LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

Recordando la muerte del gran precursor de nuestra Independencia, Francisco Primo de Verdad Ramos
Por Mario Alfredo González Rojas

Un personaje poco conocido de los que promovieron la Independencia, fue Francisco Primo de Verdad y Ramos. Muchos ignoran que existió y que se incluye entre los antecedentes de la lucha libertaria, el esfuerzo que hizo porque hubiera otro orden de cosas en el país.
Las condiciones objetivas para hacer un movimiento de independencia, ya estaban dadas después de casi 300 años del coloniaje español, pero faltaban líderes, figuras arraigadas en distintos lugares. Sin embargo, las inquietudes que dejó Primo de Verdad, entre mucha gente, constituyeron un acicate para abrir los ojos, y ver que sí se podía organizar un movimiento de redención social.
Hoy lo recordamos con motivo de su muerte, acaecida el 4 de octubre de 1808. Nació en la Hacienda del Rincón, del hoy estado de Aguascalientes, el 7 de junio de 1760. De profesión abogado, era tenido como un hombre muy culto y de gran inteligencia.
Indudablemente, que Primo fue precursor del movimiento independentista de México. En ese sentido, se le declaró Benemérito en grado heroico por su labor en favor de la autonomía y de la independencia. Desafortunadamente, en la historia ocupan un lugar a veces oscuro, los personajes que en calidad de precursores, dieron en ocasiones hasta su vida, en defensa de sus ideales en bien de la patria.
En 1808 privaba un enorme desconcierto en la metrópoli, así como en sus colonias; las noticias llegaban con mucho retraso, circulaban además falsas versiones sobre los hechos que acontecieron, a partir de la llegada a España de José Bonaparte, impuesto por su hermano Napoleón. Como las condiciones ya estaban dadas para luchar por la separación de España, en el Ayuntamiento de la Ciudad de México se tuvieron reuniones de análisis sobre la convulsa situación que se vivía, y se pensó que era el momento justo para realizar la independencia.
Se pensó en formar un gobierno provisional, cuyo mando recaería en el mismo virrey, José de Iturrigaray. El 9 de agosto de 1808, el síndico Primo de Verdad hizo el pronunciamiento, con lo que se proponía que volviera la soberanía al pueblo. Esta postura lógicamente incomodó a los simpatizantes de la Corona española, por lo que se organizó todo un plan de resistencia en contra de las propuestas emitidas por el Ayuntamiento.
El 15 de septiembre de 1808 se apresó el virrey, siendo remitidos también a prisión Primo de Verdad, Juan Azcárate y otros. Los enviaron a la cárcel del Arzobispado. Se les tuvo en condiciones muy inhumanas, y hay distintas versiones sobre el fin de la vida de Primo de Verdad. Unos dicen que fue ahorcado, otros, que envenenado.
Este intento de formar un gobierno, marca un precedente para la lucha que vendría pronto, con Miguel Hidalgo a la cabeza del movimiento en favor de la independencia.
Recordamos con gratitud invaluable en este doscientos aniversario de la Consumación de la Independencia, a alguien que “puso el dedo en la llaga” sangrante de los mexicanos, para hacerles ver la realidad que se podía cambiar con la unidad de todos los oprimidos.
No olvidemos que las palmas, las deben compartir los que desarrollan una lucha y los que la culminan, pero también, los que se prodigan insistiendo con amplia visión en la necesidad de dar un nuevo orden a la vida nacional.

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