Esqueletos en el closet

 

Fábula del leopardo sordo que fue músico

Por Jorge Villalobos

 

La semana pasada recordamos “El incidente de El Paso”, que en el verano de 1983 motivó un boicot en contra de la banda británica Def Leppard, quienes no volvieron a presentarse en concierto en dicha ciudad hasta el año 2000 (ver ‘Esqueletos en el Closet’ 17/05/2000).

Al respecto surgieron comentarios: un buen amigo que radica en Ciudad Juárez me comentó que él estuvo en aquel concierto del año 2000 (16 años y medio después del “incidente”) y ahí el cantante Joe Elliott volvió a disculparse ante el público de El Paso y mostró una bandera de México. Uno de mis hermanos estuvo en el concierto que dieron en el año 2005 y escuchó comentarios peyorativos contra Elliott entre algunos asistentes, que a 21 años de distancia seguían recordándolo como “racista”. Otro amigo me hizo mención de la gran diferencia en la percepción del público chihuahuense ante “El incidente de El Paso” y la ocasión en que en el año 2007 Cone Cahuitl salió al escenario de El Palomar con una camiseta con la imagen de un perrito pequeño con cabeza amanzanada y saludó al público con la frase “¡Hola, chihuahueños!”.

(Aclaraciones impertinentes: en ese momento ‘Cone Cahuitl’ era el ‘alter ego’ en turno del cantante Rubén Albarrán; el grupo se llamaba ‘Café Tacuba’ pero ahora cambió la ‘u’ por ‘v’ y ya no sé cómo pronunciar la segunda palabra, y esos perros pequeños, cabezoncitos y biliosos se llaman “chihuahueños” en español y “chihuahua” en los demás idiomas, según la Fédération Cynologique Internationale).

Volviendo –ya no a Joe Elliott en particular sino a Def Leppard como grupo–: empezaron de manera profesional en 1977, siendo todavía adolescentes de entre 17 y 18 años (en muchas biografías del grupo se dice que el baterista Rick Allen tenía 16 años cuando se unió al grupo en 1978, algunos dicen hasta que 15 años, pero en realidad le faltaban 5 días para cumplir los 18), y reiteradamente mencionaban que sus principales influencias musicales eran los Beatles, Led Zeppelin, Queen y Thin Lizzy (en ese momento no mencionaban la influencia de Elton John, David Bowie y Moot The Hoople porque no sonaba bien en su currículum de rockers pesados; más adelante habrían de reconocer sus culposos placeres).

En sus inicios fueron recibidos por la crítica musical entre los líderes de la NWOBHM (New Wave of British Heavy Metal, la corriente de hard rock que competía con el punk y el new wave), poniéndolos al lado de Iron Maiden, Saxon y Mötörhead, pero con cierta ventaja por ser los más jóvenes. Su álbum debut, ‘On Through The Night’, fue producido por Tom Allom, conocido por su trabajo previo con Black Sabbath y Judas Priest. Durante la gira en la que les tocó abrir conciertos para AC/DC conocieron a Robert John ‘Mutt’ Lange, quien había producido para los australianos ‘Highway to Hell’ y ‘Back in Black’, el álbum más candente del momento. ‘Mutt’ se ofreció a trabajar con Def Leppard, ¿cómo podían negarse los niños?

‘Mutt’ Lange respetó el estilo de hard rock metalero de la banda en su segundo álbum, ‘High ’n’ Dry’ (1981), que tuvo una buena acogida del público. Pero grabar el siguiente álbum se llevó casi todo el año de 1982. En ese lapso el productor introdujo a los imberbes ‘leopardos sordos’ en sus propias técnicas de grabación, les enseñó los secretos del oficio, los arcanos del sonido, teoría musical y otras artes ocultas para los ajenos al estudio de grabación.

Además, ‘Mutt’ había visto en Def Leppard algo que Tom Allom soslayó en su oportunidad: las armonías vocales que podían producir. El heavy metal es una variante del hard rock que tradicionalmente enfatiza los riffs poderosos con guitarra eléctrica y la voz cantante es verdaderamente importante, pero raramente utiliza coros o armonías vocales. ‘Mutt’ percibió que los chicos de Def Leppard poseían la cualidad vocal que hacía que bandas menos duras como Styx y REO Speedwagon vendieran millones de discos en los Estados Unidos, e hizo que los muchachos hicieran coros a varias voces en todas las canciones.

‘Pyromania’ salió al mercado en enero de 1983, y la banda tenía un sonido más profundo, las guitarras y las voces eran más claras y había en la grabación un rumor que no se percibía antes. Como si Def Leppard hubiera “crecido”. Y fue un éxito de popularidad cuya medición resulta fácil: número 2 en Estados Unidos cuando el número 1 era ‘Thriller’ de Michael Jackson (“o sea… ¿no?”).

El resto de 1983 lo pasaron en gira promocionando ‘Pyromania’; en febrero del ’84 volvieron con ‘Mutt’ Lange al estudio de grabación, pero en ese momento el productor estaba exhausto por sobrecarga de trabajo y los abandonó en una etapa temprana del proceso. El grupo reclutó a Jim Steinman (asociado con artistas como Meat Loaf, Bonnie Tyler y Air Supply) para producir su álbum, pero mientras Steinman veía a Def Leppard como un grupo de metal y quería sacarles un sonido pesado, el grupo ya se había encariñado con la forma de producción de ‘Mutt’ Lange y buscaba un sonido más refinado. Los mismos miembros de la banda ni siquiera se dieron cuenta de cómo su estilo musical cambiaba de ser heavy metal a ser música pop. Así que Jim Steinman, a quien habían buscado por su sensibilidad pop, no era el hombre de sus sueños. Y así pasaron los meses.

La noche del 31 de diciembre de ese año el baterista Rick Allen sufrió un accidente en su automóvil y perdió el brazo izquierdo. Eso paralizó a la banda. Considerando la popularidad que habían alcanzado, la salida fácil hubiera sido reclutar a un nuevo baterista para terminar un nuevo álbum y seguir su carrera, pero por amistad y fidelidad decidieron que Allen debía continuar siendo su baterista, una vez que se recuperara.

Con ayuda de los adelantos técnicos del momento Allen pudo disponer de una batería electrónica hecha “a medida”, con pedales que le permitirían usar los pies para suplir los movimientos de la mano izquierda. Y lo logró, Rick Allen es todo un ejemplo de resiliencia y coraje. Bien por Rick.

Poco después ‘Mutt’ Lange volvió con ellos al estudio de grabación para hacer la alquimia sonora que se convertiría en el muuuy exitoso álbum ‘Hysteria’, que llegó al número 1 en las listas de álbumes en el Reino Unido, Estados Unidos y otros países; con un estimado actual de 25 millones de copias vendidas en el mundo. Además, las siete canciones lanzadas como sencillos alcanzaron a entrar en el ‘Top 10’ de las listas de popularidad (“Animal”, “Women”, “Pour Some Sugar on Me”, “Hysteria”, “Armageddon It”, “Love Bites” y “Rocket”, ¿algún título les suena conocido?).

¿Por qué resulta tan importante ‘Mutt’ Lange en esta historia? Pues él fue el visionario que encontró a un grupo con potencial y maleabilidad, jóvenes a los que podría dirigir a su manera para producir la música más popular y comercialmente lucrativa. Él fue el responsable de que Def Leppard pasara de ser una promisoria banda de hard rock/heavy metal a un grupo de música pop con guitarras eléctricas.

De hecho desde la época de ‘Pyromania’ el productor había hecho un “truco” de estudio bastante molesto: todos los sonidos de batería son pistas electrónicas, “sampleadas”; en realidad el baterista Rick Allen se aburría horriblemente en sesiones de grabación en las que su participación se limitó a tocar platillos, pero nunca tambores.

Allá por los años 80, Paco Stanley y Madaleno solían decir en ‘El Club del Hogar’: “La música viva siempre es mejor”. Pero este no es el caso. Las depuradas técnicas de grabación de ‘Mutt’ Lange desnudaron al grupo de su capacidad interpretativa para convertirlo en un producto del estudio: en ‘Hysteria’ la mayoría de las voces grabadas pasaron por un filtro acústico o electrónico, y en todas las canciones hay armonías vocales en coro, pero son muy pocas las voces que de verdad parezcan humanas. Los “arreglos” musicales son completamente artificiales, las guitarras también suenan sintetizadas, hay demasiados efectos de ‘sampling’; las canciones tienen demasiados “ganchos”… es demasiado ‘fresa’. Todo está hecho con la intención de vender el producto y que suene en la radio.

El producto final es más el trabajo del productor y el ingeniero de sonido –armando “canciones” con parches sonoros– que del grupo titular –simples peones que hicieron los ruidos originales que luego pasarían a una maquinita para robotizarlos–. Y ni siquiera podemos decir que Def Leppard se vendió o que los engañaron, ese era exactamente el sonido que ellos querían lograr, y están orgullosos de ello, pues influyeron grandemente en la siguiente generación: Pink, Taylor Swift y John Mayer, por ejemplo, son algunos de los artistas que han prometido lealtad a Def Leppard (note usted que los intérpretes mencionados se dedican a géneros distintos al rock).

Def Leppard recuperó a su baterista y luego a su productor favorito, recuperó su popularidad y multiplicó las ventas de sus álbumes. Pero a su público original no lo recuperó por completo, de los rockers metaleros que les pusieron atención cuando eran apenas unos chamacos, algunos crecieron con ellos y aceptaron su nuevo estilo –al fin y al cabo el metal ya no existía como ellos lo habían conocido sino como una nueva encarnación muy distinta–, pero otros nunca los perdonaron.

¿Entonces qué, ‘odiamos’ a Def Leppard o no? ¿O al que ‘odiamos’ es a Robert John ‘Mutt’ Lange?

Esto ya no tiene nada que ver con “El incidente de El Paso”, aquí se trata más bien de “apostasía” (así, entre comillas), de traición al concepto original con el que se formó la banda y se dio a conocer ante el público; se trata de cómo sacrificaron su oficio de musicalidad para lograr el álbum de más éxito. A ‘Mutt’ Lange no creo poder responsabilizarlo de esto en particular porque él nada más hizo su trabajo, como productor ha trabajado con intérpretes de muchos géneros y ha logrado algunos de los álbumes mejor vendidos de la historia de la música popular (entre muchos más, ‘4’ de Foreigner, ‘Heartbeat City’ de The Cars, ‘Waking Up the Neighbours’ de Bryan Adams, y la cereza del pastel en 1997, ‘Come On Over’, de su entonces esposa Shania Twain; con una rápida búsqueda en la web podremos enterarnos de la magnitud de su éxito).

Como decía la semana pasada, ‘odio’ es una palabra fuerte. Más bien es decepción.

* Comentarios, sugerencias, dudas o desavenencias acerca de “Esqueletos en el closet” son atendidos al correo electrónico esqueletosenelcloset@hotmail.com.

 

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