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La estatua de Pancho Villa, que sigue cabalgando

Por Mario Alfredo González Rojas

 

Todavía es hora que no se ponen de acuerdo para instalar la estatua de Pancho Villa en Parral, esa en la que está montado el general en un “caballote”, que adquiriera el anterior Gobierno del Estado. La tienen cerca de la Plaza Juárez, y por lo que se ve, pasarán todavía muchos años para que se llegue a un común punto de vista y se traslade a su lugar definitivo o casi definitivo.

Porque esto de poner una cosa en un lugar, a veces, “no siempre es para siempre”. Aquí en la ciudad de Chihuahua, recuerdo que la estatua de José Fuentes Mares, el afamado escritor, primero se colocó a la entrada del estacionamiento de un WALMART, en la salida para Delicias. También está el caso de una estatua de José María Morelos, que estuvo un tiempo allá por el Cerro Coronel, pues expuesto a la mirada de unos cuantos, cuando las estatuas son para verse.

A Fuentes Mares lo trasladaron al Paseo Bolívar y quedó en un espacio demasiado transitado. Luego bajaron a Morelos y lo pusieron ahí por Zootecnia; usted fíjese cuando vaya para Cuauhtémoc, y lo encontrará como indicando, sean todos bienvenidos. No sé quién gestionaría esos cambios de lugar, pero creo que estuvo mejor cien veces.

Ahora vamos al tema inicial, el de Villa, a propósito de su muerte recordada este 20 de julio; sucede que antes había una estatua muy bien hecha del Centauro, a la entrada de Parral, algo cerca del Seguro Social y se decidió que mejor había que llevarla a otra parte y la instalaron a la salida a Durango, como si el general quisiera también ver para su estado natal, pero sin dejar de pisar el suelo que tanto quiso, del Parral de sus amores. Incluso decía, que Parral le gustaba hasta para morir. Y cuando le llegó la hora, como solía decir el notable escritor español Francisco de Quevedo, aquí vino a quedar, en tierra minera, la que sigue sintiéndolo suyo.

La estatua en cuestión fue obsequiada por el presidente José López Portillo, habiendo sido tramitada a deseo del entonces presidente municipal, el licenciado Jesús Urbano Arzola Cárdenas (trienio 1980-1983). Entre los gestores del monumento, habría que mencionar a Domingo “Mingo” Salayandía y el licenciado Rafael Chávez. El primero era el presidente de la Asociación Nacional de Periodistas y Editores de Provincia – por ahí va el nombre -; ambos muy buenos amigos del edil.

La estatua la fue a inaugurar a Hidalgo del Parral, el presidente de la República. Allí parecía el lugar ideal, muy cerca del panteón donde se sepultó a Villa. Los parralenses veían como muy en casa al general, recuerda Salvador Baca Herrera, amigo originario de la “Capital del Mundo”, cuando de pronto que se lo llevan a la salida a Durango. A propósito, me contó en una ocasión el presidente Arzola, nativo por cierto de la Mimbrera, municipio de Hidalgo en Durango, que su abuelo conoció muy de cerca al “principal brazo armado de la Revolución”. Se emocionaba Arzola haciendo mil recuerdos de aquellos años, cuando su papá le narraba detalles de la relación que tuvo su abuelo con el legendario personaje.

El abuelo le vendía ganado a Villa, y en una ocasión -decía el padre al hijo- le mandó a hablar el militar para que fuera a la hacienda de Canutillo para pagarle los adeudos pendientes. Muchas cosas le platicaba su papá, del abuelo, del tierno abuelo, que tenía muy buena relación con Pancho Villa y Jesús Arzola, recordó a este texto servidor, que me decía, que él se declara villista.

Al anunciarse la llegada de la estatua a Parral, en medio del regocijo se hizo una consulta popular, para ver en qué sitio se le colocaba. Ese tipo de consultas sí proceden, no violan ningún orden jurídico, representan además un abono para nuestra democracia.

La mayoría optó por la entrada a Hidalgo del Parral. Se contó desde luego -la historia es historia y siempre hay diversidad de opiniones- con la oposición de algunos, posiblemente afectados en sus ancestros por la ola de la Revolución. No faltaron los comentarios, en el sentido de que porqué se le daba tanta importancia a un “bandolero y “sanguinario”.

Villa jugó un papel de primer orden en batallas cruciales para la causa. En la Toma de Ciudad Juárez, fue uno de los principales puntales. Cayó Porfirio Díaz, en esa ocasión. En Zacatecas, el triunfo sobre Victoriano Huerta fue definitivo para derribar la dictadura, es una de las grandes medallas de Francisco Villa. Hay mucho que contar de su genio militar…

En la vida de cada hombre algo siempre prevalece. Y la balanza de la historia es fría, es implacable.

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