ABREVIANDO LA POLÍTICA

México, un país donde el cambio no llega: la política tradicional le ha fallado a la gente
Por Armando Ruiz

Un país injusto, con un poder político agresivo y opresor, un país que no ha visto ese gran cambio prometido, un país que ha escuchado muchas palabras, muchas promesas, un país donde “todos somos iguales y en algún momento llegaremos al pleno desarrollo”. Los mexicanos entendemos que el verdadero cambio vendrá de nosotros los ciudadanos, en un país tan grande, tan diverso, tan desigual, entendemos que: no habrá persona, ni político, que vaya a cambiar las cosas por sí solo, necesitamos de todos. Pero, los mexicanos también estamos demasiado acostumbrados a políticos tradicionales que hacen política, pero no trabajan con la gente, que no entienden la realidad.

Al momento de dejar de vivir de la política y comenzar a ver a ras de cancha, la realidad de la gente, terminamos entendiendo por qué Andrés Manuel ganó en 2018: entendió el discurso que quería escuchar la gente, prometió un gran cambio sustancial de fondo, sin embargo, esa promesa sólo fue una estrategia para llegar al poder. Al pasar del discurso a la práctica, el hoy presidente, pasó de tener todas las respuestas, a tener todos los problemas.

Se vio, Andrés Manuel, golpeado por la cruda realidad de México, un país azotado por la violencia, la corrupción, la impunidad, el desempleo, la pobreza, y una serie de problemas más. A tres años de su llegada a la Presidencia, la transformación histórica del gobierno, la economía y la sociedad, no llega, lo que nos lleva a la interrogante ¿Cuánto ha cambiado México? A la mitad de su mandato, López Obrador se ha centrado más en su autopromoción que en la resolución de los problemas prioritarios del país. Su ideología socialmente conservadora, con una visión tradicional de la mayoría de los temas prioritarios de la actualidad, con un tinte autoritario, una retórica violenta y divisiva, atacando a los críticos que cuestionan sus formas, hemos visto: arrogancia, incompetencia, ignorancia e inexperiencia, esto en sus intentos por esconder la realidad que vive el país y por su nula capacidad de autocrítica.

Así hemos vivido un nuevo gobierno del cambio, que no llegó, un candidato que ganó, pero, que no quiso ser presidente, que se ha dedicado a hablar de los sexenios anteriores, mas no a gobernar; la promesa del cambio sólo se quedó nuevamente en eso, en promesa. No se ha alcanzado lo prometido, la transformación no ha llegado, tal como: el gobierno de Fox y la esperanza de sacar al PRI de Los Pinos, con “el cambio que a ti te conviene” y que a ninguno nos convino.

También el gobierno de Calderón y las oportunidades de “vivir mejor” que no llegaron; como el gobierno de Peña y el nuevo PRI que había aprendido de los errores del pasado, que buscó “mover a México” pero, no dijo para dónde; con Andrés Manuel, la política tradicional y sus partidos, nuevamente nos falló, ante los “otros datos” y el desastre, el presidente únicamente habla y habla, pero ya le tocará que lo juzgue la historia.

Es momento de recuperar la confianza de la gente, de romper la pirámide buscando una mejor alternativa: donde todos los ciudadanos debemos de hacer lo mejor posible, esforzarnos el doble, donde todos tenemos tarea, entender la necesidad de disminuir las desigualdades y hacerle frente a la apatía de la política tradicional y su incapacidad de conocer la realidad de la gente y entender que es la propia gente la que mejor sabe sus carencias y necesidades.

“Tanta ciudadanía como sea posible y solamente el gobierno que sea necesario”.

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