EL ORÁCULO DE APOLO

Algo sobre los orígenes de la Escritura
Por Enrique Pallares

Según el historiador H.W.F. Saggs afirma que “ninguna invención ha sido más importante para el progreso humano que la escritura”. Otros autores incluso la han llamado la “invención de las invenciones”. El invento de la escritura está junto con la agricultura como una de las ideas capitales de todos los tiempos. Gracias a estos dos aciertos del ingenio humano, la humanidad se transformó de manera radical. Así como el homo sapiens se desprende de los homínidos gracias al lenguaje, el ser humano se despega de la prehistoria gracias a la escritura.
Sin embargo, aún en estos días, el origen de la escritura es una cuestión que levanta mucha polémica, aunque el número de lugares donde se dio por primera vez la escritura, se ha reducido a tres posibles candidatos. En Sumeria, en la India y en Egipto, aunque algunos también defienden la idea que fueron los Mayas en América. Lo más probable es que se dio en diferentes lugares de manera simultánea.
Durante muchos años se consideró que la escritura cuneiforme -llamada así por ser hecha con cuñas de caña en el barro- en Mesopotamia, era la más antigua. Esta hipótesis estaba basada en miles de objetos de arcilla, y en particular en una tablilla ahuecada, “bulla” encontrada en un yacimiento de hace 4,000 años al norte de Irak. La inscripción decía “Cuentas que representan ganado pequeño: veinte ovejas, seis borregas, ocho carneros adultos…” y así sucesivamente. Constituían un sistema primitivo de contabilidad y uno que conduciría a la invención de la escritura.
Sin embargo, se ha observado que la escritura cuneiforme se compone de signos más o menos abstractos y para una gran cantidad de investigadores, la primera escritura propiamente dicha, tenía que estar más fuertemente vinculada con la pintura o con pintogramas. Es decir, signos que en parte son dibujos de objetos y en parte son símbolos.

Otro candidato es que la escritura tuvo su origen en el sureste de Europa, en Rumania y Bulgaria, en donde se han encontrado un sistema de marcas compuesto de líneas más o menos geométricas, bucles y garabatos, que pertenecen a la llamada cultura vinca; Una cultura de hace más de 7,000 años que se dio a 14 kilómetros al sureste de lo que hoy es Belgrado.
En ella se han identificado doscientos diez símbolos de su escritura, tales como líneas rectas, cruces, puntos y curvas, las cuales figuran en numerosos objetos de cerámica. La más famosa de estas piezas es la placa Gradesnica descubierta al oeste de Bulgaria. En todos ellos también encontramos pintogramas, como cabras, cabezas de animales o espigas de trigo.
El tercer candidato, digámoslo así, y el más reciente para el nacimiento de la escritura nos conduce a la India. En 1999 se descubrió una tablilla con inscripciones de 5,500 años de antigüedad en Harappa. Cuando se descifraron, la escritura comprendía una “Y”, una doble “M”, un rombo con un punto en medio y una deforme “V”. De acuerdo con los especialistas esta serie significa “esto irriga la tierra sagrada”.
Aunque estos descubrimientos son intrigantes, habría que esperar nuevas investigaciones, pues a los sumerios, un pueblo que vivió en la ciudad de Ur al sur del actual Irak, se les atribuye también la invención del carro, y por consiguiente de la rueda. Los nuevos conocimientos nos enseñan que en Mesopotamia hubo diversas formas de proto-escritura antes de la aparición de la escritura propiamente dicha.
Tal parece que la escritura evolucionó notablemente cuando se dio el paso de representar una idea mediante símbolos (escritura ideográfica) a hacerlo en forma de signos. Y, sin lugar a dudas, el gran paso hacia adelante aparece, sobre todo, cuando el hombre descubrió la escritura fonética, es decir, aquella que representa gráficamente el lenguaje oral. En efecto, según vemos a través de la historia de la escritura, los sumerios escribían los nombres de sus productos de exportación en etiquetas o carteles de barro adosadas a paquetes; su escritura cuneiforme estaba formada por signos correspondientes a objetos o personas. Tal parece que la necesidad de escribir los nombres propios fue importante, pues con anterioridad sólo se disponía de un signo para designar una persona, otro para los hombres y otro para el de mujer.
Hablar del origen de la escritura resulta una interesante forma de conocer las raíces de las maneras en cómo nos comunicamos hoy en día con la revolución tecnológica.

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