País sin rumbo o tierra de nadie: México
Por Armando Ruíz
La gestión del actual Gobierno Federal, se ha caracterizado por polarización y linchamiento, el presidente creó una tribuna mañanera para señalar a sus opositores y desde donde arremete contra sus “adversarios”, ha sido su mejor arma para tapar la falta de resultados, ha metido al pueblo en el dilema de “los buenos” y “los malos” en un país sin rumbo, donde se simula el combate a la corrupción, ante los escándalos de las casas de Bartlett, la casa gris de su hijo José Ramón, su fiscal carnal que ha declarado manipulaciones a la Corte y mantiene a una persona encarcelada abusando de su poder e influencias, y de la revocación de mandato… ni hablamos.
Pero la incongruencia, incapacidad y falta de autocrítica por parte del presidente para aceptar que comete errores, no lo es todo, es un presidente autoritario que ve como enemiga a la prensa libre, ve al periodismo como el enemigo número uno, sin entender que no ha dado resultados; el mal manejo de la pandemia del Covid-19, enfermedad que minimizó el presidente, la violencia imparable y recrudeciendo, homicidios, violencia de género, ataques a periodistas y activistas, funcionarios asesinados, esto, sólo en sus primeros años de mandato ante una mala estrategia de seguridad ciudadana, derivada de la fallida política de “abrazos y no balazos”.
En pocas semanas tuvimos un golpe de realidad en México, los hechos recientes nos marcan una realidad diversa a la que el presidente dice ver, el reflejo de una tierra de nadie, donde fusilan, asesinan, linchan, con ciudades enteras sumidas ante el terror del crimen organizado que a la luz del día aterrorizan, sin respuesta de autoridad alguna.
A finales de febrero en San José de Gracia, en Michoacán, sólo había tres policías municipales que por razones obvias no hicieron frente a un comando armado, que tuvo tiempo para formar y ejecutar a sus víctimas a forma de fusilamiento, deshacerse de los cuerpos, y hasta tuvieron la decencia de darse el tiempo para limpiar la escena del crimen, todo esto, sin que autoridad alguna los molestara; la impunidad ha alcanzado niveles inconcebibles.
Recientemente, a inicios de marzo, el presidente municipal de Aguililla, Michoacán, fue asesinado a tiros a bordo de un vehículo oficial del Ayuntamiento, días después uno de sus asesores también fue localizado sin vida, después de haberse reportado como desaparecido; una ola de violencia ha azotado Reynosa y Nuevo Laredo en Tamaulipas, con balaceras y narco-bloqueos, generando una situación de emergencia en la ciudad; todos estos hechos en menos de un mes ¿y las autoridades? Brillando por su ausencia.
Nos encontramos totalmente perdidos y sin rumbo, la construcción de la paz no se ha visto en México, pero ¡no es culpa del presidente! él sigue culpando al pasado sin responsabilizarse de su labor en el presente, él es la víctima, y sus seguidores se han prestado para ello. Tal como el 8 de marzo, que no trató de escuchar las protestas y exigencias de las mujeres que se unieron a una sola voz, pidiendo seguridad y justicia, no, no fue así, fue el día para que mujeres afines a su proyecto hicieran un reconocimiento para él, porque él tiene que ser el protagonista de todo, todo debe de tratar de él, pero lamentablemente el presidente olvidó que hay un México afuera del palacio donde vive encerrado, nuevamente no tuvo ni la intención, ni el tiempo de escuchar, eso ha sido la cuarta transformación de México.
Es el momento de romper con el discurso de odio y salirnos del renglón de la polarización, debemos de comenzar a concentrarnos en buscar un rumbo y construir para todos, con la mira puesta en un futuro mejor y olvidando el sombrío pasado, con alternativas que atiendan realmente los problemas del país, desde el gobierno o desde la oposición, el reto es alejarnos del desastre y la falta de resultados, no sólo es dar esperanza, sino dar solución a los problemas de quienes más lo necesitan.
Lo que se siembra, se cosecha.