«Hay que liberar a Venezuela con una coalición internacional»

Le han llamado el Bolsonaro o el Trump chileno, pero José Antonio Kast (Santiago de Chile, 1966) reivindica su propia identidad: la de un político católico, con enorme habilidad dialéctica, dispuesto a dar la batalla contra la hegemonía de la izquierda en todos los terrenos, especialmente en las llamadas «guerras culturales», donde cree que hay una especial amenaza a la libertad personal. Kast visita España, en el marco de una gira europea, para conocer con detalle la experiencia de Vox y reunirse con Santiago Abascal.

P.- Usted obtuvo casi el 8% de los votos en la primera vuelta de la presidencial chilena de 2017. ¿Por qué ha tardado dos años en fundar un partido político?

R.- Otros me dicen que es muy apresurado. Ni lo uno ni lo otro. Desde que renuncié a mi antiguo partido -la Unión Demócrata Independiente, UDI- hasta el momento de fundar el Partido Republicano, hemos vivido un proceso y cumpliendo diferentes etapas. Lo primero fue la elección presidencial, luego el Movimiento, el Instituto de Ideas y ahora el partido. Cada etapa ha tenido un objetivo y si hoy estamos juntando firmas para un partido, es porque tenemos la convicción de que es el camino más adecuado para seguir aportando nuestras ideas y tener una plataforma para defender nuestras convicciones.

P.- Ha dicho que el Gobierno de Sebastián Piñera se está apartando de su programa de gobierno. ¿En qué y por qué?

R.- Es un asunto de forma y fondo. De forma, porque el estilo de Gobierno, los énfasis de los discursos y la disposición con la ciudadanía está muy alejada del Sebastián Piñera que ganó la elección. En los temas de fondo, se han tomado malas decisiones y se han promovido malas ideas. No puede ser que el primer proyecto de ley impulsado por este Gobierno haya sido la identidad de género, que en materia tributaria no se hayan bajado los impuestos o que en pensiones se proponga la creación de entes estatales para resolverlo todo. A veces, da la sensación de que se gobierna con el programa de la oposición y no el de Sebastián Piñera.

P.- ¿Cuál es el motivo de esta visita a España?

R.- Todas las naciones son distintas y los electores son diferentes, pero hay temáticas comunes de las que podemos aprender y experiencias que sirven para mejorar nuestra estrategia. En España, el éxito de Vox es evidente y es un camino exitoso que nos gustaría replicar en Chile. No compartimos todas las materias, las temáticas de Chile son distintas, y el sistema político también es diferente. Aun así, es una experiencia valiosa que vale la pena conocer.

P.- ¿Usted se separó de la UDI en 2016 porque tenía aspiraciones presidenciales? ¿Qué ha pasado con su viejo partido?

R.- Entré a la UDI por las ideas y por un estilo de hacer política que me identificaba plenamente. Mi renuncia se debió a que ese estilo estaba muy desgastado y las ideas se defendían cada vez con menor convicción. El ejemplo claro de eso es el rol de la UDI en el Gobierno de Piñera: han estado más preocupados de postular a cargos y cupos de poder, que de defender ideas. Recién hoy, que se han visto maltratados en un cambio de gabinete, alzan la voz, pero han estado callados cuando se afectaba la libertad, el estado de derecho o la integridad del concepto de familia.

P.- ¿Tras sus resultados de 2017, parece evidente que el voto de lo que llaman la familia militar, los sectores provida y libertarios se han sentido más identificados con usted que con la UDI?

R.- Hay quienes buscan encasillarnos en un nicho y está bien, es parte de su estrategia. Pero nosotros apelamos al sentido común y a principios, valores y posiciones que representan a la mayoría de los chilenos. Ciertamente hay grupos que se identifican más y los valoramos y acogemos. Pero el Partido Republicano quiere gobernar y representar a toda la sociedad.

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