POR LOS RINCONES DE LA HISTORIA

2 de septiembre de 1945, firma de la Rendición de Japón

No había necesidad, siempre se ha dicho, de que Estados Unidos arrojara dos bombas sobre Japón, como fueron las de Hiroshima y Nagasaki, ya que el país agredido de hecho estaba rendido. Sólo era cosa de días, para entregarse oficialmente, pero el gobierno analizaba las posibles condiciones que se le pondrían de parte de sus enemigos. El 2 de septiembre de 1945, se firmó la rendición.
Truman, el presidente norteamericano, se justificó diciendo que ordenó arrojar dos bombas para acortar la agonía de la guerra, así como para salvar las vidas de miles de jóvenes estadounidenses. Recordemos cómo las derrotas consecutivas en el suroeste del Pacífico, con las pérdidas de Filipinas, las islas de Iwo Jima y Okinawa, vaticinaban ya la rendición de un momento a otro de la nación asiática.
Las dos bombas ocasionaron la muerte de 250 mil personas; así ya no había escapatoria para Japón, ninguna manera de pactar condiciones en la rendición.
El 26 de julio de 1945, con la Declaración de Potsdam, se habían preparado con sus cláusulas establecidas por Estados Unidos, China y Gran Bretaña, a las que se sumó luego la URSS, las condiciones que el 2 de septiembre se firmaron por la mañana en un acto que duró 23 minutos.
Se efectuó sobre la cubierta del USS Missouri en la Bahía de Tokio. En la Segunda Guerra Mundial habían muerto entre 50 y 70 millones de personas, en distintas partes del mundo, ¿para qué seguir peleando? MacArthur representó a Truman, en su carácter de comandante supremo de Estados Unidos en el Lejano Oriente; del lado nipón, el enviado del emperador Hirohito fue Mamoru Shigemitsu.
Antes, Hirohito anunció por radio la rendición el 15 de agosto; había aceptado los términos de la Declaración de Potsdam, en los que el imperio se rendía incondicionalmente.

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