“La educación es al hombre lo que el molde al barro. Le da la forma” (Jaime Balmes)
Por FerMan
La importancia del uso correcto del lenguaje en los medios de comunicación masiva, específicamente en la radio y la televisión, adquiere gran relevancia. Lo anterior lo comento debido a que el pasado 10 de febrero del presente año, la Cámara de Diputados aprobó la reforma al artículo 223 de la Ley Federal de Telecomunicaciones, donde se ordenaba que en los programas de televisión y radio se utilizara un uso correcto del lenguaje, lo cual, a partir de dicha reforma, ahora los comunicadores de radio y televisión pueden hablar como les venga en gana.
Según lo informado por dicha Cámara, lo anterior se aprobó con 365 votos a favor, 10 en contra y 74 abstenciones. Me pregunto si los diputados que aprobaron dicha reforma realmente supieron lo que estaban haciendo, porque generalmente nuestros legisladores, aclarando que no todos, no saben lo que están aprobando. Y lo anterior lo señalo porque esta reforma camuflajeada y justificada como un supuesto logro al derecho de libertad de expresión, trae aparejado un gran peligro para las comunicaciones de radio y televisión.
Lo que realmente se aprobó fue la introducción de la ideología de género en los medios de comunicación de radio y televisión a efecto de que no exista impedimento legal alguno que contenga tan nefasta ideología. Esto es, se hizo ver como un gran logro al derecho de libertad de expresión y lo que ciertamente se logró fue caer en una anarquía del lenguaje.
Recordemos que la ideología de género, atentando contra todo lo científico y natural, lucha para que se utilice el lenguaje inclusivo, el cual va en contra de las reglas y normas del idioma español al pretender introducir palabras ajenas al mismo. Ya no sólo se quiere corromper el idioma escrito, sino que además se pretende corromper el lenguaje hablado en radio y televisión, de tal forma que ya no sería incorrecto hablar el lenguaje inclusivo que tanto pregonan los promotores de la ideología de género.
Lástima que nuestros legisladores, sin darse cuenta, están sirviendo a intereses ideológicos que atentan contra los principios y valores de la familia, la vida y las libertades fundamentales. Esta acción demuestra, cómo poco a poco, el enemigo de la civilización occidental va ganando terreno y por desgracia, le estamos abriendo las puertas para que continúe corrompiendo las instituciones que durante más de dos mil años han existido.
Y no es que pretendamos ser beatos, pero permitir que el lenguaje utilizado en público sea vulgar y prosaico, denigra aún más, no únicamente a quien lo profiere, sino a todo el que lo escucha. Uno de los argumentos utilizados por quienes impulsaron esta reforma fue que “lo importante era incluir a quienes piensan diferente, fortalecer la libre expresión de las ideas y fomentar la tolerancia”.
Todas estas supuestas justificaciones nada tienen que ver con la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones, puesto que, en realidad, ya se permitía la libertad de expresión, la tolerancia y las opiniones de todo tipo. Lo que realmente se pretende con esta reforma es que se corrompa el lenguaje hablado para seguir generando confusión, anarquía y todo tipo de vulgaridades. Qué lástima que en vez de aprobar leyes que eleven la dignidad del ser humano, nuestros diputados están realizando reformas para denigrarlo, cosificarlo y rebajar a la persona a menos que animal.
La civilización cristiana está siendo amenazada constantemente, sigamos denunciando toda acción que vaya en contra de la familia natural, la vida desde el momento de la concepción y las libertades fundamentales, sin lo cual no puede existir un verdadero estado de derecho.
“Fiat Justitia, Péreat Mundus”.