Esta es la muy triste historia de cómo una franquicia ha convertido en huérfano a uno de los mayores talentos de la actual MLB, cuando no uno de los mayores talentos que jamás han jugado a este juego.
Hablo, por supuesto, de Mike Trout y de cómo Los Angeles Angels de Anaheim están desperdiciendo el boleto premiado de la Bono Loto que les cayó en gracia y que no les está sirviendo más que para frustrarse año tras año en fracasos continuados en la construcción de la plantilla.
Nada de lo anterior es un eufemismo.
En sus cinco temporadas completas en Las Mayores podría (incluso debería) haberse llevado el premio MVP de la Liga Americana. Con sus 25 años ha completado algunas de las mejores temporadas individuales de la historia de este deporte. Su WAR, estadística que evalúa todo lo que sucede en el campo y lo factoriza en su sólo número, pasó de 10 el año pasado, lo cual es una barbaridad, y está previsto que pueda rozar el 11 este año a poco que la tendencia de sus números siga el mismo recorrido que hasta ahora.
Es algo pocas veces visto en la MLB, esa rarísima capacidad para pegarle a la bola, meterse en primera, robar bases, defender en el centro del campo profundo y, en general, hacerlo todo bien en lo que se refiere a jugar al béisbol.
Es por eso que duele mucho más aún ver a su equipo ser un tren sin destino, corriendo por vías que parecen llevar a ninguna parte.
Sería injusto decir que la gerencia no lo está intentando pero, las más de las veces, ha tomado decisiones comprometidas, muy arriesgadas, que han salido mal y han anclado a la plantilla en una mediocridad rampante que no queda disimulada por grandes nombres aquí y allá.
El trabajo ha sido, por decirlo suavemente, muy mediocre. Se han convertido en un grupo que trató de construir un equipo campeón a base de golpes de timón y algún fichaje multimillonario pero que no se ocupó de pensar que con Trout tendrían futuro más que de sobra como para tomarse las cosas con calma y paciencia y, hoy, estar en una situación de contendiente perenne.
Y en esas estamos en el año 2017. Es probable que no vaya a ser tan malo como el 2016, que fue horrendo, pero la sensación sí que es la misma: están desaprovechando los mejores años de un talento generacional como es Mike Trout, que a día de hoy sólo ha jugado playoffs en una de sus magníficas temporadas en la MLB.
El detalle histórico
Hubo una época en la que pensar en los Angels era hacerlo sobre un equipo de playoffs, circunstancia que ocurrió en el período entre 2004 y 2009, pero coincidiendo con la llegada de Mike Trout, se han convertido en un habitual a verlos desde el salón de su casa y no en el terreno de juego. Únicamente han disputado una serie desde que el mejor jugador del béisbol integra sus filas y sin un triunfo. Pobre balance sin duda para un equipo que se estrenó en 1961 y que aspira a volver a ser competitivo un día de éstos.
Las tres claves del equipo
1. La seguridad que da Mike Trout. Contar con el mejor jugador del planeta en tus filas es un plus sin igual y más si nos (mal)acostumbra a temporadas de ensueño como viene ocurriendo. Para que los Angels compitan, su jugador franquicia no puede levantar el pie del acelerador.
2. Las compañías. El club tenía muy claro que Trout tiene que estar más y mejor acompañado y, por este motivo, se han producido la llegada de Valbuena y Espinosa para el diamante, el tándem para el outfield entre Maybin y Revere más la llegada de Maldonado tras el plate. Positivo.
3. Las dudas sobre la rotación. Desde el primer al último puesto de la rotación de los Angels está plagado de incertidumbre, incluída la perspectiva de contar con un rendimiento aceptable de su as, Garrett Richards. Para competir, tienen que estar a la altura y eso está por ver.
Lo mejor
1. Mike Trout por los cuatro costados, lo cual es una delicia para los fans del béisbol.
2. El outfield promete ser fuente de no pocas alegrías con los refuerzos.
3. El privilegio de ver a Albert Pujols llegando a los 600 home runs y un poco más allá.
Lo peor
1. El club no puede permitirse su ausencia más allá de los obligados descansos.
2. La rotación presenta demasiadas dudas sobre el papel para competir.
3. El bullpen no cuenta con un seguro de vida en el cerrador Huston Street.