El trueque en el contexto de la pandemia COVID-19, es lo que ha permitido a familias que perdieron sus fuentes de ingresos que sobrevivan en esta temporada, al intercambiar sus bienes por otros de manera directa y solidaria, reveló Alicia de los Ríos Merino, catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
La investigadora UACH dijo que esta práctica se ha replicado en ejercicios colectivos como las ollas y comedores populares que alimentan a barrios enteros y “en medio de las crisis se descubren otras formas posibles de vivir el mundo, y de hacerlo bien”.
Recordó que el intercambio de bienes de consumo, conocido como trueque, lo encontramos registrado desde tiempos prehispánicos, se realizaba en los mercados o tianguis en donde las personas ofertaban sus cosechas para intercambiar por otros.
Expuso que el truque obedece a una lógica pre-capitalista, es decir, al ánimo de saciar una necesidad de consumo o de un instrumento de trabajo sin el deseo de acumular riqueza, que es la base del sistema capitalista.
Agregó que además del trueque, en la época prehispánica y en la colonización se usaron productos considerados monedas, como el cacao, utensilios de cobre y objetos construidos con piedras semipreciosas, plumas y conchas marinas.
La académica UACH sostuvo que con el avance de la colonización, las prácticas de intercambio disminuyeron, pero no se erradicaron, aunque el trueque sobrevive hasta hoy, sobre todo en los pueblos indígenas y campesinos de Latinoamérica.
Mencionó que, tras los procesos postcoloniales, la difusión de literatura sobre perspectivas coloniales, los movimientos indígenas y la grave crisis medio ambiental y económica mundial apuntalada por el neoliberalismo, en pleno siglo XXI, se han retomado en las ciudades una serie de prácticas denominadas “del buen vivir” como es el trueque o intercambio de bienes, servicios y saberes denominado bancos del tiempo.
Aclaró que, para que el trueque o los bancos de tiempo se practiquen, existe necesariamente un ánimo colectivo que organiza los encuentros, tianguis o mercados, todos ellos como ejercicio de autonomía.
La doctora Alicia de los Ríos dijo que con esta acción mercado-tecnológica se fomenta el acuerdo, la interculturalidad, la empatía y el diálogo. Además, se sustituye al dinero, se anima la adquisición consciente de bienes y servicios basada en necesidades concretas.
Asimismo, añadió que se promueven formas de producción sustentables como la campesina y orgánica, de temporal y regional que no generan grandes viajes ni emisiones de carbono.