SE TIENE QUE DECIR

El mandatario que “le da avión” a todo un país
Por CACHO

Al presidente Andrés Manuel López Obrador, “le viene como anillo al dedo” esta coloquial expresión utilizada popularmente entre la población mexicana para dar a entender que no se le está prestando atención, que se le oye, mas no se le escucha o que simplemente no es de importancia prestar atención al caso, reclamo, consejo o lo que sea.
Dar el avión es pues, la expresión que se usa en una conversación cuando no estás prestando atención o bien ignorando lo que dice la otra persona; aunque hay algunas inflexiones y puede hacerse caso a la otra persona y prestar atención, pero al no considerar que sea algo importante o útil, simplemente se sigue la corriente sin tomarla en serio.
Así es como López Obrador trata tanto a sus seguidores como a sus adversarios, solamente lo que él dice está bien y carece de validez todo lo que no va en concordancia con sus intereses o sus caprichos.
El sorteo de la Lotería Nacional, basado en la rifa del avión presidencial, que por múltiples motivos legales no podía ser rifado, tampoco entregado como premio por la LN, es el ejemplo más reciente de lo autoritario que es quien dirige el destino del país. Prometió vender la nave, no puede porque no es suya, dijo que lo rifaría para equipar hospitales y dotar de los insumos necesarios a los trabajadores de la salud.
Dijo también en varias ocasiones que “la venta de cachitos” era exitosa y la verdad es que el último día, su gobierno tuvo que comprar casi el 30% de los billetes emitidos para el sorteo. ¿Dónde quedaron aquellos mil 500 millones de pesos que habrían comprado empresarios mexicanos en la emboscada de tamales celebrada en Palacio Nacional?
¿Dónde quedaron los fondos recabados por la venta minorista para el sorteo? De hecho, de los tres mil millones que se pretendía recabar con los “cachitos del avión presidencial”, dos mil eran para entregar los 100 premios de 20 millones de pesos a los ganadores, quedarían mil millones para entregar al sistema de salud, pero a diferencia, al Insabi le fueron referidos el total de los boletos no vendidos y hasta donde se sabe, sólo cuatro hospitales tenían un cachito ganador… de 20 millones de pesos.
Cabe también preguntar, es más, se hace imperativo hacerlo: ¿qué hizo el ejecutivo con los 2 mil millones de pesos que ilegalmente le entregó la Fiscalía General de la República el día que anunció que iba a comenzar la venta de billetes de lotería, justo el día que se había programado una protesta por parte de mujeres, en el mes de marzo?
Ilegal entrega, pues fueron fondos recuperados por el pomposamente denominado Instituto para devolver al Pueblo lo Robado, de unas operaciones fraudulentas que perjudicaron al Infonavit.
Esos fondos no eran producto de venta y trasiego de drogas, de actividades ilícitas… era dinero desfalcado al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, por lo tanto, le tendría que ser restituido al organismo, pues a él pertenecen esos fondos, y no puede ser usado para pagar premios de una rifa cuya transparencia deja mucho que desear, por la forma como se manejó.
Pero el presidente “nos dio el avión” a todos los que lo señalamos. No digo que López Obrador me vaya a tomar en cuenta o a hacerme caso, pero no fui el único que comentó, dijo, platicó, denunció o rebatió dicho sorteo… y muchas otras acciones emprendidas por él.
Lo llevó a cabo y según él “fue todo un éxito”, pero no se ve claro donde quedaron tantos millones de pesos recabados con el pretexto de la rifa del avión presidencial, ni cómo se verá beneficiado el Insabi, pues no se recaudó lo esperado, al instituto “le pagaron en especie”, es decir, con “cachitos” que no puede canjear por instrumental, equipo, aparatos… vaya, ni siquiera para pagar los servicios de un sólo hospital.
En el rubro de la economía, el ocupante de Palacio Nacional también “nos dio el avión”, empezando por su secretario de Hacienda, quien ahora en complicidad o por instrucciones de su jefe, envió entre otras lindezas una propuesta que semeja más un robo en despoblado, que una manera genuina de cobrar impuestos.
Dicho planteamiento determina que además del cobro del 16 por ciento de IVA y el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios a las gasolinas y diésel, se establecerá una cuota compensatoria al IEPS, en caso de que, debido a la baja de los precios internacionales del petróleo, no “a la generosidad” del presidente como perversamente lo hizo parecer en meses pasados, debiera reducirse el costo de los combustibles.
Esta cuota compensatoria dejará el precio igual. Para ejemplificarlo claramente, el IEPS que se aplica en la gasolina Magna asciende a $4.95 pesos por cada litro vendido, este impuesto se agrega al precio final del expendedor y sobre la suma del costo y el impuesto, se cobra además otro impuesto, el 16% de IVA.
Si para simplificar las cosas consideramos que un litro de Magna lo pagamos actualmente en 18.00 pesos, incluido el IVA su precio es de 13.05 pesos. Pero si el precio influido por la oferta y demanda internacional, provoca una baja en el petróleo y su costo se reduce a 10.00 pesos IVA incluido, el gobierno de López Obrador se quedará con el IEPS y con la diferencia de 3.05 pesos de la reducción del precio.
Ni usted ni yo nos vamos a beneficiar de la ley de la oferta y la demanda. Se siente como un robo a manos de la Federación, ante la cual los ciudadanos estamos indefensos, el avión que nos está dando López Obrador es aquel de “no habrá nuevos impuestos, ni subirán los que tenemos en los primeros tres años de mi gobierno”.
Por cierto, si el fenómeno de los precios internacionales es a la inversa, olvídese de la posibilidad de que no suban los combustibles. Se aplica como debiera aplicarse a la baja.
La diferencia es que ya no se llamarán gasolinazos, serán sólo ajustes de mercado, se van a ver muy fifí neoliberales, pero dinerito es dinerito.
Por último y para no extenderme más de lo necesario, nos dieron el avión a los mexicanos y a los organismos nacionales e internacionales, con los proyectos de la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto-museo antropológico de Santa Lucía.
López Obrador ha recibido sugerencias, recomendaciones, solicitudes, de posponer (que no cancelar) ante la contingencia, al menos Dos Bocas y el Tren Maya para poder emplear esos recursos para invertirlos en enfrentar la pandemia y en la reactivación de la economía para poner a funcionar nuevamente la planta productiva nacional, pero nos da el avión a todos.
Sólo “sus chicharrones truenan” y como el monito de WhatsApp, en los temas importantes y de interés nacional, el presidente no ve, no oye, no habla.
Pues, se tenía que decir… y se dijo.

Mostrar más
Botón volver arriba