EL HILO DE ARIADNA

 

Una noticia buena en medio de muchas malas

Por Heriberto Ramírez

 

Que este año ha sido catastrófico nadie lo discute, salvo quienes han sabido sacar provecho y enriquecerse a costa de la desgracia ajena. El desplome de la economía en todos los países del mundo es una noticia diaria, lo mismo el aumento en los índices de desempleo, o el incremento de la violencia doméstica, entre tantas otras. A tal grado que parece que nos hemos vuelto indiferentes a toda clase de desventuras.

Aunque en medio de este panorama incierto eventualmente suelen aparecer signos de esperanza, que como diría Fito Páez no todo está perdido. Hace cuestión de días recibí en mi correo la noticia de que la Universidad Juárez del Estado de Durango aprobaba su licenciatura en filosofía. Quizá esto sea irrelevante para algunos de los lectores de esta columna, y quiero explicar por qué me parece una excelente noticia. 

Desde hace tiempo, quizá un par de décadas, las carreras humanísticas se han visto amenazadas, hostigadas, por un contexto hostil hacia las carreras que “no producen”. La falta de incomprensión hacia las humanidades proviene de sectores dominados, usando la expresión de Charles Sanders Peirce, por “el evangelio de la avaricia”. Si por ellas fuera desaparecerían los museos, la música clásica, la literatura, las artes en general, y a una gran cantidad de actividades humanas alejadas del concepto de ganancia o beneficio económico.

El emotivo correo lo envió Jonatan García Campos, joven filósofo, egresado de la UNAM que vino a unirse a este proyecto hace más de diez años, a reforzar una iniciativa de otro colega filósofo de las matemáticas Alfonso Ávila del Palacio, originario de Durango y también egresado de la UNAM, quien lleva toda una vida empujando esta idea. En el mensaje, por supuesto, enfatizaba el logro y también la destacada participación de la doctora Paola Hernández Chávez.

Durango, lo mismo que Chihuahua se ubican en lo que Krauze, famoso historiador ahora venido a menos, las ubicaba en medio de una Y, viendo el mapa nacional de sur a norte, es decir que habían quedado en medio de la nada, comparativamente hablando con Monterrey, por un lado, y el eje del pacífico por otro. Lo cual ayuda a explicar un sinfín de ausencias y carencias.

Pues, en algún momento Ávila del Palacio apostó por lo impensable, empezando por formar una pequeña comunidad filosófica, creando el Instituto de Estudios Filosóficos de Durango, A. C., contaban con un bonito inmueble en el centro histórico de Durango, ahí crearon una biblioteca, y eventualmente invitaban a personajes distinguidos de la vida filosófica de México. Comentaban siempre entusiasmados acerca de la visita de Fernando Salmerón, Adolfo Sánchez Vázquez, Mauricio Beuchot, entre varios más. Contaban con un interesante programa de publicaciones, al que nombraban en sus caracteres griegos Diálogos, con estupendos cuadernillos que lograban transmitir todo su romanticismo y sus anhelos intelectuales.

Los vínculos entre Chihuahua y Durango se han ido fortaleciendo, en 2012 en conjunto organizamos el primer encuentro regional de filosofía, zona norte, al que se sumaron todas las universidades del norte que contaban con programas de filosofía, con la intención de realizarlo sucesivamente en los otros estados sucesivamente, tal y como ha venido ocurriendo: pero la idea de iniciar en Durango era intentar sensibilizar a las autoridades universitarias sobre la importancia de iniciar la licenciatura. 

De Chihuahua partió una nutrida comitiva, estudiantes y maestros de la Facultad de Filosofía y Letras nos lanzamos a la carretera en busca de una aventura filosófica. Fue un encuentro, como suelen ser los de filosofía, de gran cordialidad, una calidez humana memorable. Así, mis acompañantes pudieron conocer a los grandes protagonistas de la filosofía duranguense, además de Alfonso y Jonatan, Gerardo Aguirre, Damián Islas, y al resto de los integrantes de esta especie de cofradía. Lo mismo que a filósofas de la talla de Paulette Diterlen o al destacado filósofo Sergio F. Martínez. Todos absolutamente defensores apasionados de la filosofía.

Guiados por su inconmensurable amabilidad nos fuimos a realizar un recorrido grupal por los sitios de mayor interés histórico y urbanístico de la ciudad y muchos quedamos maravillados, del parque Galeana, de sus edificios históricos, muchos de los cuales fueron reconstruidos desde sus cimientos a partir de los planos. El contraste entre la ciudad de Durango que alguna vez conocí en una de mis errancias juveniles rumbo a Mazatlán, pasando el espinazo del diablo, con el resultado de tanto trabajo, ahora es deslumbrante. Orgullosos nos presumieron un centro histórico amigable y bello, con lindos y concurridos restaurantes. Todavía más, hace unas semanas la ciudad ocupó el quinto lugar entre las ciudades mexicanas con mejor calidad de vida. 

A pesar de que en ese tiempo la cristalización del proyecto se vio impedida por distintas razones, el ánimo no decayó y la comunidad filosófica de Durango se mantuvo firme en su objetivo. Pero lejos de desanimarse cada negativa parecía darles nuevas energías. Continuaron todos preparándose en el terreno académico, así que ahora con este proyecto aprobado cuentan con una sólida planta académica para trabajar con los aspirantes a formarse en esta maravillosa profesión.

Después de recibir el correo le llamé al doctor Ávila para felicitarlo y me dio algunos pormenores, emocionado me contó lo que suele ser habitual, encontraron por fin un rector receptivo a la importancia de la filosofía y las humanidades Rubén Solís Ríos, y el resto es una historia que está por escribirse.

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