POR LOS RINCONES DE LA HISTORIA

14 de febrero, asesinato de uno de los más grandes luchadores de nuestra Independencia: Vicente Guerrero

Una fecha triste de la historia de México es sin duda, el asesinato de Vicente Guerrero, quien a la muerte de José María Morelos y Pavón en 1913, después fue designado como cabeza del movimiento insurgente en la lucha por la Independencia de México. Hombre de origen humilde, nació el 9 de agosto de 1782 en Tixtla, Guerrero. Fue asesinado el 14 de febrero de 1831 en Cuilapan, del mismo estado. Se le considera un fuerte baluarte de esa lucha por nuestra libertad, ya que sostuvo la bandera de los anhelos populares en condiciones muy difíciles, con muy escasos recursos y ante los tentadores ofrecimientos de indulto del virrey Juan Ruiz de Apodaca. Incluso se le extendió el cargo de general del ejército realista.
Desempeñó el trabajo de arriero siendo muy joven, por lo que conocía el sur y el suroeste del país, en forma completa y minuciosa, factor que le ayudó mucho en su lucha. Ignacio Manuel Altamirano, el escritor nativo también de Tixtla, dijo de él, que «era un hombre de gran constitución física y de muy elevados ideales». No fue a la escuela, pero era de una inteligencia natural, muy despierto y de gran sensibilidad social. No era elocuente, como lo señalara el historiador mexicano Lorenzo de Zavala, «ya que había convivido mucho solo con indios y castas» en su niñez y primera juventud, pero era muy claro en el hablar, y de gran corazón.
Cuentan sus biógrafos, que era muy ducho en el combate, que manejaba muy bien las armas, era diestro en la lucha cuerpo a cuerpo. Tomó parte muy destacada en las batallas de Izúcar, en el estado de Puebla, así como en la de Huajuapan, en Oaxaca, lo que le valió el respeto y el temor de sus adversarios. La historia registra el momento, en que su propio padre don Pedro Guerrero, le fue a pedir que aceptara el indulto que le ofrecía el virrey De Apodaca. Dicen que, muy pensativo y triste, le contestó a su progenitor, el que llevaba el encargo de parte del virrey con tal motivo, que «la patria es primero». Es que veían en don Vicente al guerrero infatigable, de amplio arraigo entre los indígenas, los mestizos y gente acomodada, razón por la que querían comprarlo de distintas formas. El mismo Iturbide fue derrotado en varias ocasiones por el caudillo.
En esta circunstancia, el realista le propuso al adversario llegar a un acuerdo de paz, y de esa forma, el 27 de septiembre de 1821, entraron ambos a la ciudad de México, al frente del Ejército Trigarante, compuesto por sus respectivas fuerzas.
Siendo presidente Guerrero, gracias en gran parte al apoyo de los masones de la Logia del rito yorkino, tuvo muchos enemigos, empezando por el vicepresidente Anastasio Bustamante, el que influyó en el Congreso después de rebelarse abiertamente, para que lo destituyeran con la acusación de que estaba incapacitado para gobernar. Entonces, tiene que andar a «salto de mata» el depuesto presidente y luego es objeto de un engaño. Le manda la invitación Bustamante, para que se reúna en el barco El Columbus con el marino Picaluga, para tener una plática amistosa y una comida. El navegante lo hace prisionero y es fusilado después de un juicio sumario, bajo los agravantes de rebelión, usurpación y haber querido vender Texas a Estados Unidos.

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