LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

 

¿Se festejarán a los niños sicarios y los niños soldados, el Día del Niño?

Por Mario Alfredo González Rojas

 

En la Primera Guerra Mundial hubo tal cantidad de muertos, que movió a profundas cavilaciones sobre el destino que esperaba a la humanidad, si se repetían conflictos de esta naturaleza. Entre las víctimas que más llevaron a la reflexión, fueron los niños que quedaron en el desamparo. En 1924, la Liga de las Naciones ratificó la Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños, cuyo objetivo era garantizar su protección.

Luego el 1 de junio de 1925 se declaró el Día Internacional del Niño; fue durante la Conferencia Mundial sobre el Bienestar de los Niños. De esta forma se quiso conmemorar a todas las víctimas infantiles que dejó esa guerra. La llamada Gran Guerra comenzó el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918. Se estima que murieron 9 millones de soldados en los combates y durante los mismos, siete millones de civiles.

La Declaración de Ginebra de 1924 estableció los derechos de los niños y la responsabilidad de los adultos hacia ellos. En tal antecedente, la Liga de las Naciones ratificó estos preceptos, y se declaró que a partir de 1925 quedaba asentado el Día Internacional del Niño.

En nuestro país, durante el gobierno de Álvaro Obregón se instituyó el Día del Niño. En ese reconocimiento participó el Maestro de América, José Vasconcelos, quien desempeñaba el cargo de secretario de Educación Pública. Desde el 30 de abril de 1924, se festejó el Día del Niño, en aceptación al reconocimiento que hizo la Liga de las Naciones, sobre la Declaración de Ginebra.

Vale recordar que, una de las obras de mayor trascendencia que realizó Vasconcelos, fue la Primera Gran Reforma Educativa, en la que mostró una honda preocupación por cambiar el modelo del mexicano. Los niños tendrían que ser receptivos, a una política educativa tendiente a forjar un ciudadano respetuoso de la ley, con valores morales, de espíritu tolerante. Deberían quedar atrás los rencores, los odios, las diferencias de la lucha armada suscitada por la Revolución, y en este sentido, los niños serían la semilla para sembrar al México nuevo.

En tal concepto, los derechos proclamados por el Día del Niño, coincidían plenamente con los objetivos de la Reforma Educativa. La Declaración de Ginebra, establecía que los niños tienen derecho al desarrollo material, moral, espiritual. El mundo había quedado horrorizado con los alcances perversos de la guerra, en la que se usaron por primera vez armas y cañones automáticos, carros blindados, submarinos de combate, aviones. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial resultó mucho más sangrienta, costó más vidas. Y hubo más víctimas infantiles.

En 1954, la ONU pidió a los países que promovieran la creación de un Día del Niño; habían calado muy hondo con el correr del tiempo los estragos de la Gran Guerra, que motivaron a mostrar cariño y protección a los menores. Cuántos de estos habían quedado abandonados o en extrema pobreza, por ese gran conflicto bélico.

Pero en México, con motivo de la violencia desatada por el crimen organizado, suman miles los niños que han quedado en el desamparo por la muerte de sus padres, sin que haya un programa que atienda este lacerante problema. Los niveles de inseguridad no disminuyen, y contamos con cerca del cien por ciento de impunidad de los delitos cometidos en el país. ¿Cómo vamos a estar tranquilos, cuando actualmente hay un promedio de 96 asesinatos por día?

Este es el México que viven los niños y que está fecundando su cerebro. Y hay casi diez millones de nuevos pobres a raíz de la pandemia de la Covid-19. De esta cantidad, ¿cuántos serán niños? La cruda realidad que viven muchos niños no será mitigada con pasteles, ni con canciones. Los derechos de los niños, que reconoce la ley, son: a la vida, a la supervivencia y al desarrollo; a la prioridad; a la identidad; a vivir en familia; a la igualdad; a no ser discriminado.

Lejos quedó en México el sueño de José Vasconcelos, de formar un buen ciudadano. ¿Se podrían alcanzar esas metas, contando con niños sicarios y niños soldados? Ya lo dijo el religioso Tihamer Toth: los niños, más que el futuro, son el presente de una nación. Y las cosas no se pueden resolver de la noche a la mañana.

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