EL ORÁCULO DE APOLO

La divulgación de la ciencia, la filosofía y las humanidades.
Por Enrique Pallares

Uno de los principales retos que tenemos hoy día en el campo de la filosofía, la ciencia y las humanidades es la divulgación de las mismas. Consideramos que el gran público es ajeno al desarrollo del conocimiento científico y filosófico y que es necesario acercar éste al ciudadano como factor importante para que subsista una democracia. Dentro del campo de la comunicación de estas disciplinas existen dos actividades que son frecuentemente confundidas.
Por un lado tenemos la divulgación y por otro lado la difusión del conocimiento. Esta última está relacionada con la comunicación entre los expertos de algún saber. La enseñanza de la ciencia y de la filosofía, están comprendidas dentro de esta actividad. En cambio, la divulgación, es hacer más accesible esos conocimientos a un público más amplio, que sin saber temas de especialistas, quiere cultivarse y pueda comprender que se está haciendo en los diferentes tópicos de la ciencia, las humanidades y las artes.
Si pretendemos que cada vez, mayor número de gente esté enterado de lo que pasa en estos campos de investigación, así como sus repercusiones en la vida cotidiana, tenemos que ser conscientes que hay claras diferencias entre difundir (y enseñar) y divulgar.

Desde luego, las dos actividades tienen como objetivo transmitir un mensaje al aprendiz o al público. Sin embargo, los conceptos científicos y filosóficos están expresados en un lenguaje particular que se ha desarrollado respectivamente en cada área. Las nociones tienen significados precisos, pero en muchas ocasiones son diferentes a los que tienen los mismos términos en el lenguaje común. Esta es una de las razones por las cuales, el divulgador debe darle al público información extra que permita entender el mensaje y el conocimiento presente y actual, en cada una de las disciplinas que comprenden cada uno de los campos.
La enseñanza se caracteriza por ser un proceso de comunicación en el que está caracterizado por dos exigencias fundamentales: que el receptor entienda el mensaje y, que lo aprenda y lo aplique. Este tipo de comunicación utiliza diversa técnicas y métodos que garantizan ese aprendizaje y que mediante una evaluación se asegure que se han asimilado los conceptos, las ideas y las habilidades contenidos en la disciplina.

En cambio, en la divulgación el aprendizaje no es una exigencia y, por ende, tampoco es evaluado. Por lo anterior, gran parte del esfuerzo que se requiere en las actividades de divulgación está dirigido a garantizar que la información se presente de una forma que facilite su comprensión y que, por otro lado, lograr despertar en el público el interés por el tema en cuestión.

El propósito de los artículos de divulgación consiste precisamente en hacer llegar al público una información científica, filosófica y humanística que promueva una cultura científica y humanística. Que esta información comprenda un conjunto de conocimientos y nociones que una persona necesita para poder entender cuestiones y problemas (como cambio climático, democracia y autocracia, epidemias, responsabilidad social compartida, clonación, etc.) que se ventilan o aquejan en nuestra sociedad y, en particular, que permitan dar una explicación lo más veraz posible de los fenómenos físicos, sociales y culturales de nuestro entorno.
Esta cultura que se está promoviendo con la divulgación, no consiste en aprender a medir objetos físicos con algún aparato sofisticado, ni en conocer específicamente, la teoría de la relatividad o la teoría de las ideas de Platón, sino en una combinación de hechos, vocabulario, conceptos, historia y filosofía. No se trata de transmitir la materia especializada de los expertos, sino algo más general del conocimiento, que aunque es menos preciso –este conocimiento– es utilizado en los medios de difusión y en el discurso político contemporáneo.
Esta cultura científico-humanística consiste en poder entender las noticias del día relacionadas con la ciencia, la filosofía y las humanidades en general. Lograr situar dentro de un contexto significativo artículos cuyos titulares hablen de ingeniería genética, del aborto, del agujero de la capa de ozono, de valores o derechos humanos, del efecto invernadero o de aportaciones significativas de pensadores pasados o presentes. Que se pueda entender de manera reflexiva las consecuencias de enfermedades como el sida, las pandemias y el valor de las vacunas. De comprender lo que puede suceder en poco tiempo si no tomamos medidas para controlar la sobrepoblación, la escases del agua, la tala de bosques, o de estilos de vida poco edificantes. En una palabra, el objetivo de la divulgación es que nos permita el ser capaces de discutir noticias y entender problemas de manera objetiva, con temas que se hallan dentro de nuestro horizonte vivencial.

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