ESQUELETOS EN EL CLOSET

Cien segundos para la medianoche

Por Jorge Villalobos

 

 

El ‘Bulletin of the Atomic Scientists’ (‘Boletín de Científicos Atómicos’) es una publicación fundada en 1945 por Albert Einstein y un grupo de científicos de la Universidad de Chicago que contribuyeron a desarrollar las primeras armas atómicas en el Proyecto Manhattan. En 1947 la junta directiva del Boletín estableció el ‘Doomsday Clock’ (“Reloj del Fin del Mundo” o “Reloj del Juicio Final”), un reloj simbólico en el cual la medianoche representa la destrucción total de la humanidad, que se ha convertido en un indicador reconocido universalmente de la vulnerabilidad del mundo a una catástrofe derivada del cambio climático, de fenómenos naturales causados por el hombre o del uso de armas nucleares o químicas u otras tecnologías disruptivas (inteligencia artificial, nanotecnología, tecnología bélica, etcétera) capaces de causar daños irreparables.

La hora inicial del reloj se fijó a diez minutos para la medianoche, las 23:50, y el Comité de Ciencia y Seguridad del Boletín evalúa periódicamente los temas considerados de riesgo global para hacer los ajustes necesarios a las manecillas del reloj, que avanzan o retroceden según el grado de riesgo percibido.

Diversos factores han significado esporádicos avances o retrocesos de las manecillas del Doomsday Clock. A finales de los años setentas e inicios de los ochentas se disparó nuevamente la carrera armamentista entre EU y Rusia y otros países entraron al juego; en 1984 el reloj marcó las 23:57. La vez en que se las manecillas se han situado más lejos de la medianoche fue en 1991, principalmente por la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y Rusia se comprometieron a desmantelar una gran parte de su arsenal nuclear, y el reloj marcó las 23:43, 17 minutos antes del apocalipsis. Pero en el año 2015 se volvió a situar en las 23:57 por el incremento de armas nucleares especialmente en oriente y oriente medio y datos del calentamiento global.

La máxima aproximación a la medianoche que había alcanzado el reloj fue en 1953, cuando marcó las 23:58, debido a la tensión que se generó cuando los norteamericanos probaron su primera bomba termonuclear con la que desintegraron un islote en el océano Pacífico y los rusos comenzaron a desarrollar su propia bomba de hidrógeno. En el 2017 las políticas bélicas, de armamento, inmigración y ambientales establecidas por Donald Trump como presidente de los EU llevaron al comité del Boletín a mover el Doomsday Clock 30 segundos adelante, a las 23:57:30, y en el 2018, ante el fracaso de los líderes mundiales frente al desarrollo nuclear (esta vez con participación de Corea del Norte) y la amenaza del cambio climático, el reloj avanzó otros 30 segundos para situarse por segunda vez a las 23:58.

Esa hora (dos minutos para la medianoche) inspiró el título y el tema para una canción lanzada en 1984 por Iron Maiden, enfocada al horror de la guerra, “Two Minutes To Midnight”.

 

“Dos minutos para la media noche”

(Bruce Dickinson/ Adrian Smith)

 

Matar para ganar o disparar para mutilar

pero no necesitamos una razón

El Ganso de Oro anda suelto

y siempre es temporada de caza

Cierto orgullo ennegrecido todavía arde

dentro de este caparazón de traición sangrienta

Aquí está mi arma para un barril de diversión

Por el amor de la muerte en vida

 

La cría del asesino o la semilla del demonio

El glamur, la fortuna, el dolor

Ve a la guerra otra vez, la sangre es la mancha de la libertad

Pero no reces más por mi alma

 

Dos minutos para la media noche

Las manecillas que anuncian la perdición

Dos minutos para la media noche

Para matar al nonato en el útero

 

Los ciegos gritan ‘Saquen a las criaturas,

vamos a enseñarles a los incrédulos’.

Los gritos de napalm de las llamas humanas

de un festín de Belsen en horario estelar… ¡sí!

Mientras las razones de la matanza cortan su carne y lamen la salsa

Aceitamos las mandíbulas de la máquina de guerra y la alimentamos con nuestros bebés

 

Las bolsas para cadáveres y los harapos de los niños partidos en dos

Y los sesos en gelatina de los que quedan para señalarte con el dedo

Mientras los locos juegan con las palabras y nos hacen bailar a todos con su canción

Al ritmo de millones hambrientos para hacer un mejor tipo de arma

 

La cría del asesino o la semilla del demonio

El glamur, la fortuna, el dolor

Ve a la guerra otra vez, la sangre es la mancha de la libertad

Pero no reces nunca más por mi alma

 

Dos minutos para la media noche

Las manecillas que amenazan con la perdición

Dos minutos para la media noche

Para matar al nonato en el útero

Medianoche

Medianoche

Medianoche

Es toda la noche

 

Cuando la canción fue compuesta aún existía la URSS, y había una seria preocupación por el desarrollo de las armas nucleares. Hace referencias a la Segunda Guerra Mundial (el campo de concentración de Bergen-Belsen) y a la guerra de Vietnam (los gritos de napalm), pero en la actualidad ha cobrado una nueva vigencia. “La cría del asesino” y “las razones de la matanza” no son otros que los líderes que inician una guerra en la cual ellos no participan activamente en el campo. Sí, el lenguaje es crudo y directo, tanto como el tema que trata; cuando se habla de guerra no se puede andar uno con eufemismos.

Aquellos que desconocen o a quienes disgusta el heavy metal tradicionalmente piensan que las bandas usan temas de violencia, libertinaje o satanismo como una forma de apología, cuando en realidad lo que proponen es una protesta, exponiendo lo que nos resta valor como sociedad. En el caso de “Two Minutes To Midnight”, hablar de la codicia de poder y la corrupción de individuos situados en posiciones de liderato que causan la guerra y los horrores que tiene por consecuencia no es un encomio sino una crítica cruda. Guerra significa muerte. Adquirir conciencia de las consecuencias de un evento es una manera de estar preparados para evitarlo.

Sin embargo siguen apareciendo —en EU, en Rusia, aquí y en China, dondequiera— líderes políticos que soslayan el riesgo al que exponen a sus pueblos a causa de su propia ambición de poder. Aquí tenemos uno, que si bien en su discurso se declara pacifista y abierto al diálogo, ha comenzado a fortalecer al ejército y no acepta más palabra que la propia.

En el año 2020 el comité del Bulletin of the Atomic Scientists anunció que el Reloj del Fin del Mundo avanzó 20 segundos, a las 23:58:20, y se encuentra en su posición histórica más cercana a la medianoche. La situación de seguridad internacional global es actualmente la más peligrosa en vista de los riesgos latentes de guerra nuclear, cibernética o biológica, el cambio climático, las expectativas no alcanzadas para enfrentar la pandemia del SARS-CoV-2 que genera nuevos retos con cada variante.

Hace unas pocas semanas estalló la acción bélica anunciada con mucha anticipación entre Rusia y Ucrania, una de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas; un conflicto que, lejos de ser un pelito entre vecinos, trasciende a toda la Comunidad Europea, implica de manera extraordinaria al resto del mundo y ya comenzó a generar secuelas en la economía global.

El pasado 7 de marzo el Boletín de Científicos Atómicos reportó que para este año 2022 aún no hay cambio en la manecillas del Reloj del Fin del Mundo, se mantienen a las 23:58:20. El Comité de Ciencia y Seguridad del Boletín hace una enérgica condena ante las amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin, e invoca el cumplimiento de compromisos previos para garantizar que no se utilice el armamento nuclear. Pero tengo la impresión de que la decisión de no cambiar la hora en el reloj es un tanto tímida, como si quisieran minimizar ante la opinión pública el impacto global del conflicto Rusia-Ucrania. En fin, es su reloj.

Nos encontramos a cien segundos de la medianoche.

 

* [villalobos7@gmail.com. 20 mar. 2022].

 

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