EL ORÁCULO DE APOLO

 

China: ¿Capitalista o comunista?

Por Enrique Pallares R.

 

China celebró este primero de julio 100 años de la fundación del Partido Comunista Chino. Un partido que empezó con menos de 100 miembros, hoy cuenta con 92 millones de personas en sus filas. Gobierna sobre la casi cuarta parte de la población mundial. Su conmemoración ha sido fastuosa y el líder supremo amenaza al mundo con una Gran Muralla de acero formada por 1,400 millones de chinos

Sin embargo, a 70 años después de que se constituyó como el país comunista más grande del mundo y con una población de más de los 1,400 millones de habitantes, la nación asiática va encaminada a convertirse en la principal superpotencia económica del planeta.

Según los analistas, su Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2020 fue de 14,722,840M (es decir, 14 billones 722, 840 millones) de dólares con una predicción, según el Fondo Monetario Internacional, de un incremento del 8.1% para el 2021. Sólo es superado por el de Estados Unidos que es de 20,936,600 M de dólares en el mismo año; aunque en términos de paridad del poder adquisitivo ya es la más rica del mundo.

También tiene el sector bancario más acaudalado y el país con mayores activos, y aunado a lo anterior, es el que más produce y exporta; lo que lo convierte en el principal gigante comercial del planeta. Si confiamos en la revista Fortune, de las 500 corporaciones más grandes del mundo, 119 son chinas.

Después de la muerte de Mao, quien quedó como líder máximo fue Deng Xiaoping. En 1978 él impulsó un programa económico que se conoce como “Reforma y Apertura”. Este programa hizo que China pasara en tan sólo 40 años de ser un país pobre y rural a una superpotencia mundial.

Deng hizo todo lo contrario de lo que sostenía dogmáticamente Mao. Liberalizó la economía, permitiendo que resurgiera el sector privado y al mismo tiempo descentralizó el poder dejando la toma de decisiones en las autoridades locales. Desmanteló aquellas comunas propuestas por el pensamiento leninista, y les dio mayores libertades a los campesinos para que ellos mismos administraran las parcelas o tierras que cultivaban pudiendo vender los productos que cosechaban.

Aunque por muchos siglos China fue una cultura con poco acceso hacia afuera, y en los primeros años de comunismo una sociedad cerrada, en este programa de reformas, se abrió al exterior. Empezó a establecer comunicación con Estados Unidos y firmó convenios con Washington en la era Nixon en plena guerra fría. Esto fue muy importante para China, ya que empezaron los contratos comerciales no sólo con EEUU sino, en general, con Occidente. Esto permitió que entrara a la economía del país asiático inversiones extranjeras y multinacionales del tipo de Coca-Cola o McDonald’s.

Es claro que Deng introdujo un modelo económico basado en una economía de mercado, independientemente del nombre con sabor marxista que se le dio: “Socialismo con características chinas”. El programa “Reforma y Apertura” tuvo éxito, pues China empezó a crecer de manera sostenida como ningún otro país propiamente capitalista. Según el Banco Mundial, más de 800 millones de chinos salieron de la pobreza gracias a este programa.

Los posteriores líderes y el actual mandatario, mantuvieron estas reformas y una franca voluntad de apertura. De esta manera, China se modernizó dominando la fabricación de ropa, artefactos eléctricos, textiles, computadoras (Lenovo), el segundo en la fabricación de teléfonos celulares y sobre todo convirtiéndose en un gigante tecnológico con su controvertido Huawei y su tecnología 5G. Cabe señalar que muchos de los multimillonarios, con fortunas de más de 1,000 millones de dólares son chinos.

Entonces, con todo esto, cabe la pregunta: ¿podemos decir que China es un país comunista?

En lo económico si, pero en lo político no. Políticamente es un país que sigue gobernado por un solo partido, el Partido Comunista Chino que, como dijimos, acaba de celebrar 100 años de haberse fundado y tener 70 años en el poder. Opera de forma centralizada y no hay región o ciudad en donde no tenga un dirigente. El Parlamento o Asamblea Popular está controlado de manera absoluta por dicho partido, pero de alguna manera es autocrático, difícilmente hay opinión diferente a la del líder máximo.

No existe libertad de prensa, los pocos medios escritos privados son censurados constantemente y pensar con libertad políticamente es exponerse a ser encerrado. Todo está bajo control estatal y bajo censura de aquellos que son pro-gobierno. También los medios masivos, Internet y la vida académica están bajo los ojos del Partido Comunista.

Si bien es cierto que el PCCh está detrás de todos los aspectos de la economía, en lo económico, es claramente una sociedad de consumo, lo que es totalmente opuesto al comunismo. Por ende, China está más cerca del capitalismo que del comunismo, a pesar de que el Estado controla las empresas más grandes del país sobre todo aquellas que manejan los recursos naturales.

Desde luego que estos rasgos socialistas ponen en desventaja la balanza comercial con otros países, pues las enormes ayudas estatales a empresas privadas chinas le dan una enorme ventaja comercial al país asiático.

¿Será China, en lo futuro, un modelo económico y político a seguir?¿Valdrá la pena perder la libertad física y de pensamiento, así como derechos humanos por un auge económico como el experimentado por China?

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