ENTORNO FINANCIERO

 

¿Hasta dónde la caída?

C.P.C., M.I. MOISÉS ARÉVALO MARIÑELARENA

– La magnitud de la baja económica todavía se desconoce

Buenos días, ante la enorme cerrazón del presidente Andrés Manuel López Obrador en tratar de apoyar realmente al sector productivo del país, y más aun, su colérica reacción al ver que los empresarios organizados de México están buscando opciones para salvar la caída económica derivado de la contingencia sanitaria por el Coronavirus, que afectará sobre todo a las pequeñas y medianas empresas y un gran número de manufactureras, lo que provocará un desempleo sin precedentes en nuestro país, hay voces que dicen que la caída puede ser catastrófica.
Definitivamente esta pandemia mundial exhibió a muchos gobiernos en su capacidad o preparación ante este tipo de contingencias, la mayoría con decisiones apresuradas sin considerar los efectos provocados tanto en salud como económicos (claro que sin estar listos para esto); en el caso de México, la evidente falta de infraestructura médica, el recorte previo al sector salud se resintió, pues desde la asignación del presupuesto de egresos del 2020 se privilegió a otras secretarías y se le redujo de manera considerable al sector salud, aunado a una actitud de soberbia del presidente quien muy tarde consideró la enfermedad como algo serio.
Pero en materia económica se prevén tres escenarios fundamentales, los cuales dependerán principalmente de lo que dure la contingencia sanitaria y las actividades económicas sigan suspendidas; según un análisis presentado por Deloitte, el mejor escenario sería una caída del -8 % del PIB, si las actividades se puedan reanudar al mes de junio, así se mitigaría más pronto la caída, las empresas podrían resurgir poco a poco, sería menos pesado la baja de las remesas y las exportaciones y se esperaría un repunte de la inversión privada al inicio del año 2021.
Hay otros dos escenarios más drásticos. Si después de activar la economía surgieran nuevos brotes del virus y se tuviera que reabrir la economía de forma escalonada, observando un panorama de reactivación total hasta el mes de octubre, circunstancia que llevaría a una caída estimada del PIB de hasta -11 %, ya que las empresas en este tiempo tan prolongado tendrían graves problemas de liquidez, el mismo sistema financiero pudiera tensionarse y las empresas tardarían meses en poder recuperarse. Y un último episodio mas grave es el que no se llegue a una solución real a los contagios y se pierda casi todo el año, ahí la caída sería de hasta -13%, esperemos y no llegar a eso.
Es por eso que se insiste en buscar apoyos a la planta productiva y empresarial del país, que son los que generan los empleos reales y más duraderos, las grandes obras de infraestructura anunciadas por el presidente sería un dinero desperdiciado que se puede ocupar para incentivar la economía, apoyando directamente a las empresas, buscando esquemas de financiamiento reales y un diferimiento de obligaciones fiscales que apoye la liquidez. Todos los gobiernos del mundo lo están haciendo, aquí no se toca el tema de los estímulos fiscales.
Por otro lado, la incertidumbre que guardan las finanzas del País de por si, por la lenta recuperación del precio del petróleo que no se dará en el presente año, un mercado petrolero que perjudicará los ingresos fiscales de este año y que, sumado a la baja recaudación de impuestos por la falta de actividad, el gobierno se quedara sin liquidez, ni las coberturas petroleras garantizan un buen año a Pemex.
La economía mexicana ya venía en picada y esta situación puede ser la estocada final, si se continúa con la austeridad en el gasto público, esto afectará negativamente el crecimiento económico nacional, y más todavía la negativa de apoyo oficial con frases como el “no me gustó el modito” ante el logro de conseguir un apoyo de financiamiento por parte del Consejo Mexicano de Negocios de 12 mil millones de dólares provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo, en apoyo a 30 mil empresas vía un factoraje financiero para así poder pagarles sus facturas de manera rápida.
No le gustó al presidente que la iniciativa surgiera de los empresarios y no de su gobierno, en cambio anuncia un “decálogo para impulsar el desarrollo de la clase media y media alta”, que más bien parece una declaración de intenciones de buen gobierno, ya que ninguna medida del decálogo indica algún apoyo práctico y directo que ayude la economía del sector Pymes.
En el caso de Chihuahua, su economía se ha apoyado en industrias como la automotriz y la aeroespacial, donde se han captado inversiones por nuestra calidad en la mano de obra y la capacidad y experiencia en el manejo de ese tipo de actividades, lo que ha permitido crecimiento en el empleo permanente; sin embargo, por la contingencia se han cerrado muchas plantas, esperemos y no sea tarde el que se puedan reactivar, si así lo permite el virus.
Las empresas quieren también financiamiento barato, es papel de los bancos entrarle con ganas a ese tema, que también hay que decirlo, la banca está dispuesta a dar apoyo con créditos oportunos y así poder minimizar la caída económica que aún no sabemos hasta dónde llegará.
Agradezco sus cometarios al correo electrónico: moiarevalo@yahoo.com.

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