CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD

“El verdadero costo de la corrupción en el gobierno, sea local, estatal o federal, es la pérdida de la confianza pública” (Mike Quigley)
Por FerMan

La corrupción en la política no es un fenómeno nuevo, inclusive si nos remontamos a la antigüedad, ya se conocían los diversos sistemas de gobierno y sus referentes de corrupción, en este caso Aristóteles, uno de los filósofos más importantes de la Grecia antigua, señalaba que existían tres tipos de sistemas de gobierno: la monarquía, la aristocracia y la democracia, pero que, sin embargo, cuando las mismas se corrompían, se derivaban, la primera de ellas en una tiranía, la segunda en una oligarquía y la última en demagogia.

En la actualidad, la mayoría de las naciones se rigen por el sistema democrático, pero hemos sido testigos que muchos de esos sistemas se han corrompido y han caído en la demagogia, que no es otra cosa que el actual populismo o clientelismo. En América Latina, en la actualidad, nos encontramos ante una crisis del sistema de partidos políticos y de representación popular, lo que ha significado un declive considerable en la confianza de los ciudadanos hacía la política.

Lo anterior como consecuencia de la conducta de algunos “líderes” populistas, que prometen un supuesto cambio a favor del pueblo y lo que producen es mayor corrupción y pobreza, tal y como hemos sido testigos de lo acontecido en Venezuela, Cuba, Nicaragua y últimamente en México.

Como lo señalamos en la anterior publicación, de acuerdo con el informe publicado por la Organización multinacional “Transparencia Internacional”, la corrupción en el gobierno de México ha ido en aumento y según un nuevo informe recién publicado por el “Latinobarómetro”, organismo ciudadano internacional con sede en Santiago de Chile, y conforme a los resultados de la encuesta anual aplicada el año pasado en diversos países, la confianza de la sociedad en las instituciones políticas y en sus gobiernos ha ido en picada.

En esta encuesta, en cuanto a nuestro país, se informa que la Iglesia se encuentra en la mejor posición en confiabilidad, ya que la credibilidad ciudadana le otorgó el 61%, en segundo lugar se encuentran las Fuerzas Armadas con un 44%; las policías recibieron un 36% de confiabilidad, el titular del Ejecutivo Nacional un 32% y las Instituciones Electorales un 31%.

Asimismo, dicho informe señala que las instituciones consideradas de mayor importancia para una democracia, en cuanto a la confiabilidad, se encuentran al final de la lista, resultando de la siguiente manera: el gobierno con un 27%, los poderes judiciales con un 25%, los congresos con el 20% y los partidos políticos con el 13% de confiabilidad.

En el mismo contexto, refiriéndonos a dicho informe, la percepción de la corrupción va en aumento en la mayoría de los países latinoamericanos, donde colocan la dictadura de Venezuela con el mayor índice de corrupción, con un 75%, Chile con un 73%, Ecuador con un 72%, Paraguay y Perú con un 70%; sin embargo, en cinco países de la región, la población cree que la corrupción va en aumento, entre ellos: El Salvador (15%), Uruguay (31%), Nicaragua (44%) y Guatemala junto con México con un 49%.

Como se advierte del informe antes señalado, la población no confía en sus gobiernos por considerar que son corruptos. Y los partidos políticos, son los peores calificados en confiabilidad, indicando el mencionado informe que, entre más partidos políticos se crean, menos participación ciudadana se da en las urnas.

No obstante, también el informe de Latinobarómetro refiere que el 77% de los latinoamericanos señalan que es bueno votar, porque el voto es lo más popular que tiene la democracia, pero que también se debe protestar (31%) en contra de los malos gobiernos; finalmente, en dicho informe se concluye que en los años venideros se tomarán las calles, si los gobiernos electos no están a la altura de las exigencias ciudadanas, y se exigirá el cambio de los gobiernos para mejorar las democracias que funcionan mal.

“Fiat Justitae, Péreat Mundus”.

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