamos desarrollarse y, lo más importante, es que también somos nosotros quienes podemos terminar con ellas o, mejor aún, evitar que aparezcan.
Por ejemplo: la hipertensión arterial, esta enfermedad consiste en el aumento de la presión con la que la sangre circula a través de las arterias, las arterias son como “pequeñas tuberías” por las que la sangre es enviada desde el corazón hasta cada rincón de nuestro cuerpo. Imagina que esa sangre es enviada a esos ductos a gran presión, esto ocasionaría que cuando llegue a las arterias más pequeñas probablemente sean dañadas e incluso lleguen a romperse, lo que provocaría serias complicaciones en nuestra salud.
Conociendo el daño que ocasiona a nuestro cuerpo, todos queremos entonces evitar enfermarnos de hipertensión arterial o, si nos enfermamos, ser diagnosticados a tiempo para luego tratarnos correctamente y proteger así nuestra salud. Comer sal en exceso es el principal factor de riesgo para desarrollar hipertensión arterial, porque el sodio atrae y retiene el agua en nuestro cuerpo, por lo que el volumen de la sangre aumenta, ocasionando un incremento en la presión de las arterias.
Si la hipertensión arterial puede originarse por el exceso de sodio en nuestro cuerpo, ahora sabemos que, si no comemos sal en exceso, o por lo menos comemos sólo la cantidad recomendada (menos de 5 gramos al día) disminuiremos considerablemente la probabilidad de enfermarnos de hipertensión arterial, evitando en consecuencia todas las complicaciones que esta enfermedad conlleva.
Ahora supongamos que desafortunadamente esta prevención primaria (evitar que apareciera la enfermedad) no se llevó a cabo, pues aún tenemos algo que hacer para dañar lo menos posible nuestro cuerpo: impedir que la enfermedad se desarrolle detectándola a tiempo, esto se conoce como prevención secundaria, por ello es importante acudir a exámenes médicos regulares, porque el estar enfermo y detectarlo a tiempo permitirá tratarnos adecuadamente y así tener una vida larga y de calidad.
Ese tratamiento se le conoce como prevención terciaria (tratar la enfermedad para evitar un daño mayor o rehabilitarnos de alguna enfermedad incapacitante). Recuerda, un tratamiento médico siempre incluirá las medidas de prevención primaria (en nuestro ejemplo evitar comer sal en exceso) además de los medicamentos u otros tratamientos.
Así como la hipertensión arterial todas las enfermedades tienen una historia que contar, la diabetes puede aparecer porque comemos azúcar en exceso y desarrollarse si no hacemos nada al respecto; una fractura de un hueso en un accidente automovilístico puede ser ocasionada porque no conducimos con precaución o porque no usamos el cinturón de seguridad y una infección en el estómago puede iniciar porque no nos lavamos las manos antes de comer y complicarse si no la atendemos correctamente.
Está en las decisiones que tomamos cada día evitar enfermarnos, pero también está en nuestras decisiones que las enfermedades nos sean detectadas a tiempo y así evitar que nos dañen tomando los tratamientos adecuados que las curen o controlen y lograr tener la calidad de vida que esperamos.
La historia natural que cada enfermedad tiene que contar o, mejor aún, evitar que la historia sea contada del todo, depende de nosotros mismos, prevenir es la clave.