¿Pedir perdón o pedir permiso?
Por Jorge Villalobos
Elvis Presley fue (es) el ‘Rey del Rock’. Michael Jackson y Madonna son respectivamente el ‘Príncipe’ y la ‘Princesa’ del pop. José José es el ‘Príncipe de la canción’. Los Beatles son la banda más grande de la música popular contemporánea (desde hace ya casi 60 años, ¿contemporánea?), y en su momento recibieron títulos del Imperio Británico, aunque nada más les alcanzó para ser nombrados ‘sirs’. Pero ya en el ámbito plebeyo, Led Zeppelin es la banda de rock más grande e influyente. No los Rolling Stones ni Pink Floyd. Led Zeppelin. Desde hace más de 50 años. Y las generaciones posteriores lo reconocen. Esta es una verdad grabada en piedra a fuerza de marro y cincel.
La historia y leyendas del Dirigible de Plomo son extensas y habrán de ser retomadas en este espacio en el futuro, de momento me concentro en el único delito por el que han sido llevados ante los tribunales: el plagio de obra intelectual.
Así como se lee, a pesar de ser ampliamente reconocidos por su originalidad y versatilidad musical, hay una larga lista de canciones que grabaron en sus álbumes sin otorgar los créditos de composición a sus autores originales; en algunos casos se trata de pequeños “préstamos” de frases cantadas o de ‘riffs’ básicos, pero también hay ejemplos de flagrantes copias de las cuales usufructuaron durante años sin compartir el botín con los autores originales.
Cierto es que cuando la banda inició en 1968 destacó por el original “tratamiento” que hacían del blues, e igual de cierto es que hay muchos blueses similares, y tomar ritmos y frases prestadas de canciones conocidas para hacer otras nuevas era una práctica común.
Pero los integrantes de Led Zeppelin sabían muy bien en qué consisten las ganancias económicas por derechos de autor. La forma generalizada de acreditar a los autores es dejando sus nombres sin incluir el del o los intérpretes, independientemente de qué tan diferente sea el arreglo musical o las variantes en las letras, pero la práctica de Led Zeppelin siempre fue la contraria. Es posible que hayan sido aconsejados al respecto por su administrador, Peter Grant, famoso por sus agresivas prácticas comerciales (por ejemplo, cuando hicieron su primera gira por los Estados Unidos Grant se hizo cargo personalmente de contratar los espacios donde se presentarían, haciendo a un lado a los promotores locales de cada ciudad para evitar intermediarios y asegurarse de que el total de las ganancias económicas de los conciertos fuera para la banda). Pero estaban conscientes del juego legal que implican los pagos de regalías, tanto que el vocalista Robert Plant no recibió ningún crédito de composición en el álbum debut del grupo, debido a compromisos previos con la compañía disquera con la que trabajó antes de unirse a Led Zeppelin.
El hecho concreto es que al menos en sus cuatro primeros álbumes se refritearon bastaaantes rolas, las presentaron con otros títulos y se adjudicaron la totalidad de la autoría. Sí, hay algunos casos en que se acreditó correctamente la autoría, pero al parecer eso respondió más a un estándar caprichoso establecido por ellos mismos en cuanto a qué tanto habían modificado los originales.
Cuando Willie Dixon los demandó en 1985 reclamando créditos por algunas de sus canciones llegaron a un acuerdo extrajudicial, y en las reediciones posteriores de sus álbumes otorgaron los créditos correspondientes a Dixon y a otros afectados de manera similar, ahora mencionados como coautores junto a los miembros de Led Zeppelin, que (eso sí) grabaron prodigiosas versiones nuevas de esas canciones, muchas de las cuales habrían quedado en el olvido de no ser porque aparecieron en algún álbum del Zepp. Años después Plant declaró al respecto que en muchas ocasiones comenzaban a improvisar música en el estudio de grabación sin tener letras escritas previamente y él comenzaba a balbucir frases que le llegaban a la memoria, y algunas de esas tomas terminaron en los álbumes. Plant: “Yo pensaba, ‘bueno, ¿qué voy a cantar?’. Eso era, una referencia. Por la que hoy felizmente se paga. En ese momento hubo mucha plática sobre qué hacer; se decidió que [las canciones] estaban tan lejanas en el tiempo y en la influencia que… bueno, solamente te atrapan cuando tienes éxito. Ese es el juego”.
Y vaya que tuvieron éxito, Robert. Uno de los ejemplos más evidentes es “Whole Lotta Love”, una de sus canciones insignia que contiene un apoteósico trabajo de adaptación musical en el estudio de grabación, pero cuya letra es casi idéntica a la de “You Need Love”, compuesta por Willie Dixon e interpretada grabada por Muddy Waters en 1962 (coincidentemente, por esos mismos años los Small Faces grabaron un cover de “You Need Love” y tampoco le dieron crédito a Dixon).
Pero “You Need Love” no es la única rola de Dixon que se refriteó Led Zeppelin, lo mismo hicieron con “Bring It On Home”, de la cual el inicio y el final son copias fieles de la versión de Sonny Boy Williamson; aún así, el guitarrista Jimmy Page se quejó cuando lo demandaron por el plagio: “La cosa con ‘Bring It On Home’, ¡Cristo!, apenas es un pedacito tomado de la versión de Sonny Boy Wiliiamson, y la hicimos como un tributo a él. La gente dice, ‘oh, «Bring It On Home» es robada’. Bueno, es nada más un pedacito en la canción”. Sí, Jimmy, un “pedacito”… que ocupa la mitad del tiempo que dura la canción. Al menos “You Shook Me” y “I Can’t Quit You Baby” sí fueron acreditadas a Willie Dixon desde su primera aparición en los álbumes de Led Zeppelin.
Más letras y música que son réplicas de blueses aparecen en “How Many More Times” (que se forma de fragmentos de “How Many More Years” de Howlin’ Wolf, de “The Hunter” de Albert King y del “Beck’s Bolero” de Jeff Beck); en “Hats Off To (Roy) Harper” (que parafrasea la letra de “Shake ‘Em On Down” de Bukka White) y en “The Lemon Song”, cuya letra es una copia de “Killin’ Floor” de Howlin’ Wolf, exacerbada con frases tomadas de “Traveling Riverside Blues” de Robert Johnson (las líneas que hablan acerca de exprimir el jugo de un limón). Algunas de esas canciones (no todas) aparecen debidamente acreditadas en las reediciones de los álbumes del Zeppelin.
Otro ejemplo fehaciente es “In My Time Of Dying”, acreditada a los cuatro miembros del grupo (Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham), erróneamente, porque se trata de una canción tradicional de gospel, y aunque las canciones tradicionales son de dominio público, el crédito debe mencionarlo. La misma canción ha sido grabada por muchos otros intérpretes, entre ellos Blind Willie Johnson (en 1927, con el título “Jesus Make Up My Dying Bed”), John Sebastian (con el título de “Well, Well, Well”) y Bob Dylan.
El caso contrario los llevó a un error de omisión: con el crédito “Tradicional, arreglo de Page” apareció en su primer LP “Babe I’m Gonna Leave You”; por tratarse de una canción popularizada por Joan Baez, asumieron que era tradicional y excluyeron a su autora original, Anne Bredon. Un juicio después, Bredon recibió una considerable suma económica por regalías de su composición (extra-popularizada por Led Zeppelin) y el crédito en las versiones recientes del álbum aparece como “Bredon/Page & Plant”.
Jimmy Page también grabó un par de instrumentales acústicos inspirados en grabaciones del guitarrista inglés Bert Jansch sin mencionar su inspiración, como “Black Mountain Side” y “Bron-Y-Aur Stomp” (variantes de “Down By Blackwaterside” y de “The Waggoner’s Lad”, de Jansch). Sin embargo Jansch no le reclamó a Page, aduciendo que él a su vez se había inspirado en canciones folclóricas tradicionales.
Más: Jimmy Page ostentaba la autoría de la célebre “Dazed and Confused”, pero resultó que apenas había hecho algunas modificaciones a la melodía y la letra de la canción del mismo nombre compuesta y grabada por Jake Holmes. Tras un acuerdo ‘de compas’, hoy en día el crédito aparece como “Por Jimmy Page, inspirado por Jack Holmes”.
Page también se apropió el crédito total de “Tangerine”, una balada del tiempo en que tocaba con The Yardbirds, titulada en un principio “Knowing That I’m Losing You”. Los Yarbirds no registraron la canción en su momento, así que Page la revivió para grabarla con Led Zeppelin pero nunca le dio crédito por la letra al compositor original, su excompañero Keith Relf.
El instrumental regido por un monumental solo de batería de John Bonham, “Moby Dick”, también tiene su parte plagiada: el ‘riff’ principal de guitarra proviene de “Watch Your Step”, de Bobby Parker. Curiosamente, en esa misma canción se inspiraron los Beatles para componer “I Feel Fine”.
A propósito de John Bonham, el baterista por excelencia, el breve solo de batería y el ritmo básico con que inicia “Rock And Roll” es una variación de un éxito de Little Richard, “Keep A-Knockin’”.
Para la sublime “Since I’ve Been Lovin’ You” también tomaron frases y ritmos prestados de “Never”, de Moby Grape, que a finales de los años 60 era una de las bandas favoritas de Robert Plant. Moby Grape nunca reclamó derechos de autor a Led Zeppelin.ç
Pero la rola consagratoria del Zeppelin, “Stairway To Heaven” (¿hay alguien que no conozca “Escalera al Cielo”?), si fue motivo de pleito judicial. El guitarrista de Spirit, Randy California, nunca quiso reclamar derechos de autor sobre la introducción en guitarra acústica de “Escalera al Cielo”, muy, muy parecida a su composición instrumental “Taurus”. En el año 2014, después de la muerte de Randy California, sus herederos y apoderados legales entablaron una demanda en contra de Led Zeppelin reclamando regalías producto de una de las canciones más famosas de todos los tiempos. Después de un largo periodo de juegos legales de estira-y-afloja, hace justo un año, en marzo del 2020, una corte de San Francisco resolvió en definitiva que ambas canciones son distintas, que la progresión musical similar es insuficiente para reclamar y que no hubo tal plagio. El caso también sentó precedentes acerca de la forma en que otros casos similares podrán ser resueltos en el futuro.
El último caso a exponer aquí es un ejemplo de cómo las cosas salieron mal cuando quisieron hacerlas bien. Antiguas crónicas de hace medio siglo relatan que, con el objetivo de alejarse de la ciudad de Londres para concentrarse en la composición de su siguiente álbum, Led Zeppelin rentó una casa en el campo, Headley Grange, y alquilaron los servicios del camión-estudio de grabación móvil de los Rolling Stones, con el cual llegaron también el ingeniero de sonido Andy Johns y el pianista Ian Stewart.
Recordemos: Ian Stewart fue el miembro fundador de los Rolling Stones, a quien el manager Andrew Loog Oldham excluyó de la banda con el pretexto de que no tenía el aspecto adecuado para su promoción, pero Stewart continuó trabajando con los Stones durante toda su carrera, acompañándolos en el estudio de grabación y fungiendo como coordinador de las giras (vea “Esqueletos en el Closet: Brian Jones, la piedra que dejó de rodar”, http://www.laparadoja.com.mx/2020/08/esqueletos-en-el-closet-13).
Cuando el Zeppelin solicitó los servicios del camión de grabación, Stewart quiso estar ahí. En la casona de Headley Grange encontraron un antiguo piano desvencijado que Stewart afinó lo mejor que pudo, y Jimmy Page aprovechó el momento para solicitar su colaboración. En una de esa sesiones de improvisación comenzaron a tocar una canción de Ritchie Valens, “Ooh My Head”. La canción quedó grabada en las cintas con el título provisional de “Sloppy Drunk”, pero como no era más que un ‘palomazo’ informal, no fue incluida en el álbum resultante de esas sesiones (‘Led Zeppelin IV’, 1971) y se quedó enlatada. Unos años después Page abrió las latas de grabaciones antiguas de Led Zeppelin para completar lo que sería el álbum ‘Physical Graffiti’ (1975) y le pareció buena puntada incluir esa canción.
Cambiaron el título de la pista por “Boogie with Stu”, con la intención de darle crédito a Ian Stewart por su participación, y una cosa llevó a otra: para honrar la memoria de Ritchie Valens (fallecido en febrero de 1959, vea ‘Esqueletos en el Closet: El día que la música murió’, http://www.laparadoja.com.mx/2021/02/esqueletos-en-el-closet-32) decidieron darle participación en los créditos a su madre, Concepción Reyes Valenzuela; se les había informado que la señora no recibía beneficios económicos por la obra de su hijo y quisieron tener un gesto de buena voluntad hacia ella, pero desconocían su nombre, así que acreditaron la canción a “Mrs. Valens”.
Bien hasta ahí. Pero el gesto de buena voluntad se volvió en disgusto cuando en 1979 Bob Keane, albacea de los derechos de autor de Ritchie Valens entabló una demanda reclamando el total de la composición a nombre de Ricardo Esteban (Richard Steven) Valenzuela Reyes, o Ritchie Valens, y en consecuencia las regalías en favor de la compañía publicadora de Keane y de la familia Valens. Jimmy Page: “Robert [Plant] se apoyó un poco en esas letras, ¿y luego qué pasó? ¡Intentaron demandarnos por la canción completa! No podíamos creerlo”.
Pues sí, Jimmy. Se concede que las frases que cantó Plant en “Boogie with Stu” no son exactamente las mismas que las de la letra de “Ooh My Head”, pero es innegable que es la canción que estaban tocando en su sesión de improvisación. Para ser justos, hay que mencionar también que “Ooh My Head” era a su vez una variación de “Ooh My Soul”, de Little Richard, o sea que si Ritchie Valens hubiera estado vivo cuando el Zepp lanzó su versión, no habría contado con suficiente solvencia moral para reclamar.
Aparentemente el caso Valens/Keane versus Led Zeppelin fue conciliado fuera de los tribunales y los créditos en los álbumes se quedaron tal como al principio. Ahora bien, no es que quiera meterme en lo que no me importa, pero buscando información al respecto me encontré en la web con un video informal de “Boogie with Stu” publicado en YouTube por el usuario UncleCaligula, en el cual sincronizaron el audio de la canción de Led Zeppelin con fragmentos de una película mexicana, “Resortes Asesinos S.A.” (1957); en el video, Adalberto Martínez ‘Resortes’ baila al lado de Lisa Rossel al ritmo del “Boogie con Stu”. Y a pesar de que UncleCaligula obró de buena fe al referir la historia completa de la canción en la descripción del video, incluyendo el asunto de la demanda, con pelos y señales, y a pesar también de que puso la leyenda “No copyright infringement intended, this video is uploaded for entertainment/educational/informational purposes”… ¡no puso los créditos del filme que usó! Afortunadamente, otros usuarios se encargaron de ponerlos en la sección de comentarios al video.
Y para no tropezar con la misma cáscara, confieso que una parte de este escrito se nutrió con información publicada en la web por Gavin Edwards (“Led Zeppelin’s 10 Boldest Rip-Offs”, Rolling Stone, 22 jun. 2016, https://www.rollingstone.com/feature/led-zeppelins-10-boldest-rip-offs-223419/) y por Dave Melamed (“Just How Much Of Led Zeppelin’s Music Was Stolen?”, Live For Live Music, 6 oct. 2020).
* Comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el Closet” son atendidos al correo electrónico villalobos7@gmail.com.