POR LOS RINCONES DE LA HISTORIA

28 de febrero, aniversario de la muerte del General Jesús González Ortega
Uno de los aniversarios luctuosos más sentidos de nuestra historia es, sin duda, el que se refiere a Jesús González Ortega, al que sobre todo se le reconoce por su victoria en la batalla de Calpulalpan, con la que se puso fin a la Guerra de Reforma.
Además tuvo otros grandes méritos, ya que su actuación como general de la república abarcó también la dolorosa época de la Intervención Francesa, en la que puso de por medio su espada y su lealtad a la patria.
No obstante de carecer de antecedentes como militar, fue un destacadísimo soldado y un gran estratega. González nació en Valparaíso, Zacatecas, el 20 de enero de 1822. Empezó a estudiar Derecho, carrera que no terminó pero que le fue de gran sustento cuando desempeñó el cargo de presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Fue gobernador de Zacatecas, en donde desarrolló una brillante gestión, como consta en las crónicas de su estado. Entre las batallas sobresalientes, están la de Silao, el 10 de agosto de 1860, en que venció a Miguel Miramón, el experimentado general conservador. También tuvo una actuación muy destacada en la Batalla del 5 de Mayo, de 1862 en Puebla, al lado de Ignacio Zaragoza y de Porfirio Díaz.
Después de tres años de la Guerra de Reforma, los liberales obtuvieron importantes triunfos, siendo el decisivo el de Calpulalpan el 22 de diciembre de 1860, en que González derrotó a un general de amplia carrera como lo fue Miguel Miramón. La noticia de la victoria le llegó al presidente Benito Juárez a Veracruz, precisamente al teatro principal, en donde presenciaba una ópera en unión de su esposa.
Se cuenta que en 1865, en plena Intervención Francesa, le dijo a Juárez García, que él como presidente de la Suprema Corte de Justicia tenía el derecho de ser nombrado presidente en sustitución suya, dado que ya había cumplido el periodo de su mandato al frente de los destinos de la nación. Don Benito no aceptó, bajo el razonamiento de que en tiempos tan difíciles por los que atravesaba la nación, no era recomendable hacer tal cambio.
A partir de entonces, se enfriaron las buenas relaciones entre ambos personajes. El 28 de febrero de 1881, falleció el general. Años después sus restos fueron llevados a la Rotonda de los Hombres Ilustres.

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