A DECIR VERDAD

El hackeo al Estado Mexicano y las Fuerzas Armadas revelaron que no son iguales, son peores
Por Rubén Íñiguez

Las consecuencias de 4 millones de fojas conteniendo datos confidenciales, entre los que se incluyen presupuestos, informes oficiales sobre las obras que construye el Ejército para la 4T, datos de la salud del presidente más cercano a la hemodiálisis y a una crisis por angina de pecho, datos de financiamiento, transacciones de políticos, cargos, comisiones otorgadas en el Ejército, un caudal inestimable de información se ha salido del depósito del secreto militar para circular por medios de difusión, ONG y grupos independientes, redes digitales, en un carnaval que arruina todo el esfuerzo de las mañaneras.
Está el asunto del espionaje a los periodistas Ricardo Raphael, prestigiado periodista nacional, demostró que es espiado con el sistema Pegasus que adquirió la 4T y que usan las fuerzas armadas por haber participado en un libro con tema de narcotráfico.
Raphael envió su teléfono a una universidad de los Estados Unidos, que tiene especialistas para investigar el Hackeo, la intervención de la que ha sido objeto. No perdió el tiempo con la Fiscalía General de la República, que cuya inoperancia sólo es equiparable a su capacidad de represión para fines personales del Fiscal Gertz Manero, o para dispersar las investigaciones de Ayotzinapa en que ha tenido un triste papel de confrontación con el Ejército.
El asunto de Ayotzinapa ha sido develado a más no poder. Muchas fuentes interesadas ahora tienen acceso a los documentos secretos que guardaba celosamente el secreto militar. Es una cascada de materiales inesperados que borrará del mapa todo intento de López Obrador, de reservar las informaciones de sus magnas obras.
El Ejército por ejemplo, culpa al nuevo improvisado director del FONATUR de los retrasos en las tres etapas que les asignaron para construir el Tren Maya, Javier May figura pese a ser favorito de AMLO con una carrera meteórica de mecánico callejero y con carrera trunca, a funcionario de primer nivel responsable de la emblemática y problemática obra del Tren Maya. El Ejército ya reconoce que no podrá tener en el 2023 la obra terminada, los costos y dificultades no se han superado y revelan que consideran que el plazo de AMLO fue de muy poco tiempo.
Lo que especulaba, lo que se sabía de oídas, de revelaciones circunstanciales, ahora es un alud que golpea al Estado Mexicano y a sus Fuerzas Armadas. Adela Micha.
Identificada con las luchas feministas, denunció el espionaje a los grupos de tendencias anarquistas, integrados hasta por menores de edad, así como muy frecuentes casos de violaciones de personal militar femenino por parte de militares con mayor grado, más de 40 casos que eran innombrables.
El presidente acogió al acusado de alta traición tanto en Estados Unidos como en algunos países de Europa, Julián Assange, como un invitado de honor en México y todavía en las pasadas fiestas patrias hizo llegar reconocimientos a su familia, Claudia Sheinbaum, para no ser menos hasta las llaves de la ciudad mandó, a través de su esposa y familiares.
Qué opinará López Obrador del devastador hackeo, del grupo denominado “Guacamayas”. Qué pensará que de un solo golpe se ha revelado financiamientos y vínculos del narco con su partido, con personalidades del primer círculo, con gobernadores flamantes morenistas como el caso de Américo Villareal, señalados como producto de la alianza entre narcos y Morena. Los datos financieros están volando sobre las realidades de la economía ocultados por la SHCP y por otras instancias gubernamentales.
Nadie queda a salvo de esta embestida. La imagen de López Obrador que ha comentado “no se llevaron las computadoras, siguen aquí” puede dar la vuelta al mundo. Aún no ha comprendido la dimensión del robo cibernético y de la magnitud que significa este golpe a la SEDENA. Se robaron y divulgaron información de enorme volumen, que cuesta trabajo procesar, que se está develando minuto a minuto, son muchas horas de video.
La seguridad nacional quedó en entredicho. El saqueo de información demostró que en tecnología todavía está verde el alto mando militar. Que la inteligencia se les da bastante rupestre y que su alianza con la 4T ha salpicado de intereses económicos y de construcciones a los altos mandos que serán altos millonarios colegas de los que eran mafia del poder y que siguen favorecidos.
“Son los tiempos modernos, es la tecnología hombre”. Así parece decirlo la Guacamaya en plena burla al enorme boquete que abrió en la estructura del secreto mexicano. No hay materia que no haya quedado expuesta y cuesta trabajo limitar hasta dónde llegará.
El presidente no comprende lo que causó Assange en su país, en los intereses occidentales, pero ahora cuando los escándalos ascienden por todas partes, ve que su muralla ha sido violentada. Debería honrar a estos hackers, no acusarlos de alta traición.
No se puede tapar la podredumbre, la corrupción las prácticas negras de las fuerzas armadas de espionaje, represión, e impunidad. Los políticos ahora saben que sus miserias morales estarán a la orden del día. Que de cosas interesantes podrán revelarse de Rocío Nahle, o del jeque petrolero Romero, los contubernios, los chantajes, las pérdidas.
Imagine a Manuel Bartlett luciendo su senil estructura desnudado de los actos transgresores que admitió en favor de su hijo León. Y si se busca en el fiscal Gertz Manero, el pozo de lado pestilente no tiene fondo porque López Obrador admitió que cometió delitos “pero no tan graves” y siguió defendiéndolo en su puesto.
La única manera de volver a creer será comenzar un revulsivo de la verdad, de aceptar responsabilidades, de fincarlas, de perseguir delitos, de renovar el gabinete ahora sí con gente capaz, no de mediocres incondicionales tipo Leticia Ramírez, en la SEP, o su antecesora la delincuente electoral Delfina Gómez, bronqueada con los mismos morenistas Higinio Martínez, con Horacio Duarte, entre los cuales los rencores van al tope, aún antes de enfrentar un candidato opositor, por lo que ellos solos pueden perder el Estado de México.
Las causas sindicales, los secretos del CNTE y del SNTE, todo en México es materia de estudio, de verificación, de pesaje y de etiquetación por parte del Ejército que nunca ha dejado de hacer la guerra sucia. Menos ahora en que tiene que cuidar todo el poder conferido por la 4T en todo tipo de prestaciones y que lo volvió terriblemente vulnerable.
Claro, puede decirse que en México no pasa nada. Que son inventos, que son calumnias, pero los “otros datos verdaderos” han salido a la luz. Ni el General Secretario está a salvo o el Almirante y lo peor es que muchos niveles se han enterado de lo que nunca debieron saber.
En materia de democratización, este hackeo puso el “mate” al totalitarismo pretendido por el monarca de Palacio Nacional, puso también freno a tantos abusos que en escalas mayores a los sufridos en administraciones priístas o panistas, se ven ahora como la Madre Teresa de Calcuta ante las nuevas ratas que son diferentes, cierto, porque son peores.
Qué golpe, aunque sea negado, omitido y se pretenda silenciar. La densidad social, la multiplicación de las redes, se encargará de que los secretos sigan fluyendo, que salgan a la luz, que los actos de corrupción, de tiranía, de dedazos, de imposiciones, de censuras, sigan saliendo y reclamando una respuesta de la sociedad que es impredecible.
Porque puede aparentemente no pasar nada, pero esto es tan inimaginable que marcará un antes y un después del operativo Guacamaya.
Harán falta más que 700 mañaneras de lo que queda del sexenio para intentar borrar ese sello de corrupción, nepotismo y podredumbre, que de por sí ya se sospechaba, pero que ahora, ha quedado todo en clara evidencia.
Se hizo más honda esa corrupción, fue más simulada y más profunda e inundó los recintos militares, las instituciones, y los cimientos aparentemente inconmovibles del Palacio Nacional fueron sacudidos por un sismo sin nombre, cuyas consecuencias pueden marcar el futuro del próximo proceso electoral del 2024.
“El año 2022, el año del Ejército Mexicano, que está tecnológicamente indefenso, está mancillado. La confianza en los valores militares ha sido vulnerada por lo que algo tendrán que hacer y deberá ser espectacular e independiente y qué decir de los gobernantes de la transformación de cuarta manchados de complicidad con el narco.

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