EL ORÁCULO DE APOLO

El eje alrededor del cual giraba la civilización hasta los siglos XVIII y XIX, y en el siglo XXI ¿Qué vamos a comer?
Por Enrique Pallares

El mundo humano es variado en sociedades cuyas actividades tienen como centro de gravedad alguna dimensión de la cultura. Estas dimensiones pueden ser el culto religioso, la guerra o la agricultura, entre otras. Así, examinando el desarrollo de la humanidad, después de la vida pastoril llegó la agrícola, y de allí en delante, hasta los siglos XVlll y XlX, la agricultura fue la actividad fundamental para la mayor parte de los asuntos humanos. En cualquier comunidad que podamos examinar a lo largo de este tiempo, el 90 por ciento de la población se ocupaba de labrar la tierra.

Como el mundo humano descansaba sobre los hombros de los campesinos, cualquier cosa que afectara a la agricultura implicaba serias transformaciones en la sociedad y en la cultura. Así, a manera de ejemplo, en Roma, el centro de la gravedad política estaba colocado en medio de la clase rural. La reforma a la Constitución que hizo Servio Tulio acredita de forma contundente que los labradores constituían en realidad el núcleo del Estado. Dentro de la religión sus más importantes divinidades, y a la par, las más antiguas y santas se encuentran: Ops en el cultivo de los campos y Flora diosa de las flores.

También los carnavales, llevados a cabo en la mayoría de los pueblos, giraban en torno del inicio del período de siembra. Otro caso del mismo tipo, en distinto espacio y lugar, lo podemos ver en el esfuerzo que hizo Carlomagno por rebautizar los meses del año en término de las principales actividades humanas: junio iba a ser el «Mes del Arado», julio el «Mes del Rastrilleo» y agosto el «Mes de la Cosecha».

Los calendarios carolingios, que sirvieron de pauta para la Edad Media, tienen como imágenes escenas de labranza, cosecha, tala de madera, recogida de bellotas para los cerdos, matanza del cerdo, etcétera. Estos hechos nos muestran el papel nuclear que jugaba la agricultura y que alrededor de ella se subordinaban las otras dimensiones culturales.

A decir verdad, la agricultura debe seguir siendo una actividad importante. El hombre del siglo XXI, en su mayoría, no es consciente de que también ahora, como ayer, cualquier cambio en la agricultura afectará grandes áreas de nuestras sociedades modernas o posmodernas. Fenómenos actuales nos ponen en alerta. Los incendios forestales en el Amazonas, las plagas en parte de Asia y América, las inundaciones en unos lugares y las sequías en otros, el cambio climático que niegan algunos gobernantes.

En fin, debemos preocuparnos por estos hechos que no son producto de alguna teoría conspiracionista. Debemos ser conscientes que efectivamente podemos estar en la antesala de una hambruna a nivel mundial. Tenemos que poner atención con más insistencia a la agricultura y a los apoyos que requiere esta dimensión de la sociedad para que funciones bien.

A final de cuentas, de algo tenemos que vivir y no va a ser precisamente de lo que produce la bolsa de valores. ¿Qué opinión le merece esta preocupación?

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