Esqueletos en el Closet

 

Memorias de un fan de Queen

[Tragi-comedia en seis actos]

Por Jorge Villalobos

[Tercer acto]

Independientemente del bodrio de ‘Flash Gordon’, la gira para promocionar el álbum ‘The Game’ durante 1981 llevó a Queen por primera ocasión a presentarse en Argentina, Brasil, Venezuela y México. El 9 de octubre tocaron en el Estadio Universitario de Nuevo León en Monterrey, y los días 17 y 18 en el Estadio Ignacio Zaragoza de Puebla. Los boletos de entrada general costaban 300 pesotes, más el viaje a Monterrey, o a Puebla, más el hecho de que yo era un chamaco… ni siquiera consideré la posibilidad de asistir.

Esos conciertos de Queen son legendarios entre la fanaticada, suponen un hito en la historia del rock en México; hacía diez años desde aquel fallido Festival de Rock y Ruedas en Avándaro que detonara la prohibición del gobierno a la difusión de la música de rock y a cualquier espectáculo masivo que tuviera que ver con ella. En consecuencia, los empresarios que se arriesgaron a promover la presentación de Queen carecían de experiencia para organizar semejante evento, los permisos de gobernación fueron difíciles de obtener, hubo sobreventa de boletos, la multitud se descontroló; en las calles de Puebla hubo disturbios post-concierto. Un cuarto concierto programado en el DF fue cancelado.

Durante el concierto del día 17, cuando a Mercury se le ocurrió salir al escenario con un sombrero de paja de estilo charro la multitud se sintió ofendida ante lo que consideró un estereotipo fuera de lugar y comenzó a lanzar “cosas” al escenario: zapatos, baterías, piedras, pasto, orina, botellas, latas. Según testimonios (fáciles de rastrear en internet hoy en día), esa noche Mercury se despidió con un “¡Muchas gracias, Puebla!, ¡México thank you for the shoes, adiós amigos, mother fuckers, good bye, you bunch of tacos!”. La noche del día 18 no hubo incidentes lamentables, y la despedida de Mercury fue distinta: “Thank you for being a totally different audience tonight, ¡muchas gracias!”.

Los miembros de Queen quedaron desencantados y molestos por la respuesta del público mexicano. Según el sitio web WikiMéxico, Roger Taylor declaró en su momento: “Estoy contento de haber regresado de México. Tuvimos dificultades hasta decir basta; autoridades nefastas, policía corrupta, comida venenosa, peligro constante de muerte” (“Queen en México”, http://www.wikimexico.com/articulo/queen-en-mexico). Otra declaración en Wikipedia que cita como fuente el título de la gira (‘Gluttons for Punishment’) dice: “Por consenso general el grupo de ayudantes de Queen designaron a México como la parte más horrenda de la gira debido a las trabas burocráticas, corrupción, instalaciones obsoletas, comida rara y agua de dudosa pureza” (“The Game Tour”, https://es.wikipedia.org/wiki/The_Game_Tour). Queen nunca volvió a presentarse en concierto en México, aunque no dudo de que en alguna ocasión alguno de sus miembros haya visitado de incógnito alguno de los destinos turísticos mexicanos en plan vacacional.

En ese mismo mes de octubre de 1981 la compañía de discos echó toda la carne al asador con el lanzamiento de las compilaciones para celebrar los primeros diez años de Queen: el álbum “Greatest Hits”, el video casero “Greatest Flix” y el libro de fotografías “Greatest Pix”. Se calcula que se han vendido 25 millones de copias del álbum en el mundo (yo tuve una, pero ya no la tengo).

El mismo día en que se lanzó el álbum se publicó también un nuevo sencillo de Queen en colaboración con David Bowie, “Under Pressure”, que fue incluida en las ediciones de “Greatest Hits” en algunos países. Fue un cañonazo en las listas de popularidad, y perdura entre las canciones más exitosas de Queen, pero curiosamente, a pesar del predominio de David Bowie en la composición de la canción, es raro que se mencione su colaboración. A mí en lo personal no me gusta esa canción, pero esa es una apreciación mía, de mí, y no significa nada frente a su popularidad.

La prensa especializada en rock en México se limitaba en ese tiempo a dos revistas editadas en el DF, hoy CDMX: ‘Conecte’ y ‘Sonido’, que fueron mis mayores fuentes de información. Conocí algunas publicaciones anteriores, como ‘Rock Poster’ o ‘Dimensión’, pero para entonces ya habían desaparecido. ‘Sonido’ se publicó durante diez años, de 1975 a 1985; dirigida por Walter Schmidt, pertenecía a un corporativo editorial que publicaba varias revistas, tenía buen presupuesto y la mitad de sus páginas interiores era impresa a color. El director de ‘Conecte’ era José Luis Pluma, era una publicación con interiores a blanco y negro, un poster a cuatro páginas doblado a manera de portada era el único pliego impreso a color, pero duró tres veces más: se publicó desde 1974 hasta el 2005.

Allá por 1982 ambas revistas publicaron sus números especiales dedicados a Queen, el de ‘Sonido’ costaba 60 pesotes y traía muy buenas fotos a color, pero el de ‘Conecte’ tenía información más precisa y mejor redactada por el mismo José Luis Pluma, y costaba 40 pesos. Concretamente, el especial de ‘Sonido’ incluía una entrevista con cada uno de los integrantes de Queen, usando las mismas preguntas para todos, y en “¿Quién es el artista que más admiras?”, mientras Mercury, May y Taylor contestaban con la misma lista de influencias (Elvis, los Beatles y Jimi Hendrix), John Deacon contestó “Freddie Mercury” (años después recordé vívidamente esa publicación cuando supe que Deacon decidió retirarse de Queen tras la muerte de Mercury).

Un día afortunado, Carlos y yo fuimos comisionados por mi madre para ir a hacer la compra del mandado a la tienda de autoservicio. En ese periodo había una promoción muy especial, de esas que ya no se repiten: “La Bolita Naranja”. Antes de hacer la cuenta para pagar en la caja registradora había unas urnas de plástico de las cuales el cliente extraía una pelotita, que podía ser de cualquier color, pero si era de color anaranjado el cliente podía llevar su mercancía completamente gratis. Y nos salió “La Bolita Naranja”. El gerente de la tienda sonó una campana y quería tomarnos una foto con los dos carritos repletos de mandado que llevábamos, pero desistió porque éramos menores de edad y no íbamos acompañados por adulto alguno. Con el dinero ahorrado volvimos a entrar a la tienda para seleccionar un disco cada quien, y nos alcanzaba y sobraba para pagar un taxi de vuelta a casa (eran dos carritos de mandado). Carlos eligió ‘The Number Of The Beast’ de Iron Maiden y yo, aferrado, elegí ‘Queen II’.

Luego me llegó (¡finalmente!) el momento de conocer a algunos camaradas que poseían otros discos de Queen: no recuerdo quién me prestó el ‘Jazz’; en una apuesta con el Nava me hice del ‘A Night At The Opera’; al Chava le birlé el ‘Sheer Heart Attack’ (ya no me daba miedo “En el regazo de los dioses”). En ese tiempo no logré conseguir el ‘Queen’ ni el ‘A Day At The Races’ (llegarían algunos años después), pero escuché algunas canciones de esos álbumes en el radio.

Canal 1280 transmitía en amplitud modulada (eran esos tiempos), de lunes a jueves, de 6 a 7 de la tarde, un programa especial dedicado a los Beatles, los Rolling Stones y Queen, alternando una canción de cada uno, y los jueves recibían votación telefónica de los radioescuchas para saber a cuál grupo dedicar el programa de los viernes. Después de una temporada añadieron a la lista de grupos al Cridens (Creedence Clearwater Revival), porque siempre perdían los Stones, y de vez en cuando ganaba Queen. En uno de esos programas especiales de viernes logré conocer algunas rolas perdidas en esos álbumes que me faltaban, como la infame “Great King Rat”, “My Fairy King”, “Modern Times Rock’n’Roll”, “Long Away” o “Teo Torriate (Let Us Cling Together)”.

[Fin del tercer acto]

* Comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el Closet” son atendidos al correo electrónico villalobos7@gmail.com.

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