EL HILO DE ARIADNA

Libros para escapar del confinamiento
Por Heriberto Ramírez

Es muy posible que durante estas semanas hayan tenido por compañía algún libro, o quizá varios. Otros más llegamos a pensar incluso en la idea de mantener abiertas las librerías todo este tiempo. Para nuestro consuelo y a manera de mensaje para el mundo, los países que empiezan a relajar las medidas sanitarias han optado por iniciar con la apertura de sus librerías.
En vísperas de la celebración del día mundial del libro y del derecho de autor tal vez nos vengan bien algunas reflexiones sobre este maravilloso objeto que es el libro. Antes, quizá convenga recordar las efemérides sobre las cuales la UNESCO estableció el 23 de abril como fecha celebratoria, ese día en 1616 fallecieron Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Para quienes nos dedicamos a la docencia de facto ya somos lectores cautivos, pues hemos de leer los trabajos de nuestros estudiantes y, estoy seguro, muchos profesores hemos aprovechado este tiempo para examinar esos prometedores frutos que significan los ensayos estudiantiles.
Por mi parte, puedo sugerirles tres títulos recomendables que a su vez tienen que ver con libros, o mejor dicho con la lectura y la escritura. Se trata de Leer es un riesgo de Alfonso Berardinelli, La ruta del conocimiento de Violet Moller y El infinito en un junco de Irene Vallejo.
La intención es también de enviar una felicitación a todos los autores y un reconocimiento por su esfuerzo y dedicación para mantener abierta esta ventana que nos invita a ir más allá de nuestros límites espaciales y temporales.
Berardinelli inicia su libro Leer es un riesgo con un pasaje cautivador sobre los placenteros riesgos de la lectura, pero un poco extenso para compartirlo aquí; aunque podemos encontrar otros igualmente interesantes: “El primer riesgo para el lector, el más antiguo y de los más graves, es el de convertirse y querer convertirse en escritor: o también, y peor aún, en crítico. Me limito a recordar una obviedad fundamental: los libros son contagiosos. Pero para sufrir el contagio hace falta leerlos con pasión y, digámoslo también así, con cierta predisposición ingenua”.
Con fecha de 2019 apareció La ruta del conocimiento, con el subtítulo que acota y da una idea certera de su contenido, “la historia de cómo se perdieron y redescubrieron las ideas del mundo clásico. Una historia en siete ciudades. Es un trazo histórico del recorrido de los textos de Galeno, Euclides y Ptolomeno, a través de las ciudades de Alejandría, Bagdad, Córdoba, Toledo, Salerno, Palermo y Venecia.
Se destaca sobre todo la importancia del mundo árabe y musulmán para la preservación de una gran cantidad de textos griegos y latinos. Sin dejar de enfatizar sus grandes aportaciones en áreas como la medicina, la matemática y la astronomía. Nos da un retrato fiel del inmenso vigor que mantuvo esta parte del mundo mientras Europa atravesaba por circunstancias donde el conocimiento científico no solamente no era cultivado, sino proscrito.
Lo que Moller transmite es que la modernidad jamás hubiese existido sin este trabajo de preservación, traducción y corrección que se realizó en Oriente medio, principalmente en Bagdad, donde en ese tiempo llegó a existir la biblioteca más grande del mundo.
Recién publicado el año anterior El infinito en un junco ha cosechado ya una andanada de elogiosos comentarios y reconocimientos, por ejemplo, Rafael Argullol dice: “Una admirable indagación sobre los orígenes del mayor instrumento de libertad que se ha dado el ser humano: el libro”.
En algunas de sus páginas he podido disfrutar líneas notables en las que se refiere a la biblioteca de Alejandría comparándola con “una enciclopedia mágica que congregó el saber y las ficciones de la Antigüedad para impedir su dispersión y su pérdida. Pero también fue concebida como un espacio nuevo, del cual partían las rutas hacia el futuro”. Y otras igualmente sugerentes: “Leer es un ritual que implica gestos, posturas, objetos, espacios, materiales, movimientos, modulaciones de luz. Para imaginar cómo leían nuestros antepasados necesitamos conocer cada época, esa red de circunstancias que rodean el íntimo ceremonial de entrar en un libro”.
Bien dicen que un libro conduce a otros libros, las líneas anteriores me han recordado otro estupendo libro, también relacionado con la escritura y la lectura, se trata de Palabras de filósofos, oralidad, escritura y memoria en la filosofía antigua del filósofo mexicano Sergio Pérez Cortés, destacado investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana. Con un enfoque más académico contiene abundantes referencias que lo hacen un libro profusamente documentado y de gran utilidad para consulta de quienes se interesen en cómo han evolucionado la escritura y la lectura a través del tiempo.
Si bien es relativamente simple adquirir libros en línea esperemos que las librerías abran sus puertas pronto, porque concurrir a esos espacios significa aspirar el aroma del papel, husmear en las páginas de aquellos títulos de un posible interés, apreciar un sinfín de portadas o escuchar las conversaciones de otros compradores, pero sobre todo volver a disfrutar la libertad de movimiento.

Mostrar más
Botón volver arriba