La voz de Diego Maradona Sinagra desde Italia se entre corta. Parece hacer fuerza ante cada respuesta para no quebrar su discurso y sumergirse en el llanto. El dolor por la muerte de su padre todavía está presente y más en él, que todavía no pudo viajar a Argentina para despedirlo por las distintas restricciones que predominan en el mundo a causa del coronavirus.
Desde Nápoles, donde actualmente se encuentra trabajando en una radio como comentarista del equipo de la ciudad y también dirige a una categoría de una importante escuela de fútbol de allí, recordó las últimas charlas con su papá y además abrió las puertas a la intimidad de la relación con él. “Después que se operó, Jana me hizo una videollamada al día siguiente. Pude charlar, lo vi bien. Me hacía chistes como siempre. Nos reímos mucho. El último chiste fue que le dijo a Jana: ‘Mirá la cabeza que tiene tu hermano’. Guardo en mi corazón las extraordinarias anécdotas y esos momentos que pude compartir con él”, relató en una entrevista con el programa Cómo te va?
“Después me contagié Covid, estuve internado y en esos días ya no me pude comunicar. Cuando estaba internado pasó lo que pasó”, revivió en referencia al 25 de noviembre del 2020.
Diego Jr. tiene 34 años y es el mayor de los descendientes del legendario futbolista. Sin embargo, pasó muchos años sin tener vínculo con Maradona y eso marcó la relación de ellos.
Yo un día le digo: ‘Pa, no quiero que me pidas perdón, ¿sabés por qué? No hay nada que pedir perdón. En todas las familias pasan cosas que no se pueden explicar. No me interesa el pasado. Yo quiero el futuro’. Y me gusta seguir pensando así. Aunque él no esté físicamente, yo con él siempre voy a tener un futuro brillante porque nuestros corazones están conectados. Él es eterno”.
Maradona Jr. confesó que todavía le “sigue constando” hablar de su padre porque lo “extraña mucho”. “Todos los consejos, el día a día, las veces que hablaba con él de todo: fútbol, de la vida… Perdí una persona fundamental en mi vida. Cuesta, uno sufre…”, dijo.
La pérdida física de Diego Armando Maradona se sintió en todas partes del mundo, pero el epicentro del dolor quedó en Nápoles, esa ciudad que lo adoptó como una especie de deidad: “Es como que una parte del corazón de todos los napolitanos se apagó. Hay un antes y un después. Mi viejo fue lo mejor de todos los tiempos; pero fue lo mejor de todos los tiempos en Napoli y eso es distinto. Mi viejo fue el más grande en Napoli, que es una ciudad mágica. Antes de conocer futbolísticamente a mi viejo era un equipo que peleaba siempre el descenso, mitad de tabla, y de repente nosotros nos transformamos en un equipo enorme. Hay gente que me ve y llora, se acuerda de mi viejo. Eso es la cosa más linda que dejó mi viejo”.