LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

Cómo de que no: ¡México tiene grandes deportistas olímpicos!
Por Mario Alfredo González Rojas

Ahora que pasaron los Juegos Olímpicos sin pena ni gloria para los mexicanos, los que sólo ganaron cuatro medallas de bronce, he recordado con algunos amigos los grandes días de esplendor de nuestros atletas, que en contadas ocasiones han puesto muy en alto el nombre de México.
Estos juegos celebrados entre julio y agosto, con el nombre de Tokio 2020, aunque fueron en 2021, dejaron un mal sabor de boca entre los conocedores del deporte y de sus récords. Y si a comparaciones vamos, tenemos que mientras México logró cuatro medallas de bronce, San Marino (país europeo, de 34 mil habitantes, vecino de Italia), envió tan sólo 5 atletas, de los cuales cuatro ganaron medallas de bronce, incluyendo una de plata; nos superó por una de plata. Estados Unidos se llevó 113 medallas en total, mientras China, se quedó en segundo lugar con 88 preseas.
¿Culpables de nuestro desastre? Claro que los hay. Ya sabemos por qué. En su preparación privaron las pobres instalaciones, faltaron entrenadores de valía, todo lo de siempre, lo de siempre. ¿Para qué escarbar más, si al fin de cuentas nunca se enjuicia a nadie? Estamos como dice la escritora y periodista española Almudena Grande, que están en España, a la que llama la tierra de las libertades, porque como afirma la estimada colega, allí nunca sucede nada, pase lo que pase: hay políticos culpables a los que nadie hace nada aunque se les acuse; delincuentes de cuello blanco que también quedan incólumes; sacerdotes pedófilos a los que protegen sus superiores, en pocas palabras es otro México.
En fin, así en México la culpa en los resultados deportivos no la carga a fin de cuentas nadie, y siguen siendo los mismos directivos los que continúan muy frescos con sus patrióticas encomiendas, de impulsar el deporte hacia las alturas.
Recordábamos, decía, los grandes triunfos de los viejos tiempos, como la medalla de bronce de los Juegos de Berlín 36 que se ganó en básquetbol, y llegamos a la medalla de bronce de David Roberto Bárcena Ríos, en Moscú 80, medalla que por cierto conocí en su casa de Delicias, poco antes de su fallecimiento, acaecido el 22 de febrero de 2017. David “era un militar de nacimiento”, si así se le pudiera considerar, dado su inmenso cariño demostrado a la institución, en innumerables ocasiones. Me mostró un álbum con fotos y crónicas, y de cómo aparecía muy orgulloso encabezando al 20 Regimiento de Caballería en un desfile del 20 de noviembre en la Ciudad de México; era uno de tantos ejemplos de su representación del Ejército en ceremonias de gran significado.
Pues sucedió, que David Roberto Bárcena Ríos, ascendido a general de División en 2005, fue nada menos que a cinco Juegos Olímpicos: estuvo en Tokio 64, México 68, Munich 72, Montreal 76 y Moscú 80. Nada más él y el luchador Mario Tovar González, han sido los únicos que han estado en cinco juegos de esta naturaleza; con la sola diferencia, que Tovar lo hizo nada más en lucha olímpica, y Bárcena en la Prueba ecuestre de los tres días, y en pentatlón moderno.
Por cierto, el general era oriundo de Celaya, Guanajuato, pero ya para su primera presentación que fue en Tokio, gran parte de su preparación la hizo aquí en la YMCA; desde entonces Chihuahua fue su gran centro de preparación deportiva, sin descontar desde luego su concentración en el Comité Olímpico.
A propósito, siempre consideró, como me lo hizo saber, a Humberto Mariles, otro militar deportista, como el olímpico más destacado que ha tenido México. Mariles, nacido en Parral, obtuvo en ecuestre dos medallas de oro y una de bronce. Son dos deportistas, orgullo de México, que conviene recordar como estímulo para que nuestros representantes en Juegos Olímpicos saquen la casta, al margen del mediocre apoyo, que reciban de las autoridades.
David Roberto, quien entre sus altas encomiendas tuvo la de ser comandante de la Quinta Zona Militar de Chihuahua, me comentó que “Faltan más medios humanos, materiales y económicos para los deportistas, faltan instalaciones, pistas de atletismo, gimnasios, albercas, campos de béisbol”…
No podía decir lo contrario; ¿para qué?
Nuestra entrevista se selló con sus palabras, de orgulloso soldado mexicano:
“SOY SOLDADO POR CONVICCIÓN.

FIGURA POR OBLIGACIÓN.

EL ESPÍRITU DE LA CABALLERÍA ES INMORTAL.

SOY SOLDADO DE CABALLERIA Y AUNQUE ME ENCUENTRO RETIRADO DEL ACTIVO, SIGO SIENDO SOLDADO Y MORIRÉ AMANDO MI PROFESIÓN.

SOY SOLDADO DE LEVITA, DE ESOS DE CABALLERÍA”.

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