CHAIROMAQUIA

EL REY HA MUERTO; ¡LARGA VIDA A LA REINA!

TOÑO PIÑON

 

Hoy miércoles 8 de septiembre de 2021 es la fecha marcada para el cambio de Gobierno en el Estado de Chihuahua. Javier Corral Jurado termina su mandato, excepcionalmente de cinco años y se da inicio al periodo administrativo a cargo de María Eugenia Campos Galván, que será de seis años como la ley lo ha establecido en Chihuahua desde 1944. Hoy toma protesta la primer Gobernadora en la historia de nuestra entidad federativa.

Sale Javier Corral por la puerta de atrás. En medio de múltiples quejas, insultos, ofensas y reclamos por su pobre actuación, entrega el Gobierno peor que como lo recibió, siendo justamente el mal gobierno anterior la única razón por la que el pueblo le dio el voto. Es decir, ni siquiera eran altas las expectativas, pues la gente se conformó con la opción que no representara la continuidad duartista, sea quien fuere; no era mucho lo que Chihuahua pedía y aun así decepcionó, pues terminó haciendo justo lo único que no debía hacer: ser peor que el peor que habíamos tenido. Era difícil superarlo, pero lo logró y para poner un solo ejemplo de muchos mencionamos el siguiente: uno de los rubros por los que fue más odiado César Duarte es la enorme deuda que le dejó a los chihuahuenses por un monto aproximado de 55,000 (cincuenta y cinco mil) millones de pesos y lejos de por lo menos aminorar esta tragedia económica, nos entrega la chamba que le encargamos con una deuda de aproximadamente 64,500 (sesenta y cuatro mil quinientos) millones de pesos sin obra visible que justifique tal desfalco a nuestro estado. Desperdició tiempo y dinero que no le correspondían, que eran vitales para el chihuahuense y su desarrollo. Javier Corral Jurado es oficialmente el peor Gobernador que ha tenido el estado libre y soberano de Chihuahua.

Ahora que se va, a tooooda la clase política, medios de comunicación, sector empresarial, el “círculo rojo” pues, se les llena la boca de insultos, burlas y reclamos a Corral Jurado, cuando al inicio era un panorama muy distinto. Los panistas estaban que no cabían de gusto por recuperar el Gobierno del Estado desde que Francisco Barrio asumiera el cargo en 1992 (siendo apenas la segunda ocasión en la historia que el PAN ganaba “la grande” en la entidad); medios de comunicación, locutores, conductores de programas de radio y televisión y editorialistas no se detenían en halagos para el valiente que se atrevió a vencer “al César” en las urnas, buscando sus afectos por quizá lograr alguna “consideración” del nuevo mandatario; el empresariado festejaba que sea el PAN quien llegara al poder derrotando a Duarte, el corrupto que solo benefició a unos pocos y excluyó de los buenos contratos a casi todos; e incluso hasta movimientos de izquierda como “Unión Ciudadana” y su líder mas visible, Jaime García Chávez, no cabían de orgullo por ufanarse de ser parte de la llegada del Juarense y Víctor Quintana, fundador de Morena, integraba el gabinete en el área de Desarrollo Social para olvidar momentáneamente sus luchas obradoristas, traicionando al entonces Presidente de ese partido y hoy Presidente de la República y presto con entusiasmo para gobernar junto con la derecha chihuahuense. Al parecer todo Chihuahua estaba “rete” contento con el señor Corral.

Así las primeras semanas todos le festejaban sus “gracias”. Le elaboraban documentales de como entrenaba y alimentaba a “Greta”, una de sus mascotas; veían con agrado que llevara a sus dos cánidos a pasear por Palacio de Gobierno; publicaba personalmente mucho en sus redes sociales y acostumbraba hacerlo en compañía de sus gatos; uno de sus primeros actos trascendentes de gobierno fue organizar la “carrera de la liberación” en la cual él mismo participó como maratonista profesional; cambió el nombre oficial al nuevo transporte semi masivo porque “Vive Bus” fue idea del tirano Duarte y había que eliminar su rastro de la faz del Estado Grande; pintó las casetas de las carreteras de cuota de color azul, porque sin duda era muy necesario para la sociedad; tapizó la ciudad de espectaculares y demás publicidad donde evidenciaba al ballezano ex gobernador como prófugo de la justicia; intervino para que quedara un magistrado “obediente” como Presidente del Tribunal y eligió jueces “a modo”, de los llamados “de consigna” para repartir órdenes de aprehensión como volantes en un crucero. El círculo rojo aplaudía, aunque cada vez menos convencido.

Recuerdo que un servidor, que desde el día 1 fui fuerte crítico de este nefasto personaje, en un principio era tildado de “ardido” por describir de cuerpo entero a Corral Jurado y vaticinar su fracaso; luego no faltaba quien me dijera “dale chance, no seas tan criticón, hay que esperar al primer año a ver que demuestra”. Me pasó incluso que vi perder algunas amistades (que tal vez no eran verdaderas amistades si las perdí solo por joder públicamente a Corral), como el caso de Karla (omito el apellido), quien después de algunos buenos años de amistad decidió bloquearme de las redes sociales tras reclamarme que fuera tan crítico con Javier y sobre todo que me haya hecho “tan obradorista”; paradójicamente ella terminó pidiendo trabajo (que le concedieron) en la Delegación de Bienestar de Gobierno Federal, quizá, con amnesia selectiva y conveniente. El priísmo parecía más que en duelo, en estado catatónico; muchos no criticaban por miedo a ser relacionados con Duarte, sea por consecuencias legales o por vergüenza social; otros, los empleados públicos, callaban su sentir por cuidar sus trabajos. De este modo como casi siempre ocurre, el gobernante nuevo cuenta con apoyo de casi todos los sectores y en este contexto fuimos muy pocos los que advertíamos respecto a la clase de peligro por el que Chihuahua votó; un servidor insistentemente analizaba algunas de las semejanzas entre Duarte y Corral, verbigracia, la prioridad que ambos tenían de agradar a la clase política de CDMX en vez de gobernar para los chihuahuenses y en este sentido repetí afanosamente que Javier habría de superar los logros negativos de su antecesor. Hoy desgraciadamente el tiempo lo confirmó y cerramos peor este mandato que como cerramos el de hace 5 años.

Pero no tardaron en cambiar las cosas. Los medios de comunicación empezaron a observar como la inversión pública en este rubro, es decir, convenios para contratación de publicidad oficial, era descaradamente dirigida a unas cuantas manos (Canal 28 principalmente, cuyos “caciques” se hicieron millonarios en este quinquenio) y el gremio veía caer drásticamente sus ingresos con el mejor de sus clientes, siendo este el momento en que empezaron a surgir los principales críticos del desgobierno del “nuevo amanecer” y a lo cual el Gobernador respondía con peor mal trato, prepotencia y tiranía (características de este personaje narcisista). El panismo seguía celebrando la llegada de su gran jefe, pero poco a poco se empezaban a distanciar los grupos al interior del partido azul y el duartismo seguía huyendo de la cruenta persecución política, merecida o no (porque “persecución política” no solo implica molestar inocentes sino también puede haberla sobre culpables, como en este caso, donde muchos duartistas fueron perseguidos justamente, pero la principal motivación de Corral era el odio político hacia ellos y su líder). Incluso el Gober también empezó a cambiar un poco sus principales ocupaciones, pues los maratones los dejó un momento para dedicarse al Golf, siendo visitante asiduo del San Francisco Country Club, su oasis dentro del caos que es Chihuahua; ahí, trataba de perfeccionar su swing mientras el crimen organizado perfeccionaba sus métodos, la corrupción aumentaba incluso en temas tan sensibles como la educación donde SEECH fue una de las peores calamidades de este sexenio que hoy fenece y el boquete financiero de toda la administración pública iba creciendo de a poco; fue así, al verle despreocupado jugando 18 hoyos varias veces por semana, que algunos que callaban decidieron atreverse a acompañarnos a las aún pocas voces que insistíamos en el apocalipsis que este sujeto estaba creando para Chihuahua. Sin embargo, no faltaba quienes seguían aplaudiendo las gracias del bufón de Palacio.

Ya en el ocaso de su gobierno, después de volver a cambiar de ocupación y terminar como tenista profesional, su fracaso como administrador y político fue tan evidente que acumuló muchos meses como último lugar en el ranking de gobernadores en el país, ejercicio que realizan diversas casas encuestadoras para medir la popularidad de los mandatarios en los 31 estados y la Ciudad de México, donde Javier Corral siempre fluctuaba entre el último, el penúltimo o el antepenúltimo, pero no más arriba de ahí. El pueblo adoptó como apodo adecuado el de “el vulgar huevón”, parafraseando el apodo que Corral repitió hasta el cansancio para Duarte de “el vulgar ladrón”. Nunca logró atrapar a César Duarte (pues Estados Unidos se lo entregó al Gobierno Federal cuando este quiso), retuvo indebidamente en el CERESO a algunos de sus procesados (incluyendo el lamentable caso del acusado que falleció de COVID sin estar justificada su detención), fue nulo en obra pública, permitió la corrupción en todas sus dependencias, lastimó a gremios muy sensibles como el del magisterio y los trabajadores de la educación, no pudo contra la inseguridad y perdió el respeto de toda la clase política, incluyendo a los militantes de su propio partido. Es difícil ver a un político en funciones desmoronarse en TODOS los ámbitos que le rodean y le corresponden en relación con su cargo público. Debiera ser un caso histórico al respecto.

En tiempos de las monarquías había una frase que relataba el momento justo en que se daba el cambio de poder o la sucesión en el trono, que decía “El Rey ha muerto; ¡que viva el Rey!” o también podía ser “El Rey ha muerto; ¡larga vida al Rey!”. Esta oración puede sonar contradictoria si no se conoce el contexto en que se gritaba. Se cree que la primera vez que fue utilizada ocurrió en el año 1272 cuando fallece el rey Enrique I y lo sucede Enrique III, en el reino de Inglaterra. En Francia se hizo popular a partir de 1422 en la sucesión de Carlos VI por Carlos VII, bajo el grito de “Le roi est mort, ¡vive le roi!”. La expresión describe el momento exacto de la transición, pues recordemos que las monarquías son hereditarias y el jefe de estado y gobierno, es decir el rey, asume su cargo al momento de morir el antecesor; justo en el instante en que el monarca vigente exhala su último suspiro se da en automático la pérdida de la investidura de poder del recién finado y como la corona no puede quedar acéfala, preciso en ese instante también, adquiere los poderes del reino el heredero al trono. Por tal motivo, en esta frase, la parte de “El Rey ha muerto” se le dedica a quien se fue mientras que “que viva el Rey” se pregona para darle la bienvenida al nuevo gobernante por designio de Dios. Lo curioso de esta expresión es que el pueblo y los sirvientes reales no tienen tiempo ni oportunidad de llorarle mucho a su bien amado monarca acaecido ni rendirle más honores que los que el rey entrante decida celebrarle, pues adquieren la obligación inmediata de adorar a ese nuevo rey dejando atrás el tiempo donde se le adulaba, obedecía y servía fiel y devotamente al que en ese momento abandona el mundo y por tanto, deja de ser el objeto de toda la atención que su cargo provocaba. No hay tiempo de extrañar, hay que poner ahora esa atención y los mejores afanes para agradar al nuevo líder y gobernante.

Hoy que se va Corral, todo el círculo rojo se llena de ofensas e insultos hacia su persona sin recordar como le aplaudían sus exabruptos, para agradar a la Gobernadora entrante, con quien el saliente protagonizó una guerra que llegó al terreno personal incluso, sin precedentes y menos tratándose del mismo partido. Actualmente leemos y escuchamos a todos los comunicadores chihuahuitas criticar indignados a este gobierno, más con la intención de que la nueva reina de Chihuahua los escuche y les favorezca con su gracia real, que con indignación genuina. Nos toca despedir al cadáver del nuevo amanecer (aunque se le consideró difunto político desde que Maru recibió la constancia de mayoría) y dar la “bienvenida” a un nuevo gobierno que parece entrar igualito que el anterior: quejándose de las finanzas y buscando endeudar con un nuevo crédito a Chihuahua para poder, primero, pagar las faraónicas tomas de protesta, comidas, brindis y besamanos acostumbrados; luego, para cerrar el año con sueldos, salarios y aguinaldos para los empleados pero sin que esto represente reducción en el gasto suntuoso de lujos y comodidades que los políticos NECESITAN para poder medio trabajar. Recordemos que la austeridad casi siempre consiste en despedir a los de abajo y no en restringir gastos excesivos a los de arriba.

Es miércoles 8 de septiembre, la ley ordena el cambio de poderes, se cierra un ciclo e inicia otro. El famoso círculo rojo en el estado de Chihuahua está listo para decir: “¡EL REY HA MUERTO, LARGA VIDA A LA REINA!

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