“La corrupción no se disculpa, no se perdona; la corrupción se combate y se castiga, de lo contrario se convierte en impunidad” (anónimo).
Por FerMan
No cabe duda que es muy cierto lo que señala aquel refrán que dice, “cae más pronto un hablador que un cojo”. Lo anterior lo traigo a colación para referirme al video socializado en días pasados en redes digitales donde aparece el hermano del Presidente Andrés Manuel López Obrador de nombre Pio López Obrador, recibiendo o intercambiando dinero de parte del ex Director de Coordinación Nacional de Protección Civil, el Sr. David León.
Dicha conducta constituye una verdadera vergüenza para la familia presidencial y una gran ofensa para el pueblo mexicano. Sin embargo, lo más lamentable se da cuando el propio AMLO trata de justificar dicha acción, al señalar, en una de sus mañaneras, que: “Nuestros adversarios buscan equiparar las cosas, esto es bastante usual, cuando se está llevando a cabo una transformación, pero no es así, no somos iguales, en este caso del video de mi hermano con David León hay notorias diferencias con relación a los otros asuntos”.
Y ¿cuáles son esas supuestas diferencias que menciona, Sr. Presidente? Nos preguntamos y la respuesta que da AMLO sorprende a propios y extraños al indicar que, dicha diferencia se da porque: “en la operación ilícita que está anunciando el señor Lozoya cobraron 200 millones de dólares de más en la venta de una planta chatarra, mientras que en el video de su hermano puede significar 2 millones de pesos!!!”.
Tal vez es importante recordarle al Sr. Presidente que los actos de corrupción no se tienen como tal por la cantidad de recursos económicos que involucran, sino por la acción en sí misma, independientemente de la cantidad de dinero que se implique en dichas acciones, ya sea un peso, dos o un millón, la corrupción no se acredita por cantidades, sino por las acciones. Lo peor es que AMLO, para tratar de justificar tan lamentable conducta, continúa señalando: “no solo es eso, es el fin del hecho que se está ventilando, en el caso de Lozoya sin duda es extorsión, es mordida para obtener de manera ilícita recursos públicos, es corrupción, en el otro caso, en el de mi hermano, son aportaciones para fortalecer el movimiento en momentos en que la gente era la que apoyaba, básicamente, nosotros hemos venido trabajando durante muchos años y nos ha financiado el pueblo”.
¿El Pueblo? ¿Cuál Pueblo? ¿Qué pueblo tiene 2 millones de pesos para regalárselos a los políticos? El Pueblo de la Corrupción, tendría que ser. No Sr. Presidente! No se equivoque, el simple hecho de estar aceptando dinero de esa manera ya es de por sí un acto ilegal, ya constituye un acto de corrupción y se tiene que investigar hasta las últimas consecuencias, tal y como se está realizando con los actos de corrupción que Usted ha anunciado con bombo y platillo sobre los actos de corrupción de administraciones pasadas.
No se puede justificar un acto de esa naturaleza, puesto que se estaría enviando un peligroso mensaje a quienes participan en actos de corrupción, se estaría generando impunidad, y la impunidad se garantiza en la medida que los actos de corrupción no se investigan y si se investigan, no se sancionan y si se llegan a sancionar, las consecuencias son desproporcionadas con relación al beneficio obtenido.
Es por ello que, independientemente del origen, del motivo o de la finalidad con que se realizó la mencionada acción del hermano del Presidente, en sí mismo, ya constituye un acto de corrupción y se debe investigar. Es lamentable que un gobierno que se jacta de combatir la corrupción, por supuesto que de gobiernos pasados, trate de justificar los actos de igual naturaleza realizados por personajes afines a su ideología.
Finalmente, Sr. Presidente Andrés Manuel López Obrador, el Pueblo mexicano, no el que dice le dio 2 millones de pesos a su movimiento, sino el Pueblo que realmente quiere ver un cambio, el Pueblo que desea tener funcionarios honrados, el Pueblo que anhela que sus autoridades respeten la ley, exige que se inicie una investigación seria, objetiva y efectiva, que se dé la persecución penal que corresponda, que se proceda a las capturas y al enjuiciamiento y que se emitan las condenas de quienes resulten responsables de los actos de corrupción observados en el video donde se involucra a su hermano Pio López Obrador, a efecto de que, de alguna manera, se pueda confiar en su discurso cotidiano y que tanto pregona, sobre el supuesto combate a la corrupción.
“Fiat Justitiae, Péreat Mundus”.