EL HILO DE ARIADNA

 

La filosofía otra vez en pie de lucha

Heriberto Ramírez

 

A las disciplinas de corte humanístico les ha costado trabajo posicionarse en un mundo en el cual se privilegia ante todo la productividad. Todo aquello que no contribuya a la generación de bienes materiales y de ganancias se manda al cuarto de los tiliches en desuso o inútiles. Ante este escenario artistas, literatos, historiadores, sociólogos, antropólogos o filósofos han tenido que remar contracorriente. 

Justificando siempre el porqué de su profesión y su importancia en su tarea de humanizar genuinamente a una sociedad amenazada, sobre todo, ante el agresivo embate de intereses que dejan de lado una buena parte de todo aquello en torno a lo cual nos identificamos como humanidad.

Uno se cuestiona sobre la compulsión de poseer bienes materiales ante la bancarrota espiritual o emocional de las personas sometidas a estilos de trabajo y vida ni espacio para el disfrute estético o intelectual. Sin remansos de ocio o tranquilidad en los cuales tengan cabida las inquietantes preguntas por el sentido de nuestra vida, acerca del rumbo o el destino que estamos teniendo en nuestro entorno inmediato y más allá.

Cuestiones que parecen estar muy alejadas de la sensibilidad de los planificadores educativos de nuestro país, pues recurrentemente han estado intentando excluir de los planes de estudio las asignaturas relacionadas con la actividad y la reflexión humanística. Se dio en el periodo presidencial de Felipe Calderón, y vuelve a repetirse en la gestión de Andrés Manuel López. En el primer caso se atribuye a la presión de organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). 

Sin embargo, en la presente administración enemiga a ultranza de los ideales neoliberales, pues se hizo una reforma del artículo tercero constitucional donde se estableció a la educación filosófica y humanística como un derecho de todos los mexicanos, esta amenaza vuelve a presentarse. Esto lleva a la pregunta de cuáles son las razones que han llevado a la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP a publicar una serie de documentos con la intención, otra vez, de buscar la desaparición de las disciplinas filosóficas y humanísticas. 

Hasta ahora se han escudado en la búsqueda de una transversalidad. Lo cual se traduce a nivel operativo a una inclusión de todas las asignaturas humanísticas o filosóficas, como ética, lógica, filosofía y literatura, bajo el simple rubro de Humanidades. Según se ha publicado en el Diario oficial de la federación (02 / septiembre/ 2022) el Acuerdo Secretarial número 17/08/22 por el cual se implementa el Marco Curricular Común de la Educación Media Superior (MCCEMS) en México

Quizá, a manera de hipótesis, pudiéramos decir se trata de darle un giro a este tipo de disciplinas, tal vez les parezca, a los planificadores, ya anticuada u obsoleta la forma en que se venían enseñando. Pero esta nueva propuesta en sí, tampoco parece ser una alternativa plausible de fondo. A como se ve hasta ahora este Marco Curricular Común de la Educación Media Superior pretende que el estudiante tenga un acercamiento vivencial a este tipo de problemática, asunto bastante ambiguo.

Al meter todo en un mismo en un mismo estanco significa que el estudiante habrá de recibir un poco de cada disciplina, sin llegar a diferenciarlas. O dicho en palabras del renombrado filósofo Guillermo Hurtado, miembro del Observatorio filosófico de México, quienes han encabezado esta lucha antes y ahora; lo que nuestros estudiantes habrán de recibir son “migajas filosóficas”. 

Para el gremio disciplinar de la filosofía esto trae consecuencias indeseables, tal vez, hasta ahora no consideradas, ya no harán falta profesores especializados en ética, filosofía, lógica o literatura. Y pensar en una maestra o maestro capaz de abarcar todo este espacio disciplinar se antoja ilusorio, casi a despropósito.

Cierto, es difícil, a veces, entender el valor que pueda llegar a tener “lo inútil”, sobre todo para enseñarnos una visión distinta, en donde justo esta presunta inutilidad hace relevante gran parte de actividades humana, nos permite diferenciarla de aquellas otras impulsadas por fines enfermizamente utilitarios. Y tal vez, en ello esté el juego nuestro destino en tanto humanidad.

En el marco del Día Mundial de la Filosofía, declarado por la Unesco el tercer jueves de noviembre, en conmemoración al natalicio de Sócrates, se están organizado una gran cantidad de actividades a nivel nacional orientadas hacia una defensa de la filosofía y su importancia en la vida de todas las personas, especialmente en la educación media, como una actitud ante la vida, que pueda mantener vivo nuestro interés por las preguntas de qué somos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.

Pero es ante todo una defensa por el cultivo y uso de la razón y el lugar de privilegio que ha de tener en toda sociedad, pues es ella la marca distintiva de eso que llamamos Humanidad. Apelaremos a ella en esta nueva batalla.

 

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