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¿Qué tendrá el Salón de la Fama del Basquetbol Mexicano que custodiará la UACH?

Por Mario Alfredo González Roja

 

A través de los años deben haberse acumulado sucesos muy importantes del básquetbol mexicano. En este sentido, muchos tenemos curiosidad por saber qué se exhibirá en el Salón de la Fama del Básquetbol Mexicano, que a partir de octubre abrirá sus puertas en el edificio de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Chihuahua. A propósito, estará muy cerca del espacio que ocupó el antiguo Gimnasio Rodrigo M. Quevedo, por la calle Once, y que hoy son oficinas de gobierno. Dicho gimnasio inaugurado en 1935, marcó el inicio de las grandes épocas del básquetbol de Chihuahua.

Aunque México no ha estado presente en el básquetbol olímpico desde 1976, que fue su última aparición en los Juegos de Montreal, tiene un historial muy interesante que valdría la pena recordar en esta entrega. En competencias internacionales, hay que recordar su notable actuación en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, en que se obtuvo el tercer lugar y con ello, la medalla de bronce, que ha sido la máxima presea alcanzada en este nivel en el deporte ráfaga. Formando parte de la selección mexicana por parte de Chihuahua, se encontraban Jesús “Tuto” Olmos, Francisco “Kiko” Martínez y Greer Skousen. En esos años no se contaba como ahora, con instalaciones deportivas de primer nivel para la práctica del básquetbol, incluso no las había en Berlín, y tal es el hecho que los partidos se disputaron en una cancha que no estaba techada y a la vez, su piso era de arcilla.

La lluvia llegó a obstaculizar el idóneo desarrollo de algunos juegos. Por ejemplo en el que México se impuso por 26 a 12 a Polonia, para obtener el tercer lugar, se contó con una pertinaz lluvia, lo que hizo que las acciones se suspendieran en algunos momentos. Como dato anexo, permítaseme mencionar que este que escribe tuvo la oportunidad de tomar en su mano derecha la medalla de bronce de “Tuto” Olmos, en una ocasión en que un hijo de éste, hiciera una visita a nuestra ciudad y me la mostrara en la casa de uno de sus hermanos. Recuerdos van y vienen en la vida, pero tienen un valor que no se pierde. Las medallas al equipo mexicano de baloncesto, fueron entregadas una a una por el mismo Adolfo Hitler. Fueron 12, pero como no fue uno de los seleccionados, Edmundo “Mudo” Acuña, la delegación mexicana acordó entregarle la sobrante a James Naismith, el inventor del básquetbol.

También vale la pena recordar los Juegos Olímpicos de México 68, en que los nuestros alcanzaron un honroso quinto lugar; no hubo medalla desde luego, pero sí la enorme satisfacción de ocupar esa posición dentro de los 16 mejores equipos del mundo. Mucho se habló del papel tan honroso que tuvo México en básquetbol en estos Juegos Olímpicos, en los que desempeñaron un papel fundamental los chihuahuenses. Fueron cinco los de Chihuahua: Enrique “Chiquis” Grajeda, Carlos “Aguja” Quintanar, Oscar Asiain Ruiz, Fernando Tiscareño González y John Hatch Bluth.

Otro notable recuerdo es la asistencia a los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá de 1967, en que el seleccionado nacional ganó la medalla de plata, bajo la conducción de Lester Lane. En este torneo, México enseñó las “garras”, con lo que hizo pensar a jugadores de otros países sobre sus adelantos y de lo que podría ser capaz de mostrar en los juegos que se efectuarían en 1968. En el partido definitivo para decidir el primer puesto de los Panamericanos, Estados Unidos tuvo que meterse a fondo para doblegar al conjunto mexicano. Después de un primer medio tiempo muy disputado, los del país vecino impusieron su mejor sistema de juego en los últimos minutos. El marcador terminó 93 a 74, lo que parece no ser muy elocuente de lo disputado que estuvo por algunos minutos la contienda.

El prestigio del baloncesto de México en Juegos Olímpicos, también se vio refrendado en los buenos tiempos, por el desempeño que se llegó a tener en otro tipo de competencias internacionales, como Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos y el CentroBásket.

Veamos algo sobre Centroamericanos. México obtuvo la medalla de oro en los siguientes torneos: los juegos de la Ciudad de México, de 1935; en los juegos de Barranquilla, Colombia, de 1946, en los que también la selección femenil ganó la presea dorada; los de la Ciudad de Guatemala, Guatemala, de 1950; los de la Ciudad de México, de 1954; los de Caracas, Venezuela, de 1959; los de San Juan, Puerto Rico, de 1966; y los de 1990, en la Ciudad de México.

Entre los recuerdos adjuntos a las posiciones señaladas, vale la pena mencionar que en los Séptimos juegos de 1954, realizados en el Distrito Federal, tuvo una actuación muy destacada el chihuahuense Héctor “Tarzán” Guerrero, sobresaliendo la lograda en el partido contra la República Dominicana. Guerrero, encestó nada más y nada menos, que 51 puntos; el marcador quedó 91 a 42.

Estamos nada más recordando las brillantes participaciones de México en torneos internacionales, pero hay mucho que hablar de los campeonatos nacionales, que vinieron a darle brillo a toda una época antes de que Jorge Tousaint viniera a descomponer la gran trayectoria de este deporte, pero esto merece capítulo aparte.

Lejos quedaron los trepidantes campeonatos nacionales, esas emocionantes finales de Primera Fuerza Varonil, por lo general disputadas entre Chihuahua y el Distrito Federal. Y qué decir también de los campeonatos nacionales en Primera Fuerza Femenil.

El Salón de la Fama debe tener mucho que ofrecer a los aficionados y a las nuevas generaciones. Esperemos que se haya archivado y conservado lo mejor, ojalá que no haya habido manos impías que a través de los años hayan mutilado los bellos recuerdos del básquetbol, que ahora la UACH quiere preservar.

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