Poética del dibujo
Por Violeta Rivera Ayala
Hola, bienvenidos a este viaje en carretera. Hoy les quiero compartir que desde hace cinco años comencé a impartir el Taller Poética del Dibujo, basado en la poesía como principio para la experimentación plástica. Ejercicios que estimulan el lado creativo del cerebro, con el argumento de que dibujar más que una habilidad manual, es la capacidad de observar y enviarle a la mano la instrucción de ejecutar aquello que el ojo capta.
Algo que siempre les comento es que de niños todos dibujamos, nos encantaba el descubrir que podemos crear algo de la nada; era simplemente increíble y maravilloso. La composición se nos daba de forma natural porque no había pretensiones, y así lográbamos una armonía tan equilibrada como la vida misma cuando la dejamos fluir. El problema comienza al forzar y creer que es difícil.
Casi siempre llegan al taller con la frase por delante: “Yo sólo sé hacer monos con palitos y bolitas”. Ha sido prácticamente una ley que luego de decir su nombre, así se presenten. Pienso que es porque en la escuela se encargaron de darnos materias como matemáticas, español e inglés, dejando rezagada a la clase de arte o como si se tratara de la hora libre y relax. Entonces nos fuimos alejando de algo que nos era intrínseco a nuestro ser.
Les digo: Aquí no vamos a aprender a dibujar; vamos a recordar o conectar con que ya sabíamos, nos encantaba y la clave está en observar y confiar en lo que vemos.
Generalmente le prestamos más atención a ciertos detalles en vez de al todo, por eso nos quedan desproporcionados: ojos grandes, orejas chiquitas, incluso ausencia de nariz, son algunos ejemplos en figura humana. Una opción es dejar de nombrar las cosas, porque tal vez nos parezca complicado dibujar no sé, unas manos, pero si son sólo líneas, curvas, huecos, ya será más fácil.
El taller es abierto, es decir, se pueden inscribir en cualquier momento, una vez que la metodología es la misma y sólo cambian las variantes de las dinámicas. Son tres los referentes principales:
1. El libro “Aprende a dibujar con el lado derecho del cerebro”, de Betty Edwards, que prácticamente fue con el que yo aprendí. Lo descubrí gracias a que un amigo me lo compartió. Lo encuentran en PDF en Internet y es básico. Yo soy autodidacta, he tomado varios cursos, pero en definitiva este libro fue mi mejor maestro.
2. La manera en que se reinventaba el Maestro Gilberto Aceves Navarro. Tuve la oportunidad de tomar un curso de dibujo contemporáneo con modelo, dirigido por una de sus discípulas, y posterior continuamos un grupo de amigas pintoras, por espacio de más de un año, dando continuidad a lo aprendido.
3. “Cartas a un joven poeta” de Rainer María Rilker. Aquí nos enseñan a despertar nuestra sensibilidad, a que lo que hagamos deje muestra y reflexión de nuestros sentidos. Leí ese libro en la prepa y es un referente al que regularmente acudo. En este caso, un cuadro, una pintura, un dibujo, no sólo lo ves, sino que puedas sentirlo, de alguna manera palparlo sin tocarlo, saborearlo, oírlo, que te invite a pensar, soñar, etc.
Hay más fundamento y cada sesión vamos viendo diferentes autores, pero si se tratara de nombrar pilares, serían estos tres y como un cuarto, en mi caso particular, la estilización con los recursos y principios de la ilustración de moda, pero eso ya es más por cuestión de estilo y no tanto por el Taller.
Cada clase la poesía y lo cotidiano se fusionan para descubrir nuestro propio lenguaje y expresión, para sacar a la luz también lo que traemos en nuestro interior. Al centro de la mesa ponemos todos los materiales y los compartimos, así vamos aprendiendo diferentes técnicas y modos de resolver las instrucciones de manera creativa. Acuarelas, pasteles, acrílicos, crayolas, grafito, marcadores, todo lo que desprenda color.
Un tip importante es utilizar hojas de gramaje grueso y calidad, porque a veces los ejercicios resultan de gran maestría gracias a la dedicación y energía que pusieron y si utilizaron papeles simples, se le restará valor y perdurabilidad.
Es interesante destacar que se han acercado estudiantes recomendados por sus médicos, conscientes de que lo que te guardas y no sacas, se puede convertir en una enfermedad o dolencia y el arte es una maravillosa herramienta para el autoconocimiento y generación de catarsis. Así llegaron dos chicas sanándose de cáncer, dos niños con hiperactividad y una joven más con tratamiento psiquiátrico por crisis de obsesión y ansiedad. En definitiva el arte sana.
Recordé ahora a una mujer, era bibliotecaria, que en una ocasión dibujó puros excusados blancos; esa vez trabajamos el tema de los sueños y ella había soñado con unos baños que debían quedar limpios. ¿Cuántas cosas traemos en el subconsciente? Otros temas han sido los miedos, lo cotidiano, la infancia, las proyecciones, los deseos, la muerte, la naturaleza… Desde las sombras, texturas, tramas, perspectivas, tonalidades, contrastes, complementos, líneas y demás.
“Forzamos la tuerca” aumentando el grado de dificultad; mano izquierda, figuras geométricas, incluso una vez nos colocamos el lápiz entre el brazo y antebrazo para dirigir con el codo. La imaginación y contemplación son el plato fuerte.
Mencionar también que cuidamos el contenido, la congruencia entre el fondo y la forma; todo tiene una razón de ser, hasta la más mínima línea tiene un por qué o para qué, nada debe quedar como relleno, ahí es donde radica la poética y compromiso con lo que estamos plasmando.
Actualmente imparto el Taller Poética del Dibujo el primer domingo de mes, con horario de 11:00 a.m. a 2:00 p.m. en la ciudad de Guadalajara. Se pueden abrir más grupos o llevarlo a otras entidades, es cuestión de ponernos de acuerdo.
https://viocolor.mx.