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El Pacto de Xochimilco, un acuerdo contra un traidor como Carranza
Por Mario Alfredo González Rojas

 

El 4 de diciembre de 1914, se firmó el Pacto de Xochimilco, un acuerdo entre dos grandes revolucionarios: Emiliano Zapata y Pancho Villa. Xochimilco es una de las 16 alcaldías de la Ciudad de México; famoso por sus trajineras y sus mariachis, fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, el 11 de diciembre de 1987.

Vayamos a la historia. Ahí se reunieron en 1914 los dos personajes citados para firmar el Pacto de Xochimilco, que establecía: desconocer a Venustiano Carranza, como presidente de México, derrocarlo y hacer la convocatoria para elecciones presidenciales. Para llegar a este punto de acuerdo tuvieron que suceder varios acontecimientos muy delicados, en los que se puso de por medio la paz y la estabilidad del país.

El asesinato de Francisco I. Madero perpetrado el 22 de febrero de 1913, llevó al poder a Victoriano Huerta, lo que ocasionó levantamientos en diferentes puntos del país. Primero, la conformación del Ejército Constitucionalista por Venustiano Carranza y el lanzamiento del Plan de Guadalupe, mismo que es promulgado el 31 de marzo siguiente en Eagle Pass, Texas, Estados Unidos, con el propósito expreso de derrocar a Huerta. Al margen de uno de los objetivos esenciales de la Revolución de Madero, como era el de la redistribución de la tierra, el fondo del movimiento era político.

Destituido Victoriano Huerta, había que poner orden y definir con claridad lo que proponían cada uno de los jefes de los diferentes grupos. En tal sentido, se acordó reunirse en Aguascalientes.

En la Convención de Aguascalientes, realizada en octubre y noviembre de 1914, se tomaron varios acuerdos, que no se respetaron a fin de cuentas; uno de ellos fue, que se desconocía a Carranza como presidente y en su lugar se nombraba a Eulalio Gutiérrez. Villa pasaría a ser el jefe del llamado Ejército Convencionalista.

Existe carta de Villa a Zapata, del 22 de septiembre de 1914, días antes de la Convención, en que le dice, refiriéndose a don Venustiano: «con esta fecha lo hemos desconocido como jefe de la nación, y desde luego nos aprestamos a hacerlo que entregue el poder a los verdaderos representantes del pueblo». Luego vendría la Convención, del 10 de octubre al 9 de noviembre, en la que formalmente se pide la renuncia mencionada. La carta está en archivos históricos.

Como Carranza no entregó a Gutiérrez el poder fue declarado rebelde, y en una carta del 10 de noviembre del mismo año, le dice Villa a Zapata, ante la negativa en cuestión: «…y negándose a entregarle el poder el día de hoy que expiró el plazo que le puso la Convención, ha llegado el momento que se rompan las hostilidades de manera decisiva y vigorosa en contra de aquel mal ciudadano…».

Visto Carranza como un traidor a la patria por estos dos personajes, considerados como los “más puros” del movimiento revolucionario, se entrevistan en Xochimilco ambos personajes. A los dos días del encuentro, el mero 6 de diciembre, hacen su entrada al centro de la Ciudad de México, Zapata y Villa, ante una población convulsionada que realmente no sabe qué es lo que está pasando.

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