
“Cuando la injusticia se hace ley, la rebeldía se hace una obligación” (Anónimo)
Por FerMan
Las resoluciones que en los últimos días ha emitido la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tales como la autorización para asesinar inocentes en el vientre de las mujeres, acción conocida técnicamente como la despenalización del aborto y la eliminación del derecho a la objeción de conciencia del personal del sector salud, han polarizado a la sociedad mexicana, presentándose inclusive enfrentamientos violentos entre quienes están a favor de la vida y quienes, defendiendo un antivalor, festejan el asesinato de inocentes desde el vientre de sus madres.
Dichas resoluciones injustas no se entienden, en principio debido a que se emiten en un país como México, donde según datos del INEGI, al año 2020, había 90, 224, 559 mexicanos perteneciente a la religión católica, lo que representa más del 80% del total de la población mexicana y quienes, acordes con sus principios y valores, protegen la vida desde el momento de la concepción, por lo que, las decisiones tomadas por los ministros de la Suprema Corte van en contra de la gran mayoría de los mexicanos, violentando los valores y principios que durante siglos han sido la columna vertebral que sostiene a la Nación Mexicana.
Además de ello, dichas resoluciones han sido emitidas en contra de los ordenamientos legales nacionales e internacionales que defienden la vida de un ser humano desde el momento de la concepción. Entre estos ordenamientos legales, por citar algunos, tenemos a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual, en su artículo primero establece:
“En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte”.
Asimismo y tomando en cuenta los Instrumentos internacionales en materia de derechos humanos de los que el Estado Mexicano forma parte, y que definen a la protección de la vida de todo ser humano concebido como el principal derecho humano, tenemos entre ellos a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, misma que en su artículo 1.2 señala:
“Para efectos de esta convención, persona es todo ser humano” y en su artículo 4.1 indica “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley, y en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
En el mismo sentido, la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, en sus párrafos primero y noveno del preámbulo, indica: “La libertad, la justicia y la paz en el mundo se basan en el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. El niño por su falta de madurez física y mental necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”.
También, en su artículo 6 señala: “1. Los Estados Partes reconocen que todo niño tienen el derecho intrínseco a la vida. 2. Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño”.
Es por lo antes expuesto que, podemos asegurar que los ministros de la toda poderosa Suprema Corte de Justicia de la Nación, la han convertido en una oligarquía jurídica, emitiendo resoluciones injustas, alejadas de la verdad y cumpliendo consignas de ideologías perniciosas que nada tienen que ver con la realidad mexicana.
Inclusive, han transgredido la separación de poderes, al ordenar a los congresos de los Estados libres y soberanos de Sinaloa y Coahuila modificar su legislación para que se permita el asesinato de niños por nacer, entre otros disparates jurídicos.
Es por ello que, se debe alzar la voz en defensa de quienes no tiene voz, porque los niños mexicanos que están por nacer se encuentran en grave peligro, pues los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, han dado luz verde para que las autoridades de México asesinen a quienes están por nacer, sin ninguna consecuencia jurídica.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.