LO QUE NO SOMOS TODOS LOS DÍAS

 

17 de septiembre: Falló una predicción de la Gran Pirámide de Keops

Por Mario Alfredo González Rojas

 

El pasado jueves, un día que hace años puse entre los pendientes (sin muchas ganas) a no perder de vista. Rodolfo Benavides, el escritor oriundo de Pachuca, Hidalgo (28 de julio de 1907-14 de enero de 1998), en su libro «Dramáticas profecías de la Gran Pirámide», dijo que de acuerdo a lo descifrado en la Pirámide de Keops, el 17 de septiembre de 2001 comenzaría una era de paz y armonía para la humanidad.

Benavides, que antes de ser escritor fue minero en su tierra natal, e ingeniero, se dedicó a escribir libros sobre esoterismo y ocultismo, siendo en estos temas, el más reconocido de los mexicanos. Las dramáticas profecías de la Gran Pirámide, vieron su primera edición en 1961, alcanzando un notable éxito. Metido de lleno a descifrar jeroglíficos de la pirámide de Keops, que al igual que otras de Egipto tenía funciones funerarias, encontró interesantes profecías, de las cuales algunas se han comprobado en la realidad.

Entre estas cabe mencionar, la proliferación de armamentos en una carrera nuclear dominada por las grandes potencias; aumento de la rivalidad entre las naciones y la probabilidad de guerras mundiales; Estados Unidos sería visto con odio por muchos pueblos, considerándolo como el motivo y el eje de todas las injusticias. También se vería el gran desarrollo de China; la degeneración será inevitable, hombres y mujeres buscarán sexos y placeres nuevos; la maternidad artificial y la vida producida en un laboratorio serán un reto a la naturaleza; el cáncer no podrá ser detenido, porque en mucho es una enfermedad del alma.

Vaticinar el futuro siempre ha sido muy aventurado, sin embargo, no dejan de atraernos las obras que lo toman en cuenta. De esta manera, no pasan desapercibidas para nuestra mente, las predicciones que nos hacen pensar que en muy poco aprecia el ser humano el potencial de toda su millonada de neuronas. ¿Cómo es que haya alguien que se anticipa a su tiempo, o a su edad para producir una obra de grandes proporciones? Hablemos de genios como Leonardo da Vinci, Amadeo Mozart, Julio Verne. El primero manifestó que un día habría paracaídas, aviones, grúas. Julio Verne en sus novelas habló de submarinos, el viaje a la luna.

La vida de Mozart es prodigiosa, hay mucho de deslumbrante en su genio creador. Tocaba el piano a los tres años y componía pequeñas obras a los cinco, como también a los nueve ya compuso una sinfonía. Háblese de reencarnación de seres destacadísimos, de utilización de infinidad de neuronas, de lo que se nos antoje, pero las obras de grandes hombres no dejan de maravillarnos.

No obstante que la predicción de la Gran Pirámide, acerca de que el 2001 empezaría otra forma de ver la vida para la humanidad, no resultó cierta, no podemos no dar crédito a otras percepciones del futuro que descifró Rodolfo Benavides. Nostradamus, en 1555 dijo en su libro Profecías, que habría una gran plaga que saldría de una ciudad marítima, y aunque Whan no está cerca del agua, provino el mal, como lo dijo el profeta, de un mercado de mariscos. Y así habló del Covid-19.

Hay mucho que desconfiar de las interpretaciones que se hacen de las profecías, pero hay algunos hechos que se ajustan al tono inspirado con que se dan a entender quienes profetizan. Lo que sí hace falta es un profeta que nos diga, en qué va a parar todo este caos en que ha degenerado el mundo, dominado por un capitalismo salvaje.

El mundo tiene que empezar a cambiar desde cada persona. «Hacia la paz fundamental», ese luminoso libro de Krisnamurty, insiste en que el gran cambio comienza por uno mismo, ajeno a las políticas de las naciones.

Mostrar más
Botón volver arriba