“La corrupción de la política empieza por la corrupción del lenguaje” (George Orwell)
Por FerMan
Los países democráticos están desapareciendo debido a la corrupción imperante en los gobiernos que se valen del populismo como instrumento para debilitar las instituciones gubernamentales. Esto debido a que vemos cómo los gobiernos populistas emplean todo su poder para desaparecer las instituciones autónomas, con el objetivo encubierto de que no haya autoridad alguna que se oponga a sus intereses.
El populismo existe en varios países del mundo y en Latinoamérica no es la excepción, donde tenemos ejemplos muy claros de dichos gobiernos, populistas, antidemocráticos y violadores de los más elementales derechos humanos. Entre ellos se encuentran Cuba, Nicaragua, Venezuela y por supuesto, y por desgracia, nuestro querido México, donde “Un lobo vestido con piel de oveja” está como titular del Ejecutivo de la Nación.
En este contexto, existen escritores como Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, quienes en su libro “Cómo mueren las democracias” hacen alusión al peligro que representa para la democracia un gobierno populista. Entre otras cosas, mencionan que los gobernantes populistas tratan a sus adversarios como enemigos, intimidan a la prensa libre, y amenazan con impugnar los resultados electorales, intentando debilitar las defensas institucionales de la democracia, incluidos los tribunales, servicios de inteligencia y todo lo que se refiere a la ética pública.
Lo anterior, por desgracia, inicia en las urnas, cuando los ciudadanos, cegados por programas populistas, votan por candidatos antidemocráticos, como sucedió en la pasada elección en México, donde una gran mayoría voto por los candidatos del partido político MORENA, organismo que tiene entre sus objetivos ir en contra de la vida, la libertad y la familia.
El libro antes referido señala además que, un gobierno populista siempre tiene en su discurso corruptivo que es un gobierno antisistema, afirman que representan la voz del “pueblo” y que libran una guerra en contra de lo que describen como la élite corrupta y conspiradora. Asimismo, según estos gobernantes, atacan de antidemocráticos o antipatrióticos a los partidos opositores, sus discursos son que el sistema en que hemos vivido hasta que ellos arribaron al poder, en realidad no era una democracia, sino que había sido secuestrada por las élites del poder y prometen enterrar esa democracia y regresarles el poder al “pueblo”.
Si esto lo trasladamos a México, vemos con preocupación que le cae como anillo al dedo al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien populista como es, ha debilitado las instituciones autónomas de nuestro país; ha mentido y sigue mintiendo con respecto a los temas trascendentales de la nación y día con día, combate a quienes se oponen a sus intereses.
Esto en verdad debe preocuparnos y mucho, pues proteger la democracia exige algo más que temor o indignación, se requiere una gran dosis de valor para confrontar las arbitrariedades del gobierno y alzar la voz en contra de este gobierno populista que poco o nada le importa la verdadera democracia de nuestro México.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.